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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 10/10/2013

Escuela de Oración: Pobreza.

Con motivo de la SEMANA DE MOVILIZACIÓN CONTRA LA POBREZA, que se celebra del 7 al 20 de octubre bajo el lema “Contra la riqueza que empobrece, actúa”, nos sumamos  con ésta celebración comunitaria de Oración, dentro de las diversas actividades que se van a organizar por todo el territorio nacional y en el marco común de la lucha contra la pobreza.

al escándalo de que 1.300 millones de toneladas de alimentos se tiren cada año a la basura, urge recordar a la sociedad, a los Gobiernos y a los organismos que otro modelo económico y otra realidad son posibles.

Comencemos hermanos que hasta ahora poco o nada hemos hecho, nos unimos con Francisco a orar juntos al Padre diciendo: Oh Alto y glorioso Dios…

Lectura A.T.: Isaías 61

¡El Espíritu del Señor Yavé está sobre mí! sepan que Yavé me ha ungido. Me ha enviado con un buen mensaje para los humildes, para sanar los corazones heridos, para anunciar a los desterrados su liberación, y a los presos su vuelta a la luz.

Para publicar un año feliz lleno de los favores de Yavé, y el día del desquite de nuestro Dios. Me envió para consolar a los que lloran y darles (a todos los afligidos de Sión) una corona en vez de ceniza, el aceite de los días alegres, en lugar de ropa de luto, cantos de felicidad, en vez de pesimismo. Les pondrán el sobrenombre de «Encinas de Justicia», «los que Yavé plantó para su gloria.»

Reconstruirán las viejas ruinas, levantarán de nuevo los edificios caídos del pasado, restaurarán las ciudades en ruinas, las construcciones que permanecen por siglos destruidas.

Vendrán extranjeros a cuidar de sus rebaños y a trabajar en sus campos y en sus viñas.

Y ustedes serán llamados «sacerdotes de Yavé» y los nombrarán «ministros de nuestro Dios». Ustedes vivirán a expensas de las naciones y se aprovecharán de su lujo.

Por haber sido tan grande su humillación y no haberles tocado más que insultos, su suerte se restablecerá. Recibirán en el país de ellos el doble de todo y nunca se terminará su felicidad.

Pues como yo, Yavé, amo la justicia y odio el robo y el crimen, les entregaré sin falta su recompensa y haré con ellos un contrato que durará siempre.

Sus hijos se harán famosos entre las naciones y sus nietos, en medio de los pueblos. Todos los que los vean reconocerán que son una raza bendecida de Yavé.

Salto de alegría delante de Yavé, y mi alma se alegra en mi Dios, pues él me puso ropas de salvación y me abrigó con el chal de la justicia, como el novio se coloca su corona, o como la esposa se arregla con sus joyas.

Pues así como brotan de la tierra las semillas o como aparecen las plantitas en el jardín, así el Señor Yavé hará brotar la justicia y la alabanza a la vista de todas las naciones.

Noticia: Lampedusa y los Nadie

He vivido muy de cerca el drama. He escuchado el estruendo del pánico de mujeres y niños revuelto con el aquelarre de olas gigantes que engullen seres humanos como cualquiera le da un bocado a una sardina. El horror de Lampedusa es ya un olvido. Se quedó corto el Papa Francisco al calificarlo de «vergüenza». Lo sucedido es abyecto, infame, indecente, obsceno, abominable, degradante. Ante el horror, los dirigentes políticos europeos van tan descuidados, los tíos.

Pero no se trata solo de Lampedusa. No se trata solo del Mediterráneo. Lo mismo sucede en el Estrecho y en el Atlántico. Todas estas aguas han engullido en el último cuarto de siglo más de 50.000 seres humanos. Aunque nunca sabremos de verdad la cifra real. Ni siquiera somos capaces de elaborar este censo de luto. Son aguas con olas que convierten la mar en un cementerio del oprobio para el primer mundo. Decenas de miles de personas, niños, mujeres y hombres que malviven en sus países comiendo mierda y se juegan el pellejo porque, si llegan a la costa, tienen fe en que nuestra mierda sepa mejor. En manos de unos competentes canallas dedicados al tráfico de seres humanos se embarcan en viajes que en el mejor de los casos, si no se los jala el agua del mar, darán con sus huesos en un campo de internamiento, en la mísera clandestinidad de la vida sin derechos o directamente en la trena. En sus países de origen, los nadie, aquellos nadie de los que escribió Galeano, comparten afanes, pobreza y peligros. Sueñan con salir de pobres y con que llueva a cántaros la buena suerte, pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana ni nunca. Los nadie, los hijos de nadie, los dueños de nada, los ninguneados, los jodidos, los rejodidos, viven gobernados por tiranos corruptos y sanguinarios. Controlados por policías costeros que se forran mirando para otro lado. Terminan en manos de mafias que los tratan como mercancía y los embarcan en una travesía hacia el infierno en condiciones de viaje insufribles. Y los gobiernos y buena parte de los ciudadanos del primer mundo bandean cada catástrofe con buenas palabras que tranquilizan sus conciencias. Y los nadie siguen muriendo la vida. Peor que perros.
Ya sé que hay héroes del mar, funcionarios y voluntarios que hacen lo que pueden. Lo contaba el domingo en ABC Ángel Expósito, siempre atinado. La Armada Española, la Guardia Civil, Salvamento Marítimo, Cruz Roja y algunos más cuentan con héroes que salvan a muchos. En silencio. Conozco personalmente a varios y he vivido junto a ellos un rescate de 42 personas, entre ellas un hermano mío del alma, en la costa mauritana. Tienen mi respeto y mi admiración. Pero no es suficiente. No podemos esperar a la próxima. Es intolerable e insoportable el volumen de ese cementerio acuático. Es un reto pendiente para el primer mundo en el que vivimos. Nuestra pobreza de hoy es una risa comparada con la miseria de los nadie. Los prebostes del G-20 y toda esa mandanga deberían ponerse manos a la obra. Aunque no va a suceder. Pero si cada día se lo recordamos, cada día, no cada día de catástrofe, igual llega la hora en que recuperamos nuestra dignidad. Esa dignidad que yo envidio de los nadie, que la tienen de sobra.

Evangelio: Lucas 7, 18-23

Los discípulos de Juan le dieron las nuevas de todas estas cosas. Y llamó Juan a dos de sus discípulos, y los envió a Jesús, para preguntarle: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?

Cuando, pues, los hombres vinieron a él, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti, para preguntarte: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?

En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la vista.

Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio; y bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí.

 Peticiones.

Acción de Gracias.

Padrenuestro.

Salida.

En marcha pues hermanos, ahora nos toca movilizarnos, actuar, salir a la calle a dar testimonio de la fraternidad y dimensión universal de nuestro compromiso cristiano, pues a pesar de la crisis que estamos sufriendo en nuestro país, la Cooperación al Desarrollo sigue siendo necesaria para los 1.300 millones de personas que viven en una situación de pobreza extrema en todo el mundo.

Con Francisco acabamos cantando: Te adoramos…