Oración Comunitaria 02/01/2014
“ORACION
2 ENERO 2014”
ESCUELA
DE ORACIÓN:
En este primer jueves del año, nos reunimos para orar en comunidad; con la intención de orar por todas las necesidades del mundo: por los niños, los enfermos, los ancianos, los que están solos, por la pobreza, por las familias que pasan por un difícil momento, por tantas situaciones de falta de libertad, por la pobreza, y en especial por la paz en el mundo.
En este principio de año, seguimos con las
actitudes en la oración. Hoy escuchamos acerca de “LA SENCILLEZ”
Decía San Francisco de Sales: “Si el corazón vaga o está distraído, céntralo de nuevo suavemente y
vuelve a ponerlo tiernamente en
presencia de su Señor. Y aunque lo único que hagas durante todo el
tiempo no sea más que volver a centrar tu corazón y situarlo de nuevo en
presencia de nuestro Señor, aunque vuelva a vagar cada vez que vuelvas a
centrarlo, tu tiempo habrá estado bien empleado”
Una de las decisiones más difíciles del inicio
de la vida de oración es iniciarla.
¿Qué podemos hacer nosotros para salvar el
abismo que se abre en la vida entre el yo y Dios? Y no somos los primeros a
quieres ese abismo confunde. <<Señor, enséñanos a orar>>, decían
los apóstoles. La respuesta que obtuvieron, aunque absolutamente sencilla,
suela pasarse por alto.
Jesús no respondió a su pregunta con una lista
de normas de comportamientos, de ritos o de gestos. Sin embargo, sí requirió
cinco actitudes:
<<Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre…>>
La primera actitud consiste en ser consciente
de la naturaleza de Dios. Dios, dice Jesús, ha de ser santificado. Reverenciado,
Honrado, Alabado. Visto como el Otro eterno. Más allá de nosotros. Por encima
de nosotros. Aquel que trasciende todo lo negativo de la vida.<<Venga a nosotros tu Reino, hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo>>
La segunda actitud que Dios pide es aceptar la
voluntad de Dios aquí y ahora y siempre. Debemos introyectar los valores
queridos por Dios si deseamos ser plenamente humanos.
<<Danos hoy nuestro pan de cada
día>>
La tercera actitud que Jesús aconseja a los
apóstoles es la dependencia de Dios para que él nos otorgue lo que necesitamos
aunque nosotros no sepamos qué es Jesús nos induce a comprender que lo que
llega a nosotros en la vida y que no puede ser corregido en eses momento es,
precisamente, un don de Dios, aunque nosotros ahora no lo veamos con claridad.
<<Perdona nuestras ofensas como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden>>
La cuarta actitud necesaria para orar es el
reconocimiento de estar necesitados de perdón. Acudir a Dios pidiendo una
gracia que negamos a los demás equivale a romper el lazo de amor al que nos
une, del mismo modo que como nos une a su ser divino.
<<No nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal>>
La quinta actitud básica en la oración
cristiana, nos dice Jesús, es el deseo de vivir una vida creyente como es
debido. Lo que equivale al reconocimiento de nuestra humanidad y nuestras
limitaciones, y supone también ser conscientes de las debilidades naturales.
Esta actitud nos recuerda quiénes somos realmente.
Esta sencillez en la oración consolida la
relación entre el alma que se conoce a sí misa y el dios creador que también la
conoce. Consiste siempre y únicamente en volver el corazón, una y otra vez, a
la llamada de Dios a la reverencia, la aceptación, la confianza, el perdón y la
dedicación al bien.
Así hoy
queremos presentarnos al Padre en este nuevo año y pedir por todos los
proyectos que guiados por él estamos pendientes de llevar a cabo, pedir por
todos los pueblos, por los gobernantes, los pobres, los refugiados, los niños y
las familias. Y en especial por la Paz, fundamental para la convivencia de
todos.
Con la sencillez del corazón que Francisco
vivía con pasión y así transmitía en su vida, queremos nosotros empezar esta
oración, diciendo: “Oh alto y Glorioso Dios”
ANTIGUO TESTAMENTO: ISAIAS 60,1-6
¡Levántate,
brilla Jerusalén, que llega tu luz
y la gloria del Señor brilla sobre ti!
Mira: las tinieblas cubren la tierra
y la oscuridad los pueblos,
pero sobre ti brillará el Señor
y su gloria aparecerá sobre ti.
Y caminarán los pueblos a tu luz
los reyes al esplendor de tu aurora.
Levanta la vista en torno, mira:
todos esos se han reunido, vienen a ti;
tus hijos llegan de lejos
a tus hijas las traen en brazos.
Entonces lo verás radiante de alegría;,
tu corazón se asombrará, se ensanchará,
cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar
y te traigan la riqueza de los pueblos.
Te inundará una multitud de camellos,
de dromedarios de Madián y de Efá.
Vienen todos de Saba,
trayendo oro e incienso,
proclamando las alabanzas del Señor
NOTICIA: El Papa defiende la necesidad de un compromiso
común para alcanzar una sociedad más justa
El Papa en
la primera
eucaristía de 2014 en la que la Iglesia celebra a Santa María Madre de Dios y al mismo tiempo la 47ª Jornada Mundial de la
Paz, dijo que "Madre de Dios. Este
es el título principal y esencial de la Virgen María. Es una cualidad, un
cometido, que la fe del pueblo cristiano siempre ha experimentado, en su tierna
y genuina devoción por nuestra madre celestial"; A ella confiamos nuestro
itinerario de fe, los deseos de nuestro corazón, nuestras necesidades, las del
mundo entero, especialmente el hambre y la sed de justicia y de paz.
En este sentido señaló que estamos
llamados a darnos cuenta de la violencia y de la injusticia presentes en tantas partes del mundo, que no nos pueden "dejar indiferentes e
inmóviles" porque "es
necesario un compromiso
de todos para construir una sociedad más justa y solidaria". Francisco habló así antes del rezo del
Ángelus a los participantes en la Marcha de la Paz, promovida por
la comunidad católica de San Egidio, con motivo de la 47ª Jornada Mundial de la Paz, con el lema "Fraternidad, fundamento y
camino para la paz", basada en el mensaje papal publicado el pasado 12 de
diciembre. Un mensaje que, según dijo el pontífice, tiene como base la
convicción de que todos somos hijos del único Padre del cielo, "formamos parte de la misma
familia y compartimos un destino común". Francisco
insistió en "la responsabilidad de obrar con el fin de que el mundo se
convierta en una
comunidad de hermanos que se respetan, se aceptan en su diversidad y se cuidan
unos a los otros". Relató que
había recibido una carta de un señor que hablando sobre las guerras le
preguntaba qué estaba sucediendo en el corazón del hombre, una pregunta que
hacía suya y repitió dos veces: "Ya es hora de parar" (la guerra).
Agregó que de cada ángulo de la tierra los creyentes elevan "una oración
para pedir al Señor el
don de la paz y la capacidad de
llevarla a cada rincón". En este primer día del año -añadió-, el Señor
"nos ayuda a encaminarnos todos con más decisión en el camino de la
justicia y de la paz". Para el Obispo de Roma, la paz requiere la fuerza
de la docilidad, la fuerza no violenta de la verdad y del amor.
En la Madre del Redentor -sostuvo el Papa- confiamos "el grito de paz de la población
oprimida por la guerra y por la violencia para que el coraje del diálogo y de la reconciliación prevalezca sobre la
tentación de la venganza, de la prepotencia, de la corrupción", asintió. A
ella le pedimos que el Evangelio de la fraternidad, anunciado y testimoniado
por la Iglesia, "pueda hablar a cada conciencia y abatir los muros que impiden a
los enemigos reconocerse como hermanos".
EVANGELIO: Juan 15, 12-17
Este es mi mandamiento:
Amaos los unos a los otros, como yo os he
amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Vosotros sois mis
amigos si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo servidores, porque el
servidor ignora lo que hace su señor; yo os llamo amigos, porque os he dado a
conocer todo lo que oí de mi Padre.
No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he
elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que
vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre
os lo conceda. Lo que os mando es que os améis los unos a los
otros.
SALIDA: La oración debe brotar de la sencillez del corazón y de la vida, y debe brotar vida de nuestra oración para que llevemos a Dios y su mensaje de paz, de amor, de reconciliación y de compartir, a todos los hermanos cada día estemos donde estemos. Terminamos, con la oración de San Francisco por la Paz diciendo: Señor, haced de mí un instrumento de tu paz. Que allí donde haya odio, ponga yo amor, donde haya ofensa, ponga perdón, donde haya discordia, ponga unión, donde haya error, ponga verdad, donde haya duda, ponga fe, donde haya desesperación, ponga esperanza, donde haya tinieblas, ponga vuestra luz, donde haya tristeza, ponga yo alegría. Oh Maestro, que no me empeñe tanto en ser consolado como consolar; en ser comprendido, como comprender; en ser amado, como amar; pues dando, se recibe; olvidando, se encuentra; perdonando, se es perdonado; muriendo se resucita a la vida eterna.