Oración Comunitaria 15/11/2007
SALMO:Salmo 8
Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar.
Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!
NOTICIA
Rouco llega a un acuerdo con la "iglesia roja" de Entrevías. Sin vencedores ni vencidos
Por José Manuel Vidal.RD
Miércoles, 7 de noviembre 2007
Sin vencedores ni vencidos. Ese fue el objetivo del cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, y de los tres curas de la parroquia roja de Entrevías, desde el día en que estalló el conflicto entre ambos. Y así ha sido. La parroquia deja de ser parroquia jurídicamente hablando, para convertirse en el Centro Pastoral San Carlos Borromeo, pero con todas las «atribuciones». Es decir, los curas podrán seguir celebrando los sacramentos y realizando la misma actividad catequética, litúrgica y social que venían haciendo desde hace muchos años.
En un breve comunicado, el arzobispado da cuenta de que, “después de un prolongado y fraterno diálogo” con sus curas, el cardenal Rouco “ha acordado constituir el Centro Pastoral San Carlos Borromeo, adscrito a la Vicaría IV de la archidiócesis de Madrid”.
Un sacerdote de la zona de Vallecas añade que: “Tanto los curas como el cardenal han dado una lección pública y solemne de cómo se resuelven los conflictos en la Iglesia. Porque, esto no es un partido, donde el que se mueve no sale en la foto. Es una prueba más de la profunda libertad que hay en la institución y de que, en ninguna otra, se acepta a la disidencia como en ella”.
Así fue el pasado día 4 de noviembre, el cardenal se fue a comer a la casa de los curas, y allí, hablaron a corazón abierto. Del pasado, del presente y del futuro. Teniendo en cuenta, sobre todo, como dice la nota del arzobispado, “el asegurar la atención pastoral integral al mundo de la marginación, al que de modo preferente han venido dedicándose los sacerdotes, y dispuestos a superar positivamente el conflicto existente”. Y allí mismo llegaron a un acuerdo.
Los curas se muestran “encantados y satisfechos”. Según el párroco, Javier Baeza, la “propuesta del cardenal nos pareció de perlas, porque era lo que veníamos pidiendo desde hacía tiempo y la aceptamos de inmediato”. Baeza reconoce, sin embargo, que en el feliz desenlace del conflicto tuvo mucho que ver, además de la buena voluntad del cardenal, “el apoyo decidido y la presión de la sociedad civil”.
El sacerdote se muestra también satisfecho por el hecho de que el arzobispado no les haya impuesto condición alguna. “Al contrario, vamos a seguir haciendo lo mismo que hasta ahora, dedicados especialmente a los más pobres y marginados, pero a todos los niveles, porque no somos meros asistentes sociales”.
La medida ha sentado muy bien entre la gente de la comunidad parroquial que, según Baeza, está alegre y contenta”. Entre otras cosas, “porque consolida lo que hemos venido haciendo durante todos estos años y, además, acaba con una situación de tensión y de confrontación muy penosa”.
EVANGELIO:
Por aquellos días, Jesús se retiró al monte a orar y se pasó la noche en oración con Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, eligió a doce de entre ellos y les dio el nombre de apóstoles. Eran Simón, a quien llamó Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás; Santiago, el hijo de Alfeo, y Simón, llamado el Fanático; Judas, el hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Al bajar del monte con sus discípulos y sus apóstoles, se detuvo en un llano. Allí se encontraba mucha gente, que había venido tanto de Judea y Jerusalén, como de la costa, de Tiro y de Sidón. Habían venido a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
Lc 6, 12-19