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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 08/09/2011

Entrada: Escuela de oración.

A lo largo de nuestra vida adoramos a diferentes dioses y nos entregamos a ellos: el reconocimiento, el dinero, el control, el orgullo….

El Dios que todos necesitamos, y en el fondo todos buscamos, es el Dios que mueve el corazón humano hacia el amor y la esperanza.

Septiembre es tiempo de reinicio, de planes, de programaciones… Escuchemos la voz del Señor y pidamosle tener la sabiduría y perseverancia necesarias para seguirle.

Con Francisco, comenzamos diciendo…”Oh alto y glorioso Dios…

Primera Lectura: Salmo 96.

El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodea,
justicia y derecho sostienen su trono.

Delante de él avanza el fuego,
abrasando en torno a los enemigos;
sus relámpagos deslumbran el orbe,
y, viéndolos, la tierra se estremece.

Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.

Los que adoran estatuas se sonrojan,
los que ponen su orgullo en los ídolos;
ante él se postran todos los dioses.

Lo oye Sión, y se alegra,
se regocijan las ciudades de Judá
por tus sentencias, Señor;

porque Tú eres, Señor,
altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses.

El Señor ama al que aborrece el mal,
protege la vida de sus fieles
y los libra de los malvados.

Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre.

Noticia: El eco de la JMJ.

La Jornada Mundial de la Juventud ha llevado a todos los medios de comunicación del planeta el rostro de nuestro país. El mundo ha mirado boquiabierto cómo un hombre de 83 años es capaz de convocar en nombre de Jesucristo a casi dos millones de jóvenes.

Confieso que no soy amante de grandes concentraciones ni de espectáculos masivos. Tampoco creo que a partir de ahora haya colas en los confesionarios o las Iglesias estén abarrotadas de adolescentes y jóvenes, pero reconozco que la JMJ ha sido un éxito apabullante y una bocanada de aire fresco a un mundo como el nuestro en el que parece que los jóvenes son siempre portadores de barbaries y de movidas alarmantes. De entrada, creo que el éxito ha sido fundamentalmente de la juventud. Han sido esos chavales los que nos han seducido y encantado a todos.

El mismo verano en el que la rabia contenida en el Reino Unido ha saltado entre los jóvenes con una violencia tal que se ha llevado varias vidas y que ha provocado destrozos multimillonarios…el mismo verano en el que poblaciones como Lloret de Mar han vivido noches de brutalidad y vandalismo protagonizadas por jóvenes europeos que cometían tropelías y destrozos intoxicados de alcohol y otras sustancias, animados por el llamado turismo de borrachera…este mismo verano casi dos millones de jóvenes se han reunido en nuestro país convocados por su fe cristiana y han dado un ejemplo de una conducta extraordinaria.

Chavales de toda condición social, estudiantes, universitarios, trabajadores, parados, de todos los países…de Latinoamérica, de Irak, de Libia, de países recientemente ensangrentados como Noruega, chavales europeos, chinos, africanos…Se han saludado, se han aplaudido entre ellos, han jugado juntos, han reído, han cantado, han bailado, han rezado, han celebrado la fe, nos han recordado a los adultos que el género humano es una gran familia y que el hecho religioso debe unir a las personas y ser instrumento de reconciliación.

El SAMUR alucinando, los atendidos no lo eran por comas etílicos o drogas, ni por peleas…sino por insolación o deshidratación; los camareros, la gente de las tiendas, los viandantes, impresionados por miles y miles de chavales sonrientes, alegres, compartiendo calor con curas jóvenes y menos jóvenes, con religiosas comprometidas, con catequistas y personas de toda condición. Un éxito en toda regla, vaya; una profecía, un aliento de esperanza para una Iglesia demasiado envejecida.

Ante este acontecimiento impresionante hay luces (muchas) y sombras (pocas) que creo han aparecido. Ésta son algunas impresiones:

• Una pena: que algunos grupos juveniles cristianos no fueran nunca nombrados, a pesar de estar ahí.
• Un deseo: que los jóvenes se comprometan con su fe y su compromiso les lleve a estar al lado de los pobres y a esforzarse por la justicia.
• Una alegría: la Asamblea improvisada que jóvenes indignados del Colectivo 15M celebraron con jóvenes de la JMJ compartiendo inquietudes comunes.
• Un espectáculo: el despliegue técnico televisivo que lanzó al mundo unas imágenes realizadas de un modo excepcional y con una plástica increíble.
• Un rollo: la catequesis de algún obispo, con un lenguaje carrinclón y en absoluto juvenil.
• Un reto: las redes sociales como nueva plaza pública en la que encontrarnos y compartir la fe.
• Una vergüenza: las manifestaciones pretendidamente laicas que fueron una ofensa a la acogida, a la tolerancia y al mismo laicismo.
• Una felicitación: a los miles de voluntarios y voluntarias que desde hace muchos meses han trabajado con una entrega admirable para que todo fuera un éxito.
• Una pregunta: ¿y ahora, qué? A los educadores, a los curas, a las religiosas y religiosos, a los laicos y a los obispos…todo lo que se ha vivido en la JMJ no puede dejarnos indiferentes. Habrá que buscar lenguajes nuevos, inventar, crear…habrá que presentar con un rostro alegre la Buena Noticia que es el Evangelio. Habrá que hacer entre todos una Iglesia más libre, más acogedora, capaz de denunciar la injusticia y acoger a los pobres. Será necesario repensar la liturgia, las misas, los ritos, para acercarlos más a la gente y hacer que el lenguaje sea comprensible. Habrá que dialogar con otras tradiciones religiosas y con el laicismo inteligente, abriendo la puerta al ecumenismo. Habrá que hacer de la tolerancia una bandera y esforzarse para que todas las comunidades eclesiales se encuentren respetadas y tenidas en cuenta. Cada cristiano tendrá que dar testimonio con su vida de la fe en el resucitado. Habrá, en fin, que construir una Iglesia en la que los jóvenes recuperen la voz y puedan experimentar la comunidad y ser acogidos como son, con su estilo y su lenguaje.

Ahí está el reto. Para ello los cristianos no vamos a tener las facilidades que se nos han dado para estas Jornadas memorables. El eco de los jóvenes de Madrid aún resuena.
Manos a la obra.

JOSAN MONTULL

Evangelio: Lc. 5, 1-6.

En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simon: “Rema mar adentro, y echad las redes para pescar”. Simón contestó: “ Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero por tu palabra, echaré las redes”. Y puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que reventaba la red.

Peticiones / Acciones de gracias.
Padrenuestro.
Salida

Cuando Jesús crecía, su relación con los demás era tan humana como la nuestra. Seguramente en sus conversaciones con ellos conocería muchas cosas importantes, pero al parecer no sentía la necesidad imperiosa de ponerlas por escrito. El aprendizaje a través del hablar y escuchar le bastaba.
El cristianismo es una religión ‘cara a cara’. Dios se nos revela a través de los demás. Cada encuentro cara a cara puede ser una bendición, si estamos preparados para aceptarlo.

Terminamos cantando. “ Te adoramos ….