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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 01/05/2014

1.-ESCUELA DE ORACIÓN: DE LA CARTA DE PASCUA DE SEVE:
Estamos alegres porque Cristo ha resucitado. Somos bienaventurados. Las bienaventuranzas son más “gracia” que “exigencia”. En un principio todo es gracia; es Palabra de Dios que llama, bondad de Dios que ayuda. Por eso se llaman “dichosos a los pobres”. El Dios de Jesús se ha revelado para ellos de una forma salvadora.
Pero luego todo es exigencia: quien escucha la Palabra de Dios, quien se ha dejado transformar por su llamada y por su gracia, se convierte en hombre nuevo. Su vida es diferente, su camino es un esfuerzo por hacer presente el Reino. En el Evangelio tenemos todas las luces y todas las fuerzas necesarias para crear al hombre nuevo y al mundo nuevo. Se puede decir que el que es pobre, pasa hambre, llora…, lo hace porque cree, ama y se entrega. Por eso vive una presencia habitada.
En esta jornada en que se nos invita a reflexionar sobre el mundo del trabajo y el trabajador en situación tan precaria hoy día y en vísperas de la exaltación de la Cruz que nos salva, hoy traemos a nuestra oración la esperanza que nos trae Cristo Resucitado para todos aquellos que son explotados y humillados, para los que son marginados, para tantos crucificados. Ante la presencia radiante y redentora del Resucitado de San Damián triunfante sobre la Cruz, vamos a dejarnos iluminar por su Palabra para salir al mundo a liberar ataduras, aliviar sufrimientos, a compartir los dones,… y desbordantes de gozo como Francisco decimos: Oh alto y glorioso Dios…

2.- SILENCIO

3.-CANTO:  
Crucem tuam, adoramus Domine. Resurrectionem tuam laudamos Domine. Laudamus et glorificamus. Resurrectionem tuam, laudamus Domine

4.-SALMO 66
El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación.
Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra.
La tierra ha dado su fruto,  nos bendice el Señor, nuestro Dios.Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,que todos los pueblos te alaben.

5.-SILENCIO

6.-CANTO:  
Adoremus te Jesu Christe, alleluia, alleluia (**) Et laudemus te Jesu Christe, et laudemus te, alleluia
(también: laudate, omnes gentes, laudate Dominum)

7.-NOTICIA: ¿CUÁN­TO VA­LE UN TRA­BA­JA­DOR? 'ABC .Isabel Sansebastián.
SI medimos el valor de un «producto» (en este caso un ser humano) exclusivamente por su precio, un trabajador medio español vale unos 1.600 euros brutos al mes; esto es, algo más de 1.300 netos, un 0,6 por ciento menos de lo que valía hace un año, que se eleva al 2,3 por ciento menos si empezamos a contar desde el arranque de la crisis en 2008. Si nos atenemos al criterio de la oferta y la demanda, la depreciación es aún mayor. En los últimos cinco años se han destruido 3,75 millones de puestos de trabajo, hasta completar la cifra de cinco millones ochocientas noventa y seis mil trescientas almas vagando actualmente en pena de oficina en oficina de empleo en busca de una colocación. El trabajo se ha convertido en un bien tanto más escaso cuanto abundante es la mano de obra forzosamente ociosa, hasta rebajar el coste de esta última a niveles rayanos en lo inaceptable. En la compleja ecuación que configura el modelo español de producción, el trabajador es un elemento cada vez más irrelevante, lo que seguramente explica por qué nuestra economía no termina de despegar.
Hasta la fecha, sin diferencias reseñables en función del partido que ocupara La Moncloa, el gran «pagano» de la crisis ha sido el trabajador. Lo mismo con el PP que con el PSOE. Más allá de sus declaraciones, ni uno ni otro han movido un dedo por repartir el coste de la crisis de manera más equitativa, a fin de redistribuir su peso y hacerlo soportable para todos. En la lucha encarnizada e inevitable por ganar competitividad en un mercado globalizado, el trabajador ha sido la carne de cañón cuya sangre ha permitido avanzar al grueso del ejército. Únicamente los costes salariales han aliviado la presión de las empresas españolas. Ni se han reducido los impuestos, ni las cargas sociales ni tampoco los precios de la energía, que siguen progresando al alza. El Estado no ha dejado de gastar muy por encima de sus posibilidades, sometiéndonos a una presión fiscal brutal, incompatible con el ahorro e incluso con el consumo mínimo vital para hacer girar la rueda económica. Las compañías del Ibex no han reducido su tamaño, y mucho menos sus beneficios. Ha sido el trabajador (ya fuera asalariado o autónomo) quien se ha llevado la peor parte, no solo al empobrecerse, sino al asistir, impotente, a la depreciación sostenida de su función y de su autoestima, en una espiral perversa a la que no se divisa un final.
Salvo contadas excepciones de excelencia y/o posición social, el criterio prácticamente único que prevalece hoy en la contratación de un trabajador es que salga barato y esté dispuesto a «echar» todas las horas que se le pidan. Su cualificación, experiencia o iniciativa no solo no cuentan como atributos a su favor, sino que a menudo constituyen un lastre. Con una miopía digna de esta nación empeñada en suicidarse, el mercado laboral desprecia el talento y la fidelidad a la empresa al tiempo que minimiza la calidad de la mano de obra, obsesionado con la necesidad de ahorrar en sueldos. Y así nos va en demasiados casos.
Los sindicatos, que hoy saldrán a la calle a decir muchas de estas cosas, habrían debido poner pie en pared hace tiempo. Suya era la responsabilidad de exigir mayor y mejor educación, formación profesional, adaptación de estas a la realidad laboral española y fomento de una cultura del trabajo que aquí deja mucho que desear tanto por parte de los empleadores como por la de los empleados. Suya era la obligación de velar por los intereses de aquellos a quienes dicen representar. Pero estaban demasiado ocupados haciendo política en favor de sus «partidos hermanos», garantizándose las subvenciones multimillonarias que les permiten vivir espléndidamente a costa del sistema o directamente urdiendo fraudes. 

8.-SILENCIO 

9.-CANTO: 
Solo con tu amor, Señor, podré vivir tu justicia; solo con tu justicia, podrá llegar tu Reino. Siembra en mí, Señor, amor y sed de justicia

10.-EVANGELIO Mt 11, 25-30 (OPCIÓN A)
Dijo Jesús: “Padre, Señor del cielo y de la tierra, te doy gracias porque has ocultado todo esto  a los sabios y entendidos y se lo has revelado a los sencillos. Sí, Padre, así lo has querido tú. Mi Padre lo ha puesto todo en mis manos y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre; y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo  y aquellos a quienes  el Hijo quiera revelárselo. ¡Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os daré descanso! ¡Poned mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy sencillo y humilde de corazón! Así encontraréis descanso para vuestro espíritu, porque mi yugo es fácil de llevar, y mi carga ligera

11.-SILENCIO 

12-CANTO: 
(OPCIÓN A)Me volveré a ti, mi Señor, y solo en ti apoyaré, descansaré mi vida
(También : Mon ame se repose en paix sir Die seul…

10.-EVANGELIO  Jn 6, 1-15 (OPCIÓN B)
Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia Él mucha gente, dice a Felipe: «¿Dónde vamos a comprar panes para que coman éstos?». Se lo decía para probarle, porque Él sabía lo que iba a hacer. Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco». Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?». Dijo Jesús: «Haced que se recueste la gente». Había en el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos cinco mil. Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda». Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. Al ver la gente la señal que había realizado, decía: «Éste es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo». 

12.-CANTO: (OPCIÓN B)
Ven, no apartes de mi los ojos, te llamo a ti, te necesito, para que se cumpla en el mundo el plan de mi Padre 

13.-ORACIÓN DE LOS FIELES 

14.-PADRE NUESTRO. 

15.-ORACIÓN FINAL:
Te pedimos, Señor, que los dones recibidos en esta Pascua den fruto abundante en toda nuestra vida. Que la alegría de saber que has vencido a la muerte, se desborde en toda nuestras acciones y sepamos ser para el mundo de hoy anunciadores de Buena Noticia. Que nuestras pequeñas cruces florezcan y sean, por medio de tu Espíritu, fuente de vida. Digamos con Francisco: Te adoramos…
CANTO:
Jubilate Deo, omnis terra. Servite, Domino in laetitia, aleluya