Oración Comunitaria 18/09/2008
ENTRADA:
La oración es una fuerza serena que trabaja al ser humano, impidiéndole que se adormezca ante las convulsiones que padecen multitud de personas en la humanidad. De ella brotan las energías indispensables de la compañía.
SALMO:
Salmo 95
¡Cantad al Señor un canto nuevo,
cantad al Señor toda la tierra,
cantad al Señor, bendecid su nombre.
Proclamad día tras día su victoria,
contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones
El Señor ha hecho el cielo;
honor y majestad lo preceden,
fuerza y esplendor están en su templo.
Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque,
delante del Señor que ya llega.
Estaba Jesús a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios, cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre. Cuando acabó de hablar, Jesús dijo a Simón: «Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.» Simón le respondió: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes.» Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían. Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador.» Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas. Desde ahora serás pescador de hombres.» Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.
NOTICIA:
En el inicio de un nuevo curso
Publicado en el nº 2.625 de Vida Nueva (Del 30 de agosto al 5 de septiembre de 2008).
Con septiembre vuelve la actividad a tomar su pulso en nuestro país. En otros lugares del planeta no se ha detenido, pero en España el paréntesis del mes de agosto ha servido para retomar fuerzas y ofrecer nuevas perspectivas y nuevas ilusiones. El descanso veraniego de España se ha visto salpicado, ya en su recta final, por el desastre del accidente aéreo de Barajas. Todo el país ha quedado sorprendido ante la magnitud de la tragedia. Los españoles volvemos al trabajo con una mueca más triste, pero sin abandonar la esperanza. La vida sigue. Para cada una de las familias que han perdido a un ser querido el mundo, su mundo, su universo, parece acabar, pero la esperanza levanta el vuelo y se pone al frente, invitando a superar el dolor. Conforme se va enterrando a los muertos y se llora su ausencia, los ojos miran al futuro, con tristeza, pero con firmeza. El Papa y los obispos españoles nos invitan a esa actitud de solidaridad en el dolor y en la tarea de futuro, ayudando a todos a esa mirada más allá del sufrimiento.
Un curso nuevo se abre en un país que se marchó con datos preocupantes de una crisis que se agravaba por momentos, una crisis que afecta más a los que menos tienen y que en los inmigrantes está empezando a dejar su zarpa. Junto a esta importante tarea, el Gobierno tiene por delante tareas de urgencia que todos esperan las vaya realizando con mesura, determinación y honestidad: el modelo autonómico y su estructuración dentro del conjunto del Estado, el tesón en la lucha contra el terrorismo, la búsqueda de medidas que ayuden a los ciudadanos a vivir una mayor libertad de conciencia sin verse sometidos por dictados ideológicos, un mayor compromiso con los países de América Latina para el desarrollo de sus libertades y un mayor empeño en apoyar una política social, educativa, cultural y laboral que ayude a los más pobres en una sociedad que puede caer en la tentación de beneficiar a quienes más tienen.
SALIDA:
Con francisco acabamos cantando…