Oración Comunitaria 14/10/2010
Entrada.
Estamos a tiempo, podemos juntos cambiar el rumbo del mundo. Podemos entre todos luchar contra la pobreza.
¿Quién nos dará esperanza? ¿Dónde encontraremos ánimo para vivir, para andar el camino? ¿A qué puerta llamaremos?
Iremos a buscar a Jesús al Evangelio y aquellos que han sido como Francisco iluminados por la luz de su Palabra. Busquemos dulzura y bondad, busquemos fuerza y amor para amar y compartir nuestra vida con los que nada tienen.
El mundo de hoy necesita hombres y mujeres que cambien el mundo y cuenten su experiencia de Dios. Hablar de Dios con gozo y esperanza es la mejor forma de dar la mano a los que buscan y no tienen nada.
Empezamos con Francisco cantanda, “Oh alto y glorioso Dios…”
Primera Lectura: Salmo 84, 8-14.
Muéstranos, Señor, tu misericordia,
y danos tu salvación.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
"Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos
y a los que se convierten de corazón".
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra;
la misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
La fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo;
el Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos.
Noticia: Día mundial contra la pobreza.
La observancia del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza se remonta al 17 de octubre de 1987. Ese día, más de cien mil personas se congregaron en Trocadero, en París, donde en 1948 se había firmado la Declaración Universal de Derechos Humanos, para rendir homenaje a las víctimas de la pobreza extrema, la violencia y el hambre. Proclamaron que la pobreza es una violación de los derechos humanos y afirmaron la necesidad de aunar esfuerzos para garantizar el respeto de esos derechos.
Así el 22 de diciembre de 1992, la Asamblea General, declaró el 17 de octubre Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza e invitó a todos los Estados a que dediquen el Día a presentar y promover, según proceda en el contexto nacional, actividades concretas de erradicación de la pobreza y la indigencia, en particular en los países en desarrollo - necesidad que se ha convertido en una de las prioridades del desarrollo.
En la Cumbre del Milenio, los jefes de estado y de gobierno, se comprometieron a reducir a la mitad, hasta el año 2015, el porcentaje de las personas que viven en la indigencia - cuyos ingresos sean inferiores a $1 dólar por día.
El lema del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza de este año, “Juntos contra la pobreza”, pone de relieve la necesidad de una alianza verdaderamente mundial en la lucha contra la pobreza, en la que participen de manera activa tanto los países desarrollados como los países en desarrollo.
En nuestro planeta, cerca de 1.200 millones de personas (la quinta parte de la población mundial) sobreviven con 1 dólar diario. Sin embargo, actualmente el mundo dispone de los recursos necesarios para vencer la pobreza.
La pobreza no es únicamente la falta de ingresos, sino la privación del acceso a los derechos necesarios para disfrutar de un nivel de vida adecuado. Se traduce en escasez de comida, empleo, agua contaminada, tierra y vivienda, corta esperanza de vida, enfermedad, analfabetismo, imposibilidad de acceder a la educación, a la cultura, a la atención sanitaria, al crédito o al capital… pero también se traduce en la privación, discriminación y aumento de la desigualdad, falta de participación, la xenofobia y el racismo, la violencia y la represión en todo el mundo.
Somos la primera generación de la historia que dispone de la capacidad y de los medios para poner fin a la pobreza. La riqueza mundial por habitante ha alcanzado un record histórico (en los últimos 50 años, el poder adquisitivo medio per cápita se ha triplicado), los avances que ha realizado la ciencia no tienen precedente y ya existen redes de comunicación y de transporte, así como las instituciones necesarias.
No podemos aceptar esta situación por más tiempo, el mundo posee la riqueza, la tecnología y los conocimientos para poner remedio a esta situación. Actuemos.
Evangelio: Mt. 14, 13-21.
Al enterarse de eso, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie.
Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos.
Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: "Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos".
Pero Jesús les dijo: "No es necesario que se vayan, dadles de comer vosotros mismos".
Ellos respondieron: "Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados".
"Traedlos aquí", les dijo.
Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud.
Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas.
Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
Peticiones / Acciones de gracias.
Padrenuestro.
Salida.