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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 08/04/2010

Escuela de oración.
Primera Lectura: Salmo 117, 1,5-6,22-29.

1Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

5En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.

6El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?

22La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
23Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.

24Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
25Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.

26- Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
27el Señor es Dios, él nos ilumina.

- Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.

28Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.

29Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Noticia: Protagonistas de buenas noticias.

Da gusto leer muchos de los mensajes que llegan a nuestra redacción cada semana. Al ir desgranando cada uno de ellos se me llena el alma de esperanza. Me alegra ver cómo nos vamos dando cuenta de la cantidad de gente buena a nuestro alrededor, personas que la resurrección, que hoy celebramos, les ha tocado los cimientos del alma.

Como aquel buen hombre que llegó un día al metro. Apenas había dejado su moneda sobre el taburete cuando la cajera le dijo sonriendo: «Hoy usted no paga». «¿Por qué? -preguntó azorado el señor- ¿hoy es gratis?». «No, pero ayer se olvidó usted del cambio».

El hombre no salía de su asombro: «¡Pero si usted no estaba aquí ayer!». La chica sonrió de nuevo y dijo: «Es verdad. Pero mi compañera me comentó: “Dale el cambio a ese señor que cada vez nos da los buenos días”. Era inconfundible, porque usted es el único».

El ilustre individuo se alejó ruborizado, pero alegre… esa alegría que brota de alguien que simplemente se dedica a ser educado.

También vale la pena relatar en nuestras líneas esta otra historia. Un padre de familia numerosa se acercó a la escuela de sus hijos. Quería ver la forma de negociar un poco con la dirección, pues ese semestre no había podido pagar casi nada de las colegiaturas. Cuál no fue su sorpresa cuando se encontró que otra familia ya había pagado todo: libros, colegiatura, comidas, transporte, etcétera.

«Pero, ¿cómo? ¿está segura, señorita? ¿cuándo y por qué?». Una cándida risa respondió a todas estas preguntas.

Por fin, tras reponerse un poco del susto, pidió el nombre de la familia, para agradecerle. De nuevo aquella pícara y cómplice sonrisa se dibujó en el rostro de la secretaria y contestó: «Lo siento, pero no puedo dárselo. Es la condición que nos han pedido: quieren permanecer en el anonimato». ¿No es esto algo digno de una primera página?

Estoy seguro de una cosa: hay mucha gente que se merece el honor de la letra impresa de los periódicos, y que casi nunca aparece en ellos. Gente que todos los días se levanta, con heroísmo, para ir a trabajar. Gente que lucha a diario por ser coherente. Gente que sufre con una sonrisa en su rostro. Gente con sabor a resurrección. Y, ¡cuánta de esta gente buena llena el mundo!

Todos podemos ser protagonistas de una buena noticia. Basta vivir conscientes de ser portadores de algo nuevo y viejo a la vez: el amor. Así podemos refutar aquel famoso reproche que Nietzsche refería diciendo que los cristianos no tienen cara de resucitados.

Tengo la gran ilusión de pensar que en el cielo, darán los «Óscar» de la eternidad a la pequeña buena gente, protagonista de estas buenas noticias, que muchas veces «sólo» se dedicaba a amar. Ese amor que hoy, domingo de resurrección, Cristo mismo nos regala a manos llenas. ¡Feliz Pascua de Resurrección a todos!

Evangelio:
Juan 20, 11-18.

11 Estaba María junto al sepulcro fuera llorando. Y mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro, y ve dos ángeles de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies.

Dícenle ellos: "Mujer, ¿por qué lloras?" Ella les respondió: "Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto."

Dicho esto, se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Le dice Jesús: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?" Ella, pensando que era el encargado del huerto, le dice: "Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré."

Jesús le dice: "María." Ella se vuelve y le dice en hebreo: "Rabbuní" - que quiere decir: "Maestro" -. Dícele Jesús: "No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios."

Fue María Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al Señor y que había dicho estas palabras.

Peticiones / Acciones de gracias.

FINAL:
Ser testigos de la Resurrección implica contraer una deuda con los demás, considerarlos como auténticos hermanos. En el año 2006 la semana de franciscanos por la paz tomaba el lema: “Sin duda, sin deuda”; una deuda no sólo económica, también condonar nuestro egoísmo y dar créditos de felicidad, alegría, tiempo, comprensión, esperanza, cariño…

La Resurrección implica un compromiso con la vida y con los hermanos. Seamos consecuentes!!!


Padrenuestro.