• imagen del slider

Datos

Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 23/09/2010

Entrada


En el fondo de mi silencio está tu nombre, Señor, que me habla de amor.
En cada amanecer, tu presencia silenciosa me invita a la alegría.
En las tareas de cada día, tú fuente escondida canta dentro de mi ser.
En las dificultades del camino, tu espíritu me ayuda a cambiarlas en oportunidades.

En el hueco de mis discordias, vive un aliento dulce y suave que me da la paz.

En las preguntas que hago a mi vida y no encuentro respuesta, Tú estás infinitamente dentro de ellas y me ayudas a responder.

Esto es lo que te presento, Señor, en el día de hoy.

Primera Lectura: Salmo 143 (142), 8-12.

143:8 Que yo experimente tu amor por la mañana,
porque confío en ti;
indícame el camino que debo seguir,
porque a ti elevo mi alma.
143:9 Líbrame, Señor, de mis enemigos,
porque me refugio en ti;
143:10 enséñame a hacer tu voluntad,
porque tú eres mi Dios.
Que tu espíritu bondadoso me conduzca
por una tierra llana.
143:11 Por amor de tu Nombre, Señor,
consérvame la vida.
Por tu justicia, sácame del peligro;
143:12 por tu fidelidad, destruye a mi enemigo;
aniquila a mis opresores,
porque yo soy tu servidor.

Noticia: José Antonio Labordeta.

ECLESALIA, 21/09/10.- Cuando en la noche del sábado al domingo, sobre la 1’45, yo conectaba la radio con la que me suelo dormir, esa emisora anunciaba, en primicia, la noticia de la muerte de José Antonio Labordeta. Hacía poco más de dos horas que, casualmente, habíamos entonado (en la eucaristía) la canción más representativa del carismático y polifacético cantautor aragonés: su famoso “Canto a la libertad”. No pude por menos de coger el móvil y enviarle un escueto SMS a Cinta, comunicándole la noticia. No parecería casual que ella hubiera pedido cantar, precisamente esa canción que cantamos, como dice el refrán, de pascuas a ramos, a la misma hora que Labordeta estaba agonizando. La petición surgió tras la escucha y puesta en común de lo que nos decían las lecturas litúrgicas del día.

Esa canción de Labordeta, el “peregrino que iba buscando nuestras raíces, dando voz a esos campesinos, pastores, y amas de casa sin voz…”, venía como anillo al dedo a las tres lecturas: la denuncia social del profeta Amós (tan actual en una Europa donde se hacen deportaciones de ciudadanos europeos, porque no tienen recursos); la de S. Pablo pidiendo sabios gobernantes; y el evangelio, con la parábola del “dinero injusto”: una denuncia contra el dios dinero del neoliberalismo………..

José Antonio Labordeta tenía en común con Miguel Delibes sus preocupaciones sociales como la defensa del débil y del mundo rural que se despuebla. Como ocurrió aquella tarde noche, en la eucaristía, el día del entierro de Miguel Delibes, también (esta vez sin nosotros saberlo) Labordeta se hacía “presente”, anticipadamente, a través de una canción convertida en su seña de identidad. El día del entierro de Miguel Delibes, en todas las iglesias del planeta se escuchaba el salmo 34: el mismo que el autor vallisoletano plasmó en su novela, El Hereje, cuando narra el encuentro del protagonista principal (acabaría “quemado” en la hoguera) en aquella comunidad clandestina de su Valladolid. También, ayer por la noche, mientras Labordeta agonizaba, en el hospital Miguel Servet (nombre de otro quemado ilustre, éste por la Inquisición protestante), entonábamos su canción más universal: su Himno a la libertad. A esa hora, Labordeta ya estaba preparando su otra mochila. Hacia la plenitud. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

Evangelio: Mt. 7,7-14.

7Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

8Porque cualquiera que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se abrirá.

9¿Qué hombre hay de vosotros, á quien si su hijo pidiere pan, le dará una piedra?

10¿Y si le pidiere un pez, le dará una serpiente?

11Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas á vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos, dará buenas cosas á los que le piden?

12Así que, todas las cosas que quisierais que los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esta es la ley y los profetas.

13Entrad por la puerta estrecha: porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva á perdición, y muchos son los que entran por ella.

14Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva á la vida, y pocos son los que la hallan.

Peticiones / Acciones de gracias.
Padrenuestro.

Salida.

Nuestra confianza en Dios es reconocible cuando se expresa por el simple don de nuestra propia vida: es ante todo cuando es vivida cuando la fe se hace creíble y se comunica.

Con Francisco acabamos cantando…