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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 11/10/2012

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Comenzamos hoy a repasar una serie de actitudes orantes de la mano de Joan Chittister en su libro “El aliento del alma”

1.-Conocimiento personal:

Ora como puedas y no trates de orar como no puedes. Piensa en ti tal como eres y comienza a partir de ahí

Las formas de oración son aspectos buenos que hay que cultivar en la vida espiritual, porque estructuran nuestra vida de oración. Una forma de oración nos dice cómo sentarnos cuando oramos; nos dice qué decir y cómo decirlo o, puede que mejor aún, nos dice qué no decir y cómo no sentarnos. Las formas de oración están destinadas a tranquilizarnos cuando estamos demasiado alterados para concentrarnos. Nos centran en medio de las distracciones naturales y el bullicio de la vida. En muchos casos, nos proporcionan incluso el contenido que el alma reseca o cansada, o simplemente perturbada, no siempre puede obtener por sí misma. Llenan el vacío que aparece cuando la oración se convierte meramente en un esfuerzo más que no tenemos energía para realizar. Indudablemente forman parte de la superestructura de una vida de oración seria. Pero no lo son todo. La oración es mucho más que el simple modo de orar o incluso que las oraciones que recitamos.

El todo de una vida de oración profunda y exigente es la conciencia del yo y la aceptación de éste. No hay oración recitada, ni imagen ni lugar de oración que pueda sustituir a la materia prima de la oración, que es el conocimiento personal que cimenta la relación entre la persona y Dios.

La tentación a la que debemos hacer frente, si queremos verdaderamente aprender a orar, consiste en orar como si fuéramos más de lo que somos. Quizá más piadosos, puede que más dispuestos a aceptar la voluntad de Dios; más espirituales en cuanto a nuestras preocupaciones, más despegados del mundo, más ciudadanos del otro mundo que peregrinos en éste …

Pero cuando lo único que llevamos a la oración es nuestra santidad, ¿qué estamos haciendo? ¿qué es lo que no afronto en mí y que tiene realmente necesidad de mi oración si deseo avanzar en el arte de la oración y cumplir el mandato de ser plenamente humano; si pretendo llegar a ser más de lo que soy en la vida espiritual?
Para avanzar espiritualmente, pues, no puedo ocultarme ni siquiera de mí mismo. Debo orar pidiendo conocimiento personal, es decir, una intensa sinceridad que, con la gracia de Dios, pueda llevarme a Su corazón. El conocimiento personal nos salva de nosotros mismos

Canto: Señor, enséñanos a orar, quita e mi mente los esquemas del mundo ….

Antiguo Testamento: Salmo 8

Señor, Dios nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.

De la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza contra tus enemigos, para reprimir al adversario y al rebelde.

Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder?

Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar, que trazan sendas por el mar.

Señor, Dios nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

Canto: Laudate, omnes gentes, laudate, Dominum

Noticia: Balas de alcohol

Somos una bala en la pistola del coche

EL coche es, en muchas ocasiones, una pistola cuya bala somos nosotros, y esa bala, en vez de cargarla de atención, de responsabilidad, de compromiso, de solidaridad, de prudencia, la cargamos de prisas, de mala leche, de falta de respeto a todo el mundo, de la peor versión de la alegría, sin miramientos, y a veces, de sustancias que nos enajenan, nos hacen sentirnos confiados, nos hacen perder reflejos, nos desvían de la atención que debemos llevar, y entonces el coche es una pistola cargada de una bala que está deseando salir por el cañón, para matarnos a nosotros o matar a quien sea, y después, ¿qué pasa?, un mal momento lo tiene cualquiera.

Unas veces es un semáforo que creemos que podemos rebasar antes de que se ponga en rojo; otras veces es un paso de peatones que no vemos o que despreciamos, porque está en zona muy apartada; otras veces es que llevo prisas, ¿sabe?, y esa señora que está esperando a que se ponga en verde el semáforo, esa señora, mire, tiene pinta de no tener prisas y a mí me van a cerrar, compréndalo. Una bala. El coche es una pistola y como tal no tiene peligro, si no le metemos una carga y nos despreocupamos de esa carga, o somos incapaces de reconocer que esa carga, esa bala —nosotros—, no está en condiciones de ponerse ahí, en ese tambor de ruleta rusa que sale a la carretera y es una muerte ciega e invisible, o al menos, imprevisible muchas veces. Esta vez ha sido una niña, una pobre niña de una de estas tribus, la que ha pagado el tiro de alcohol de un bala perdida que invadió el carril contrario.

Canto: Da pacem cordium

Evangelio: Lc. 6, 39-42

Les añadió una parábola: «¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? No está el discípulo por encima del maestro. Será como el maestro cuando esté perfectamente instruido. ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo?¿Cómo puedes decir a tu hermano: `Hermano, deja que saque la brizna que hay en tu ojo', si no ves la viga que hay en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo y entonces podrás ver para sacar la brizna que hay en el ojo de tu hermano

Canto: Bonum est confidere in Domino, bonum sperare in Domino

Peticiones/ Acción de Gracias/Padrenuestro
Salida.

Ora como puedas y no trates de orar como no puedes. Piensa en ti tal como eres y comienza a partir de ahí. Solamente así, nuestra vida será una auténtica alabanza a Dios.
Con Francisco terminamos diciendo juntos: Te adoramos…

Canto de salida: Jubilate Deo, omnis terra, servite Domino in laetitia, aleluya…