Oración Comunitaria 23/08/2012
ORACIÓN COMUNITARIA JUEVES 23 DE AGOSTO DE 2012
Volviendo a las raíces (Taizé)
Introducción:
Tiempo del Espíritu y tiempo de la Iglesia
Nos están tocando tiempos difíciles. O quizás todos los tiempos sean difíciles, no sé. Lo cierto es que estamos enfrentando un nuevo milenio con un descalabro monumental del sistema económico provocado, a buen seguro, por una sequía en la escala de valores. O por una escala de valores construida de tal forma que nos conduce, necesariamente, a donde estamos hoy. También los cristianos, insertos en la realidad cotidiana, vemos cómo hay una cierta desafección, cuando no un desconocimiento, hacia el mensaje de Jesús como un proyecto de felicidad y plenitud para todos los hombre y mujeres. Además percibimos el foso que se abre entre un primer mundo privilegiado y consumista, y otro mundo enquistado en la pobreza y la miseria sangrante. Más aún, también, nos damos cuenta de la gran brecha que viene apareciendo con mucha nitidez en nuestro "primer mundo" diferenciando los privilegiados de los que lo son bastante menos: pobres y ricos. Maestro, ¿adónde iremos?" es la pregunta de los discípulos.
Francisco se preguntaba: Señor , ¿qué quieres que haga?.
Volviendo a las raíces encontraremos muchas claves. El Evangelio es la clave. Hoy traemos a la oración la memoria del Hermano Roger de Taizé y el testimonio de su comunidad que tanto nos ha marcado a lo largo de nuestra historia comunitaria. Con Francisco decimos Oh Alto y glorioso Dios
Canto: Uh, uh, uh, adoramuste Domine
CÁNTICO DE EZEQUIEL (Ez 36,24-28) Dios renovará a su pueblo
24Os recogeré de entre las naciones,
os reuniré de todos los países,
y os llevaré a vuestra tierra.
25Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os purificará:
de todas vuestras inmundicias e idolatrías
os he de purificar;
26y os daré un corazón nuevo,
y os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,
y os daré un corazón de carne.
27Os infundiré mi espíritu,
y haré que caminéis según mis preceptos,
y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
28Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo,
y yo seré vuestro Dios.
Canto: Todos vamos en el mismo barco
Siete años sin el hermano Roger
El pasado jueves, hacía siete años, el hermano Roger Schultz, fundador de la Comunidad de Taizé, fallecía apuñalado por una joven rumana en la Iglesia de la Reconciliación de la pequeña localidad francesa, cuna del ecumenismo tras la Segunda Guerra Mundial y que hoy une en torno a la misma fe a millones de jóvenes (y no tan jóvenes) de todo el mundo.
El hermano Roger fue un visionario, un grandísimo hombre de Dios, al que no le importaban los adjetivos, sino la persona. Tuve la oportunidad de entrevistarlo brevemente poco antes de la muerte de Juan Pablo II, y la impresión que me quedó era que me encontraba ante uno de esos profetas de nuestro tiempo capaz de romper barreras y quedarnos con lo esencial. Un religioso protestante que fue capaz de comulgar de manos de Benedicto XVI o confesar al patriarca ortodoxo Atenágoras. Un cristiano sin más argumentos que los del propio Cristo. Un ejemplo a seguir por todos, tan preocupados en ocasiones por la pureza en el cumplimiento de las normas, y no tanto por la claridad del corazón.
El 20 de agosto de 1940, después de la derrota del ejército francés y la ocupación de parte de Francia por el ejército alemán, Roger Schultz se estableció en Taizé (Borgoña), donde vivió hasta su muerte, con una interrupción de dos años durante la Segunda Guerra Mundial: se refugió en Suiza ya que tenía que temer la persecución de la Gestapo por haber escondido en su domicilio a judíos y opositores a la ocupación alemana de Francia. Después de la liberación de Borgoña de la ocupación en 1944 volvió a Taizé con tres compañeros y se ocupó allí de huérfanos de guerra, pero también de prisioneros de guerra, lo que le cobró el recelo de los vecinos. En 1949, siete hombres de este círculo -entre ellos Roger Schutz como prior se comprometieron a la vida en celibato y pobreza. Esta comunidad hoy en día está integrada por más de cien hermanos ortodoxos, protestantes y católicos provenientes de veinticinco países, que viven sólo de su trabajo (alfarería, edición de libros religiosos) y no aceptan donaciones.
Siempre es un buen momento para volver a Taizé, y orar junto a la Iglesia de la Reconciliación, donde paradójicamente el hermano Roger fue asesinado. Su sangre, como su vida, no fueron en vano, y nos comprometen, como se comprometió el mismo Cristo, a dejarnos la vida por la unidad, por los demás, por aquellos que tienen detrás el rostro de Dios.
baronrampante@hotmail.es
Canto: El alma que anda en amor
Evangelio: juan 17, 20-26
No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí. Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también conmigo, para que contemplen mi gloria, la que me has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y éstos han conocido que tú me has enviado. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos."
Salida:
Tres elementos sencillos: descubrir el valor positivo y propositivo del evangelio, construir una Iglesia fraterna y transparente, vivir valores de austeridad y generosidad.
Estas actitudes pueden, y deben vivirse, no como un esfuerzo meramente humano. La potencia de Dios, que es el Espíritu, nos capacitará para poder llevar a término los esfuerzos y el tesón de los que se anclan en la esperanza. Pero todos los hombres de buena voluntad pueden acceder al mundo de valores de Jesús.
Todos los tiempos pueden ser buenos para reconsiderar nuestro estilo de vida. Los tiempos de crisis también. Y, para los cristianos, el tiempo se mueve no sólo según las categorías humanas. Dios anda trasteando entre los bastidores, esperando la apertura interior de cada criatura para conducir todo a la plenitud.
Con Francisco terminamos: Te adoramos
Canto:
Jubilate, Deo, omnis terra, servite Domino in laetitia. Aleluya