Oración Comunitaria 17/07/2014
ORACIÓN 17 JULIO 2014
Introducción
Hace oír a los sordos, y hablar a los
mudos. Hace soñar a los escépticos y aterrizar a los ingenuos. Hace amar a los
indiferentes y resistir a los frágiles. Hace ver a los ciegos y caminar a los
paralíticos. Hace dudar a los intransigentes y ayuda a encontrar a los que
buscan. Hace reír a los que lloran y llorar a los que matan. Hace vibrar a los
fríos y arriesgarse a los cobardes. Hace estremecerse a los crueles y pone un
canto de esperanza en los corazones tristes. Hace resucitar a los que mueren. Y
allá donde pone su mano, deja una huella de vida.
(José Mª Rodríguez Olaizola)
Con Francisco que fue testigo con su vida de la presencia de Dios, decimos: "Oh alto y Glorioso Dios..."
SALMO 139
Señor, tú me sondeas y me conoces,
tú sabes si me siento o me levanto;
de lejos percibes lo que pienso,
te das cuenta si camino o si descanso,
y todos mis pasos te son familiares.
Antes que la palabra esté en mi lengua,
tú, Señor, la conoces plenamente;
me rodeas por detrás y por delante
y tienes puesta tu mano sobre mí;
una ciencia tan admirable me sobrepasa:
es tan alta que no puedo alcanzarla.
¿A dónde iré para estar lejos de tu
espíritu?
¿A dónde huiré de tu presencia?
Si subo al cielo, allí estás tú;
si me tiendo en el Abismo, estás
presente.
Si tomare las alas de la aurora
y fuera a habitar en los confines del
mar,
también allí me llevaría tu mano
y me sostendría tu derecha.
Si dijera: "¡Que me cubran las
tinieblas
y la luz sea como la noche a mi
alrededor!",
las tinieblas no serían oscuras para ti
y la noche sería clara como el día.
Tú creaste mis entrañas,
me plasmaste en el seno de mi madre:
te doy gracias porque fui formado
de manera tan admirable.
¡Qué maravillosas son tus obras!
Tú conocías hasta el fondo de mi alma
y nada de mi ser se te ocultaba,
cuando yo era formado en lo secreto,
cuando era tejido en lo profundo de la
tierra.
Tus ojos ya veían mis acciones,
todas ellas estaban en tu Libro;
mis días estaban escritos y señalados,
antes que uno solo de ellos existiera.
¡Qué difíciles son para mí tus designios!
¡Y qué inmenso, Dios mío, es el conjunto
de ellos!
Si me pongo a contarlos, son más que la
arena;
y si terminara de hacerlo,
aún entonces seguiría a tu lado.
Noticia: Mensaje del Papa Francisco sobre
movilidad humana y desarrollo.
La globalización es un fenómeno que nos
interpela, especialmente en una de sus principales manifestaciones como lo es
la emigración. Se trata de uno de los “signos” de este tiempos que vivimos y
que nos recuerdan las palabras de Jesús “¿Por qué no juzgan ustedes mismos lo
que es justo?” (Lc. 12,57). No obstante el gran flujo de migrantes presentes en
todos los Continentes y en casi todos los Países, la migración es vista aún
como emergencia, o como un hecho circunstancial y esporádico, mientras se ha
convertido ya en un elemento característico y en un desafío de nuestras
sociedades.
Es un fenómeno que trae consigo grandes
promesas junto a múltiples desafíos. Muchas personas obligadas a la emigración
sufren y, a menudo, mueren trágicamente; muchos de sus derechos son violados,
son obligados a separarse de sus familias y lamentablemente continúan siendo
objeto de actitudes racistas y xenófobas.
Frente a tal situación, repito aquello
que he tenido oportunidad de afirmar en el Mensaje para la Jornada mundial del
Migrante y del Refugiado de este año: “Es necesario un cambio de actitud hacia
los migrantes y refugiados por parte de todos; El paso de una actitud de
defensa y de miedo, de desinterés o de marginación – que, al final, corresponde
precisamente a la “cultura del descarte” – a una actitud que tenga a la base la
“cultura del encuentro”, la única capaz de construir un mundo más justo y
fraterno, un mundo mejor”.
Me urge, además, llamar la atención sobre
decenas de miles de niños que emigran solos, no acompañados, para escapar a la
pobreza y a las violencias: esta es una categoría de migrantes que, desde
Centro América y desde México, atraviesa la frontera con los Estados Unidos de
América en condiciones extremas, en busca de una esperanza que la mayoría de
las veces resulta vana. Ellos aumentan día a día. Tal emergencia humanitaria
reclama en primer lugar intervención urgente, que estos menores sean acogidos y
protegidos. Tales medidas, sin embargo no serán suficientes, sino son
acompañadas por políticas de información sobre los peligros de un viaje tal y,
sobre todo, de promoción del desarrollo en sus países de origen.
Es, finalmente necesario, frente a este
desafío, llamar la atención de toda la comunidad internacional para que puedan
ser adoptadas nuevas formas de migración legal y segura.
Evangelio: Lc 9, 10-13
Cuando los apóstoles regresaron, le
contaron cuanto habían hecho. Y él, tomándolos consigo, se retiró aparte, hacia
una ciudad llamada Bestsaida. Pero las gentes lo supieron, y le siguieron; y
él, acogiéndolas, les hablabla acerca del Reino de Dios, y curaba a los que
tenían necesidad de ser curados. Pero el día había comenzado a declinar, y
acercándose los Doce, le dijeron: «Despide a la gente para que vayan a los
pueblos y aldeas del contorno y busquen alojamiento y comida, porque aquí
estamos en un lugar deshabitado.»
El les dijo: «Dadles vosotros de comer.»
Salida
Sal y Luz yo seré, Jesús, con tu palabra
y amor, con tu vida y tu verdad, con tu presencia y tu alegría. Sal y Luz yo
seré, Jesús, dando amor a los demás, perdonando las ofensas, llevando alegría
ante la tristeza. Sal y Luz yo seré, Jesús, escuchando y animando, empujando y
levantando, creyendo y esperando, Sal y Luz yo seré, Jesús.
Con Francisco terminamos diciendo: Te adoramos Señor Jesucristo, ...