Oración Comunitaria 22/4/2004
ESCUELA DE ORACIÓNOrar en un mundo injusto
64.- Los admirables logros de la humanidad quedan hoy en buena parte empañados por la presencia de graves injusticias. Mientras unos viven en el bienestar y hasta en el derroche, otros sufren pobreza, miseria y hambre. ¿Cómo elevar nuestro corazón hacia Dios desde este mundo injusto?
Orar por y con los pobres
65.-No podemos orar al Padre volviendo las espaldas a los que sufren. Hemos de aprender a orar no sólo por los pobres y desgraciados, sino también a orar con ellos. La oración ha de ayudarnos a combatir nuestra tendencia a huir, casi como por instinto, de la compañía de los que sufren. Nos ha de despertar de la apatía e indiferencia ante el dolor ajeno. Nos ha de acercar a ellos. Es necesario que nos preguntemos si nuestras oraciones personales y comunitarias son encuentro con el Padre de los pobres o palabras con las que tratamos de escapar del riesgo de nuestras responsabilidades. El Dios a quien oramos no olvida jamás al pobre
Oración iluminada por la justicia
Nunca insistiremos demasiado en la advertencia de San Juan: Si decimos que amamos a Dios a quien no vemos y no amamos a los hermanos que tenemos a nuestro lado, somos mentirosos (cfr. 1 Jn 3, 11-18; 4, 11-21). La oración nos ha de ayudar a descubrir nuestro pecado y nuestra complicidad. Ha de fortalecer nuestra resistencia a colaborar con la injusticia. Más aún, nos ha de sensibilizar y comprometer a dar pasos, por pequeños que sean, para hacer un mundo más justo. Aunque no siempre sea la experiencia más gratificante, la lucha por la justicia en sus diferentes formas puede ser hoy el gesto más necesario de amor al ser humano. Desde esa acción puede nuestra oración quedar iluminada de manera nueva. Esa es la promesa de Isaías: si sabes deja libres a los oprimidos, romper cadenas injustas, hospedar a los pobres sin techo, vestir al desnudo, entonces clamarás al Señor, y él te responderá; pedirás auxilio, y te dirá: aquí estoy (Is 58, 9)
Canto: Gloria tibi
SALMO 33, 2-9
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen
y se alegren.
Proclamad conmigo
la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor,
El lo escucha
y lo salva de sus angustias.
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved que bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a El.
Canto: Laudate dominum
NOTICIA
CORRER LA LISTA
(Remedios Murillo)
Llama la atención que, en una sociedad donde se huye del dolor y se busca el placer como medio de conseguir la felicidad del ser humano, sean los fotogramas de una película sobre un ser atrozmente torturado, los que atraigan la atención de todos y ocupen el centro de tertulias, artículos periodísticos y comentarios que han conseguido colocar a la película de 'La Pasión de Cristo' como número uno en cuanto a cifras de recaudación por taquilla. Y es más sorprendente, porque hace sólo dos meses fueron publicados los resultados de una encuesta realizada entre la juventud para conocer los personajes preferidos por ella y los que más influencia tenían en sus modos de vivir. Jesús de Nazaret aparecía muy por debajo de cantantes, actores y personajillos diversos.
Toda crueldad crea rechazo y, pasada la admiración hacia la resistencia heroica del personaje, puede haber una huida del mensaje grandioso y absolutamente liberador, de un ser que no buscaba la muerte ni el sufrimiento, sino que éstos le salieron al encuentro como precio a pagar por una coherencia de vida. Conocerle es mirarse en el espejo de la mejor humanidad y dar el calibre del propio yo, aunque para ello haya que estar dispuesto a la reflexión, a la introspección y a un análisis de nosotros mismos, para el que nos falta valor y nos sobra mucho miedo. Ese reo de tortura, que muere como consecuencia de vivir en absoluta libertad, preferiría que los jóvenes del tercer milenio conocieran su vida al completo. Que conocieran al ser que pretendió enseñar la felicidad que proporciona una vida vivida con y para el amor.
Él fue el hombre libre por excelencia: libre frente a una sociedad cerrada y levítica, libre frente a la ley, libre frente al poder establecido, frente al dinero, libre de todas las glorias y del poder humano, rupturista con las normas y hasta con la religión de su tiempo. Plenamente libre para amar sin medida, con la libertad del que no tiene nada que perder y sí mucho que ganar. Es una provocación, es una 'llamada hacia delante', un ir más allá en el camino de la felicidad. Un abandonar mucho, para encontrarlo todo. Es un grito que dos mil años después sigue siendo atrayente.
Si el ascenso en las listas de popularidad va unido al conocimiento profundo del mensaje que el protagonista pretendió dejar en este mundo, la sangre y el dolor vividos durante la proyección de la película, adquirirán grandeza y significado. Sin ese conocimiento, ese horror sólo nos provocará la náusea y el deseo de bajarnos de un mundo cruel e inhumano.
IDEAL 14/4/04, Pág. 21
Canto: Nada has pensado
EVANGELIO: Jn 3, 16-21
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó a su hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.
Canto: Surrexis dominum vere
Canto de salida: Christus resurrexit