Oración Comunitaria 30/08/2012
ORACIÓN 30 AGOSTO 2012
ESCUELA DE ORACIÓN
En este final de agosto nos reunimos para compartir la oración comunitaria. Cristo nos mira a cada uno de nosotros, nos llama y nos pide que sigamos su camino. Él nos enseñó a compartir para que fuéramos solidarios y en estos tiempos difíciles, más que nunca, tenemos que repartir los panes y los peces que el milagro de la solidaridad crea.
Cada 31 de agosto, se celebra el Día Internacional de la Solidaridad que nos recuerda que la solidaridad no sólo es un requisito de carácter moral, sino también una condición previa para la eficacia de las políticas de los países y los pueblos. Es una de las garantías de la paz mundial. Debemos asumir la responsabilidad ante los que no pueden obtener los recursos suficientes para el desarrollo, cuyos derechos humanos y dignidad no se respetan. Todos ellos son nuestra preocupación común.
Y hoy en especial nos acordamos de quienes escasean en ayudas o se han quedado fuera de la concesión de las mismas como la de los 450 euros, y los tenemos presentes para que nuestra oración sostenga la dificultad de cada día; nos acordamos de quienes siguen sin encontrar un empleo, de los enfermos, de los refugiados, de los inmigrantes, de los conflictos (en especial el de Siria) y de Ruth y José, la tragedia que nos bombardea en estos días.
Busquemos al Señor, escuchemos su Palabra, que sea impulso para los hermanos que nos rodean.
Así con Francisco decimos: Oh Alto y Glorioso Dios
SALMO 34 (Reconocimiento de la bondad de Dios)
Bendeciré al Señor en todo tiempo,
su alabanza estará siempre en mis labios.
Mi alma se gloría en el Señor:
que lo oigan los humildes y se alegren.
Glorifiquen conmigo al Señor,
alabemos su Nombre todos juntos.
Busqué al Señor: él me respondió
y me libró de todos mis temores.
Mirad hacia él y quedaréis resplandecientes,
y vuestros rostros no se avergonzarán.
Este pobre hombre invocó al Señor:
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias.
El Ángel del Señor acampa
en torno de sus fieles,y los libra.
¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
¡Felices los que en él se refugian!
Teman al Señor,todos sus santos,
porque nada faltará a los que lo temen.
Los ricos se empobrecen y sufren hambre,
pero los que buscan al Señor no carecen de nada.
NOTICIA (La prestación de 450 euros no llegará a las familias con menos de 2 hijos y a aquellas que viven con sus padres y estos perciben una pensión).
Sin entender muy bien por qué, Antonia y Juan Manuel saben que se quedan sin los 450 euros mensuales de ayuda a desempleados. Ella, con 48 años, él con 49 y con un hijo de 14, viven, o como dicen ellos, intentan sobrevivir con los 420 euros que Antonia recibe por ser mayor de 45 años y en paro.
La desesperación, la incertidumbre y, sobre todo, la incomprensión por esta decisión del Gobierno central se refleja en sus caras. Las lágrimas corren sin dificultad por unas mejillas acostumbradas, más de lo que quisieran, a que la pena pasee a sus anchas por ellas. <>, cuenta Antonia desolada sentada en el sillón de su salón pero bajo la atenta mirada del hijo.
Todos los días, desde hace tres años cuando Juan Manuel perdió su trabajo como conserje del IMFE- se hace cuesta arriba para esta familia. <>, recalca la mujer, mientras señala <>.
Una realidad sólo comprendida por sus obligados y cada vez más resignados protagonistas. <>, comenta Antonia al tiempo que abre un frigorífico, al que sólo le queda tiritar.
Como ellos Talia, José y su pequeña de tres meses se encuentran en parecida situación. Los jóvenes de 20 y 19 años, acuden a la casa de los padres y los suegros para comer algo. Ambos están en paro y no perciben ayuda. <>aclara Talia.
Sabemos que el futuro no pinta nada bien, pero no perdemos la esperanza de que algún día esto no continúe siendo el presente y que todo se quede en una simple anécdota>>, dice el joven con una sonrisa en la cara mientras sujeta en brazos a su cría.
EVANGELIO (Mt 15, 32-39) La segunda multiplicación de los panes
En esos días, volvió a reunirse una gran multitud, y como no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. Si los mando en ayunas a sus casas, van a desfallecer en el camino, y algunos han venido de lejos". Los discípulos le preguntaron: "¿Cómo se podría conseguir pan en este lugar desierto para darles de comer?" Él les dijo: "¿Cuántos panes tenéis?". Ellos respondieron: "Siete". Entonces él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo, después tomó los siete panes, dio gracias, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. Ellos los repartieron entre la multitud. Tenían, además, unos cuantos pescados pequeños, y después de pronunciar la bendición sobre ellos, mandó que también los repartieran. Comieron hasta saciarse y todavía se recogieron siete canastas con lo que había sobrado. Eran unas cuatro mil personas. Luego Jesús los despidió. En seguida subió a la barca con sus discípulos y fue a la región de Dalmanuta.
SALIDA
Que la Palabra y el compartir, nos llene de alegría y de ganas de servir a los hermanos. El milagro del compartir sólo se hace presente si damos lo mejor de nosotros sin esperar nada a cambio.
Con Francisco terminamos diciendo: Te adoramos