Oración Comunitaria 17/01/2013
Entrada: Vulnerabilidad.
“El único y auténtico requisito previo para la oración es un corazón roto” (sabiduría hasídica)
“Quiero aprender a orar”, dijo el discípulo al maestro. “Entonces esta es la manera”, dijo el maestro metiendo la cabeza del discípulo en un cubo de agua y manteniéndola en él mientras el discípulo pugnaba por liberarse. “¿Por qué me has hecho esto?”, quiso saber el discípulo al sacar la cabeza del agua dando boqueadas. “Para enseñarte –dijo el maestro- que, cuando llegues al punto en que necesites a Dios tanto como necesitas el aire, habrás aprendido a orar”.
El argumento es bueno. Cuanto tenemos todo cuanto necesitamos en la vida, suele ser difícil desear también a Dios. E incluso más difícil es saber cuánto necesitamos a Dios.
Sólo cuando los fundamentos de nuestra precaria vida se han visto desestabilizados, podremos comprender que nuestro mundo no se reduce a nosotros mismos. Sólo entonces podemos descubrir verdaderamente que la vida espiritual es fundamental en la vida, no accesoria.
Hasta entonces, Dios es una posibilidad –puede que incluso una probabilidad-, pero no es aún el aire que respiramos, el canto que cantamos, la vida que buscamos…
Después de todo, nos impulsa el viento de nuestra propia energía; respiramos un aire que es hechura nuestra; entonamos cánticos que confirman la gloria del yo…
Lo tenemos todo: ¿por qué buscar más? De hecho, ¿acaso hay algo más?
La verdad es que el dolor, la necesidad y la vulnerabilidad nos llevan directamente a Dios. Y entonces no necesitamos practicar la oración; nos hacemos oración. Nos lanzamos al corazón de Dios. Buscamos un bálsamo que no existe en el mundo tal como lo conocemos. Entonces confiamos nuestra vida a nuestra única salvación: el amor y la misericordia de Dios.
Cuando llega un dolor mayor del que somos capaces de soportar por nosotros mismos, comenzamos a buscar respuestas más allá de lo superficial y lo espiritual. Cuando perdemos lo que pensábamos que era nuestro todo, comenzamos a entender que sólo el Todo (con mayúsculas) es todo.
Cuando no hay palabras capaces de describir la profundidad y el alcance de nuestro dolor, descubrimos que únicamente Dios puede colmar un vacío tan desvitalizador. Cuando nuestro corazón se ha abierto finalmente, cuando nuestra invencibilidad se quiebra, cuando ya no podemos rendir culto en los santuarios del yo, entonces y sólo entonces puede venir Dios realmente. Entonces y sólo entonces descubriremos tanto qué es orar como qué cosas merecen nuestra oración.
Comenzamos con Francisco: Oh Alto …
Cántico de las Criaturas.
Altísimo y omnipotente buen Señor,
tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, te convienen y ningún hombre es digno de nombrarte.
Alabado seas, mi Señor, en todas tus criaturas, especialmente en el Señor hermano sol, por quien nos das el día y nos iluminas.
Y es bello y radiante con gran esplendor, de ti, Altísimo, lleva significación.
Alabado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo, por todos ellos a tus criaturas das sustento.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego, por el cual iluminas la noche, y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.
Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sostiene y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.
Alabado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor,
y sufren enfermedad y tribulación; bienaventurados los que las sufran en paz, porque de ti, Altísimo, coronados serán.
Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
Ay de aquellos que mueran en pecado mortal.
Bienaventurados a los que encontrará en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal.
Alaben y bendigan a mi Señor y denle gracias y sírvanle con gran humildad.
Canto: Laudate omnes gentes
Noticia: Loado seas mi Señor.
Francisco no perdía la oportunidad de alabar a Dios por todo lo que le rodeaba, así también era el día a día de nuestro querido franciscano José Antonio, más conocido por su apellido, Matías.
Al igual que el Poverello vivía cada día en fraternidad universal. Hoy es un buen día para unirnos en Acción de Gracias a Dios por su vida.
La semana pasada nos llegaba la noticia de su inesperado ingreso al hospital y el triste desenlace de su repentina muerte unos días antes de cumplir 65 años. Este palentino de gran corazón, con el que hemos compartido grandes momentos se ha enraizando tanto en el sur que ha hecho suyas expresiones muy andaluzas. Y es que su capacidad de adaptarse a la gente y al entorno le hacía especial. Le hemos escuchado hablar de “El Manué” con tanto cariño y tanta ternura que era casi imposible no sonreír, porque Emmanuel (que casualmente estaba escrito en el ambón el día de su funeral) significa “Dios con nosotros”, y si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros? Siempre iba caminando a cualquier lugar, lo que le favorecía encontrarse con la gente durante el camino. También su continua alabanza a Dios con su clásico “Bendito sea el Señó”, incluso durante su estancia en el hospital en medio de pruebas y esperando los resultados. Alababa a Dios también en árabe “Al-jam-du Lila” y al saludarte te deseaba la paz “Salam Aleikum”, compartiendo así parte de su experiencia en Jerusalén. Nunca se cansaba de dar testimonio de su fe. Su manera de proclamar el Evangelio hacía que su voz y la Palabra de Dios se unieran en armonía. No podremos olvidar su capacidad de servicio y su disponibilidad, siempre con la serenidad que tanto le identificaba. Ofreció su tiempo al ministerio pastoral, la formación de grupos de adultos, la acción social, atención espiritual en colegios y maestro de postulantes. En el mes de diciembre se sobrepuso al dolor y, tal cómo tenía apuntado en su agenda, ofreció un cursillo sobre el Antiguo Testamento a catequistas y animadores. Su vida dedicada a los demás se apagó después de su mayor entrega.
El viernes 11 de enero de 2013 se fue tal como era, sin llamar la atención, silencioso, sin avisar. Su partida deja un vacío muy fuerte, un vacío que gracias a la fe se va llenando de pequeños retazos de vida. Durante el fin de semana fue maravilloso notar el acompañamiento de los hermanos, compartir nuestros sentimientos y recordar a Matías. La iglesia estaba llena de gente y se sentían las oraciones de los que no pudieron estar. Como cristianos contamos con la esperanza de la resurrección y como franciscanos sabemos que la hermana muerte transforma el dolor en vida nueva. Dejemos que Dios actúe y convierta nuestro “luto en danza” (Sal 30, 12) y a llevar a nuestra vida lo mucho o poco que hayamos compartido con nuestro querido franciscano, Matías. Hay mucho por lo que dar GRACIAS, “por lo bueno que hemos vivido y en lo que hemos sentido dolor”. Hay motivos por los que alabar a Dios, “Loado seas, mi Señor, por los que perdonan y aguantan por tu amor los males corporales y la tribulación, felices los que sufren en paz con el dolor porque les llega el tiempo de la coronación”.
Canto: Ubi caritas et amor, Deus ibi est
Evangelio: Mt, 5, 1-13
1. Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron.
2. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo:
3. «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
4. Bienaventurados los mansos , porque ellos poseerán en herencia la tierra.
5. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
6. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados.
7. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
8. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
9. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
10. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
11. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa.
12. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.
13. «Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará?
Canto: Hazme, Señor, pequeño y hermano, de todos el último
Peticiones/ Acción de Gracias/Padrenuestro
Salida.
Agradecidos, Señor, por el ejemplo de personas buenas como José Antonio Matías, queremos seguirte en nuestro día a día de un modo sencillo, alegre, entregado. Sin ti no somos nada. Entra en nuestras vidas para que nuestras vidas te anuncien a ti, para que la Buena Noticia llegue a todos los hombres. Con Francisco, terminamos: te adoramos, Señor Jesucristo …
Canto: Jubilate Deo, omnis terra, servite Domino in laetitia, aleluya