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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 26/12/2013

Escuela de Oración:
Traemos hoy a la escuela de oración una actitud orante muy propia de la Navidad: la Humildad.
Pasamos tanto tiempo en la vida pretendiendo ser Dios que muchas veces nos resulta difícil recordar que no lo somos. Lo proclamamos ante los compañeros de trabajo, se lo recordamos a la familia cada día, lo manifestamos insistentemente ante nuestros amigos con nuestras historias de victorias sobrenaturales sobre niños pequeños, vendedores y vecinos. Incluso en las primeras fases del encuentro de oración, llevamos con nosotros la misma actitud imperiosa y alterada. Ordenamos a las personas y las cosas que satisfagan nuestros deseos y hagan que nuestro mundo sea perfecto. Y esperamos secretamente que Dios haga lo mismo. En el Padre nuestro repetimos a diario “hágase tu voluntad…” cuando muchas veces no tenemos la más mínima intención de que se haga otra cosa que no sea nuestra voluntad. Llega el momento en que nos encontramos frente a muros que no podemos mover. Tenemos un hijo que necesita cuidados especiales  ahora mismo y que necesitará  una atención especializada toda la vida. Perdemos los ahorros de toda la vida, y nuestros planes de jubilación se van con ellos. Desarrollamos una enfermedad crónica que no acabará con nuestra vida pero sí la limitará enormemente. Vemos como se desploma nuestro negocio sin culpa por nuestra parte, pero sin poder hacer nada para salvarlo,…
Y entonces vemos que somos personas distintas. Nos hemos convertido en esos mendigos espirituales a los que no entendíamos, excepto porque incluso mendigar es ya inútil, y somos conscientes de ello.
¿Por qué orar, pues, en momentos como estos? En realidad ¿por qué tomarse la molestia de hacerlo?.
Estas preguntas son importantes. Posiblemente no haya nada que enseñe a orar más rápida y efectivamente  que pensar que no hay nada por lo que se pueda orar. Estamos perdidos en la tierra de quienes no tienen adónde ir, si no es a Dios, y no con el propósito de cambiar las circunstancias de nuestra vida, sino toda nuestra actitud ante la misma.
Ahora aprendemos con el corazón atribulado que la mera gracia de existir puede ser una de las mayores gracias de la vida. En los brazos silenciosos de Dios descubrimos que basta con ser amado, que basta con ser comprendido, en lugar de “salvado” de cosas que constituyen su propia forma de salvación.
La enfermedad nos salva de glorificar los cosméticos de la vida. La necesidad nos salva de aislarnos del resto de mundo. Las limitaciones ajenas nos salvan del egocentrismo. La impotencia nos salva de los males de la arrogancia.
Cuando vamos a orar, no vamos, pues, a que se nos cenceda algo, sino a estar en paz, a sentir en nuestro corazón la aceptación, a convertirnos en la calma que está calmando. La humildad nos convierte en personas que escuchan y al escuchar cuanto nos sucede, encontramos la palabra de Dios para nosotros.
El Niños Jesús, desde la humildad de su pesebre y de su familia nos enseña a ser humildes,a ponernos en manos de Dios Padre, a pedirle que nos ayude a entender en cada momento qué espera de nosotros. Con Francisco, que supo ver siempre en la pequeñez del Niño-Dios, delicado, frágil, tierno, humilde, la grandeza del Dios todobondadoso que nos quiere hasta llamarnos hijos suyos, comenzamos diciendo: Oh, Alto…

Is 9,1-3.5-6: Un hijo se nos ha dado.
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierra de sombras, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín. Porque la vara del opresor, y el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebraste como el día de Madián.
Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: lleva a hombros el principado, y es su nombre: "Maravilla de Consejero, Dios guerrero, Padre perpetuo, Príncipe de la paz." Para dilatar el principado, con una paz sin límites, sobre el trono de David y sobre su reino. Para sostenerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho, desde ahora y por siempre. El celo del Señor de los ejércitos lo realizará.

Noticia:
Opción A: Je­sús na­ce pa­ra to­dos (un resumen de los siguientes artículos)
«Es­tar con los más po­bres es la ma­ne­ra que eli­jo de ce­le­brar la Na­vi­dad, por­que lo que se fes­te­ja es que el Se­ñor vie­ne a po­ner su Mo­ra­da en­tre no­so­tros, y lo ha­ce na­cien­do en un es­ta­blo», afir­ma  Tís­car Es­pi­ga­res, res­pon­sa­ble de la Co­mu­ni­dad de San Egidio en Madrid
Como cada año, desde hace más de dos decenios, Tíscar Espigares se prepara para celebrar la Navidad con sus amigos de Madrid, «los más pobres entre los pobres». Junto a un centenar de voluntarios más, dejan la comida copiosa y la reunión familiar del día de Navidad para celebrar una gran fiesta con personas sin hogar, ancianos que viven solos y familias de barrios pobres. Desgraciadamente, en ocasiones, ese mensaje queda empañado por «la venta de estos días como una fiesta en las que se celebra, únicamente, la felicidad y la alegría, con la familia reunida, en torno a luces de neón y compras. Para el que está solo, la tristeza pesa ochenta veces más».
El día de Navidad, debería ser un día alegre para todos, porque «Dios se hace Niño. Pero, para los que están solos, si esa noticia viene acompañada de saberse amados también en la tierra, la alegría se triplica».  «el año pasado nos juntamos más de 1.500 personas, entre pobres y voluntarios».  «Llevamos 25 años en Madrid, repartiendo comida caliente en la calle, a ancianos en nuestra sede de la calle Verónica, y en el barrio de Pan Bendito. En todo este tiempo, hemos hecho muchos amigos que vienen a comer el día 25».
Una de las partes más importantes de esta fiesta navideña es que, cada uno de los asistentes, es llamado por su nombre: «Tienen su invitación nominal, y un regalo nuevo, pensado especialmente para cada uno, con su nombre escrito en el paquete». Este pequeño detalle es la revolución de la noche: «Recuerdo un año que un hombre vino y nos dijo: Este regalo viene de Dios, porque sólo Dios conoce mi nombre ». Una apreciación que a nosotros nos puede parecer mínima, pero que, para las personas que viven solas o en la calle, «es un mundo, porque nadie les nombra, y si nadie te llama por tu nombre, es como si no existieras..

Navidad de entrega y servicio
En el emblemático comedor de Sol, las colas rutinarias se ensanchan los días 24 y 25, llegando a las 360 personas, para recibir «un desayuno especial, cargado de comida y de dulces, porque, además de dar la Buena Noticia, estos días intentamos cuidarles más, también con detalles», afirma el religioso. El padre Paulino se reconoce «muy feliz celebrando la Navidad entre los más pobres, porque comparto el calor del Nacimiento de Jesús con los que más lo necesitan. Es necesario que, entre tanto mensaje efímero, volvamos a celebrar una Navidad de entrega y servicio».
Por eso, después de repartir centenares de desayunos, se va a la cárcel de Soto del Real, donde es capellán. «El día 24, visito a los presos que están en peor situación. Luego, el 25, celebramos dos Misas por la mañana, y por la tarde estoy con los presos en celdas de aislamiento». El trinitario reconoce que en la cárcel se respira un ambiente de gran tristeza durante los días navideños –«ojalá no existieran estos días», le dicen muchos–, pero los que son católicos viven, meses antes, deseosos de que llegue el día 25 para ir a Misa. De hecho, cerca de 400 reclusos, ese día, celebran, junto al Señor y al padre Paulino, la Navidad.

Una po­sa­da en Ma­drid
Co­mo cuan­do na­ció Je­sús, hoy tam­bién se cie­rran mu­chas puer­tas a las ma­dres que ne­ce­si­tan una mano ten­di­da pa­ra traer a su hi­jo al mun­do. Pe­ro hay al­gu­nas po­sa­das abier­tas. En ellas, «es Na­vi­dad todo el año»
«Aquí es Navidad todo el año». Es el día a día en el piso en el que la Fundación María Ayuda acoge a mujeres embarazadas. En ocho años, han pasado por él más de 40 mujeres. Cuando el resto del mundo les cerraba las puertas, Mercedes, la responsable, se ha convertido para ellas en una madre que las acompaña durante el embarazo, les enseña a cuidarse y cuidar de su hijo, les da formación humana, y también está ahí en el parto. «Es muy gratificante ver llegar al mundo nuevas vidas. Pero también muy duro». Las chicas tienen historias tan tremendas como la de las recién llegadas: una menor embarazada y su hermana mayor, a las que les extraña poder moverse por la casa, acostumbradas a no salir de su cuarto por miedo a su padre; o la de Ainhara, que, con 18 años, se quedó en la calle por no querer abortar. Para que salgan adelante, Mercedes cuenta con todo el equipo de la Fundación y, sobre todo, «con la ayuda de Arriba».
Esta misma certeza se la transmite a las chicas. «Me dicen: ¡Qué suerte encontrar esta casa! Y les respondo que han llegado aquí porque Dios y María les van abriendo caminos». Sobre la casa vela, protectora, la entrañable imagen de la Virgen con el Niño en brazos. La misma que Mercedes les entrega al llegar, para que las proteja».
En un ambiente así, estas semanas son especiales. «Como para mí significa tanto la Navidad –cuenta Mercedes–, intento que ellas vivan y celebren el nacimiento de Jesús. Les explico por qué nace, y las animo a preparar su corazón». Se intenta que pasen el día 25 con su familia, «pero siempre celebramos una Misa unos días antes, también con las chicas que ya han dejado la casa.

Gran­des chefs co­ci­na­rán pa­ra per­so­nas sin ho­gar
'ABC (Madrid) - Alfa y Omega' - 2013-12-19
Me­dia do­ce­na de pres­ti­gio­sos maes­tros de la al­ta co­ci­na se re­unieron en Ma­drid, el 22 de di­ciem­bre, pa­ra pre­pa­rar de for­ma gra­tui­ta una ce­na de Na­vi­dad que re­uni­ó en torno a la me­sa a 500 per­so­nas sin ho­gar, fa­mi­lias en si­tua­ción de po­bre­za, in­mi­gran­tes sin papeles,…
La noche del 22 de diciembre, David Muñoz no cocinó para los clientes del establecimiento que regenta en Madrid y que acaba de ser distinguido con la tercera estrella de la Guía Michelin, sino para gente que no puede acudir ni a éste ni a ningún otro restaurante. Esa noche, sus comensales son hombres y mujeres en situación de extrema necesidad, que viven en casas de acogida o en la calle, inmigrantes sin trabajo, víctimas del infierno de la droga, menores que cumplen condena en un centro de infractores…; en total, medio millar de personas que no podrían celebrar una cena de Navidad ni aunque quisieran.
La insólita cita, que lleva por nombre Te invito a cenar ha sido ideada por varias ONG y asociaciones agrupadas en la Compañía de las Obras, que trabajan cada día acompañando y ayudando a personas que atraviesan graves dificultades.
César Senra, uno de los impulsores de la propuesta, explica cuál es el objetivo de Te invito a cenar: «Queremos compartir con toda la gente a la que ayudamos ese momento especial, y que sea también algo visible a los ojos de la ciudad.
Por su parte, Manuel Eusebio, responsable del Banco de Solidaridad, señala cuál fue la chispa que inspiró la iniciativa: «El Papa Francisco dijo, hace unos meses, que su única preocupación es que cada hombre, en cualquier situación en que se encuentre, pueda experimentar la ternura de Cristo. Provocados por esta frase, hemos organizado la cena, para poder decir a todos: Ven conmigo a compartir la necesidad del otro y experimentar esta ternura de Cristo».
Por eso, Eusebio recalca: «No se trata de una cena benéfica para recaudar fondos con el fin de seguir con la actividad. Se trata de compartir con toda esta gente la celebración de la Navidad, y hacerlo de la mejor manera posible».
Y ¿cuál es la razón de poner tan alto el listón? ¿No sería suficiente con una cena sencilla y austera? El Presidente del Banco de Solidaridad responde: «Tratamos de hacer extensiva a estas personas la cena que haríamos con nuestra propia familia, o con amigos, o compañeros del trabajo. Así que tratamos de hacerlo de la manera más digna posible. Lo que queremos que perciba cada uno de ellos es que ese amigo que todos los meses lleva a su casa una caja con alimentos le invita a cenar a un sitio muy bonito con comida que él normalmente no come. Y es algo gratuito. No tiene ninguna otra pretensión que el querer hacer llegar a los otros esta gratuidad que vivimos».
Una mi­no­ría en la dia­na
· La minoría cristiana de Irak es víctima constante de ataques de los yihadistas más fanáticos de Irak. Esta ha sido una Navidad negra más para ellos. Antes de la invasión norteamericana, el número de cristianos en Irak era de dos millones. Pero desde entonces ha descendido a menos de la mitad. Los fanáticos islamistas se ceban contra esta minoría, sobre todo Al Qaida y organizaciones afines
· El grupo islamista nigeriano Boko Haram suele aprovechar las fiestas de Navidad para perpetrar los más sangrientos atentados contra la población cristiana del país. Su triste especialidad son los ataques contra iglesias durante la misa del gallo.
· Muchos cristianos de Siria han abandonado el país huyendo de la guerra, y hoy viven en precarios campos de refugiados. Los que resisten en el interior son a menudo objeto de ataques y represalias por parte de los grupos yihadistas rebeldes
· Desde el derrocamiento de Mursi, los cristianos han sido a menudo objeto de venganzas y represalias por parte de fundamentalistas, que creen que esta minoría se ha puesto de parte del Ejército
Por parte del otro bando –los cristianos–, la respuesta es el perdón y el deseo de construir una sociedad en paz, en la que puedan convivir católicos, protestantes y musulmanes juntos.
«Pueden destruir nuestros edificios y templos, pero no destruirán nuestra fe». Son palabras del arzobispo de Jos, monseñor Ignatius Ayau Kaigama. Donde la Iglesia es más perseguida, es más sólida y más consciente de su misión en el mundo.
Nigeria necesita que los cristianos permanezcan en el país. Son un instrumento de unidad y pacificación en este inestable país africano. Ellos, por su parte, necesitan reconstruir sus iglesias destruidas por los atentados, sanar sus heridas gracias al consuelo de sus sacerdotes, llevar a sus hijos a catequesis para aprender el perdón y el amor, que sólo es posible en estas circunstancias gracias a Jesucristo.

Opción B:
El Pa­pa Fran­cis­co in­vi­ta a cre­yen­tes y no cre­yen­tes a re­zar y desear la paz 'ABC (Andalucía)' - 2013-12-26
En su pri­mer «Ur­bi et Or­bi», cla­ma por la paz en Si­ria y otros paí­ses víc­ti­mas de la gue­rra
JUAN VI­CEN­TE BOO CO­RRES­PON­SAL EN EL VA­TI­CANO
Por el fin de la vio­len­cia «La gue­rra en Si­ria ha des­tro­za­do de­ma­sia­das vi­das y ge­ne­ra­do odios y ven­gan­zas»
Igual que la bendición del día de Navidad es «Urbi et Orbi», a «la ciudad y al mundo», el mensaje del Papa, centrado en la paz, se dirigió a los cristianos y a los fieles de otras religiones –pidiéndoles que rezasen-, pero también a los no creyentes, a quienes invitó a «desear la paz».
El Papa saludó a los fieles que desbordaban la plaza de San Pedro y a decenas de millones que seguían el acto por televisión con un familiar «queridos hermanos y hermanas del mundo entero, ¡feliz Navidad!». Volvía al balcón de la basílica, con la misma sencillez del primer día pero con una actitud muy determinada para pedir con fuerza la paz en Siria, República Centroafricana, Sudán del Sur, Nigeria y otros países víctimas de guerras internas sin sentido. Tuvo también un recuerdo especial para las víctimas del tifón en Filipinas y de las recientes catástrofes naturales.
Después de felicitar la Navidad al mundo, impartió la bendición «Urbi et Orbi» a todo el planeta. Aunque era un mensaje formal, el Papa añadió varias veces comentarios al margen del texto como, por ejemplo «invito también a los no creyentes a desear la paz » , o un tierno « dejemos que nuestro corazón se conmueva».
Comentando las palabras del anuncio de los ángeles «paz en la tierra a los hombres que Dios ama» invitó a pensar «en los niños que son las víctimas más vulnerables de las guerras», pero también «en los ancianos, en las mujeres maltratadas, en los enfermos… ¡Las guerras destrozan tantas vidas y causan tanto sufrimiento!».
El Papa afirmó que la guerra en Si- ria «ha destrozado demasiadas vidas, y generado odios y venganzas». Por eso pidió que «sigamos rezando al Señor para que el amado pueblo sirio se vea libre de más sufrimientos y las partes en conflicto pongan fin a la violencia y garanticen el acceso a la ayuda humanitaria».
Refiriéndose al proyecto de bombardeo americano a principios de septiembre, el Papa recordó que «hemos podido comprobar la fuerza de la oración. Y me alegra que hoy se unan a nuestra oración por la paz en Siria creyentes de diversas confesiones religiosas». El pasado 7 de septiembre habían acudido a la plaza de San Pedro musulmanes y budistas, mientras que muchos otros se unieron a la plegaria desde sus respectivos países.
Francisco pidió también a Dios que conceda la paz «a la República Centroafricana, a menudo olvidada por los hombres», cuyos habitantes sufren «una espiral de violencia y de miseria». Rezó igualmente por Nigeria, « lacerada por continuas violencias que no respetan ni a los inocentes ni a los indefensos». De modo especial rogó a Jesús, Príncipe de la Paz, «por la tierra que elegiste para venir al mundo, y haz que lleguen a feliz término las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos». Le pidió también sanar «las heridas de la querida tierra de Irak, azotada todavía por frecuentes atentados».
El Santo Padre se refrió también a las agresiones contra cristianos en diversos países implorando: «Tú, Señor de la vida, protege a cuantos sufren persecución a causa de tu nombre».
El Papa suplicó «que no asistamos de nuevo a tragedias como las que hemos visto este año, con numerosos muertos en Lampedusa » y pidió al Niño de Belén que toque «el corazón de cuantos están involucrados en la trata de seres humanos, para que se den cuenta de la gravedad de ese delito contra la humanidad».
También condenó la crueldad de «obligar a niños a convertirse en soldados» y la explotación indiscriminada de los recursos naturales.
La paz es resultado de un esfuerzo activo, por eso invito «a construirla cada día en nuestra vida, en nuestra familia, en nuestras ciudades y naciones, en el mundo entero».

 Evangelio: Lc 2,15-20: Los pastores encontraron a María y a José y al niño.
Cuando los ángeles los dejaron y subieron al cielo, los pastores se decían unos a otros: "Vamos derechos a Belén, a ver eso que ha pasado y que nos ha comunicado el Señor." Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.

Oración de salida: Recordaba el papa: «La Iglesia no es un refugio para gente triste, la Iglesia es la casa de la alegría verdadera, que no es una alegría cualquiera y que encuentra su razón de ser en el saberse acogidos y amados por Dios». En un mundo como el actual, es difícilmente superable una felicitación navideña como la del Papa Francisco: «No tengáis miedo a la ternura». Es >Navidad; es tiempo de ternura. Vamos a la vida a compartir esta ternura que nos viene del Dios todobondadoso que se hace niño para dejarse acurrucar y vamos nosotros a acurrucar a tantas personas en las que el Niño de Belén se hace presente. Con María, ejemplo de ternura con los débiles terminamos:
Magnificat