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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 11/12/2008

Escuela de oración: Seguir a Cristo en la oración

Seguir a Cristo en la oración requiere el mismo espíritu de entrega de la propia vida a favor de la salvación de todos, también de los enemigos; así, la adhesión a la oración de Cristo conduce al compromiso de la vida por la salvación del mundo y de los hombres. Ser vigilantes en la oración, según la invitación de Cristo, lleva a un comportamiento de libre apertura hacia la voluntad de Dios.

Primera Lectura: Isaías 61, 10-11

Con gozo me gozaré en el Señor, exulta mi alma en mi Dios, porque me ha revestido de ropas de salvación, en manto de justicia me ha envuelto (…). Porque, como una tierra hace germinar plantas y como un huerto produce su simiente, así el Señor hace germinar la justicia y la alabanza en presencia de todas las naciones.»

Noticia: Desiguales en derechos

La Declaración Universal de Derechos Humanos fue aprobada hace hoy 60 años por la Asamblea General de Naciones Unidas como el catálogo común de atribuciones que garantizarían la dignidad y la igualdad a todos los seres humanos. Aquel texto consagró mucho más que los ideales a los que podían aspirar las mujeres y los hombres en el mundo; les dio la fuerza necesaria para que cualquier persona en cualquier lugar del planeta pudiera esgrimirlos frente a su conculcación. En este tiempo las sociedades desarrolladas, a pesar de las carencias puntuales que puedan presentar, han ido realizando y ampliando los citados derechos; mientras que la situación en los países menos favorecidos se ha mantenido a una gran distancia del cumplimiento efectivo de lo dispuesto en la Declaración de 10 de diciembre de 1948. Sin ir más lejos, en su artículo 25 la Declaración Universal establece que toda persona «tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure la alimentación». Sin embargo, debido principalmente al alza del precio de los alimentos, a lo largo de 2008 la población que padece desnutrición en el mundo ha pasado de 923 a 963 millones de personas, según la FAO. Además, este preocupante incremento podría agravarse a lo largo de los próximos años por efecto de la crisis global. Cuando hace un año la comisionada Louise Arbour se refirió a los problemas a que se enfrentan los derechos humanos en el mundo, y mencionó «la creciente brecha de hoy en día entre los ricos y los pobres, los poderosos y los vulnerables, los tecnológicamente avanzados y los analfabetos, los agresores y las víctimas», dejó claro que no es posible universalizar el contenido de la Declaración que hoy cumple seis décadas de vigencia desde la asepsia o la neutralidad ante la injusticia extrema. No es posible atender las necesidades de los más desfavorecidos sin que los privilegiados acepten moderar su estatus. No es posible que los sojuzgados accedan a la libertad sin que las tiranías sean repudiadas y combatidas por parte de los gobiernos democráticos. Y no es posible devolver la dignidad a las víctimas de la violencia como sistema sin que la Justicia emita su veredicto final respecto a la actuación de los victimarios.

Evangelio: Lucas 1, 26-38

Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se conturbó por estas palabras y discurría que significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.» Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue.