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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 10/05/2007

ESCUELA DE ORACION:

proximamente...


SALMO:

Salmo 85

Fuiste propicio, Señor, con tu tierra,
cambiaste la suerte de Jacob;
perdonaste la culpa de tu pueblo,
lo absolviste de todos sus pecados; Pausa
reprimiste toda tu indignación
y aplacaste el ardor de tu enojo.

¡Restáuranos, Dios, salvador nuestro;
olvida tu aversión hacia nosotros!

¿Vas a estar enojado para siempre?
¿Mantendrás tu ira eternamente?

¿No volverás a darnos la vida,
para que tu pueblo se alegre en ti?

¡Manifiéstanos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación!

Voy a proclamar lo que dice el Señor:
el Señor promete la paz,
la paz para su pueblo y sus amigos,
y para los que se convierten de corazón.

Su salvación está muy cerca de sus fieles,
y la Gloria habitará en nuestra tierra.

El Amor y la Verdad se encontrarán,
la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra
y la Justicia mirará desde el cielo.

El mismo Señor nos dará sus bienes
y nuestra tierra producirá sus frutos.

La Justicia irá delante de él,
y la Paz, sobre la huella de sus pasos.


NOTICIA:

Compro, ¿luego pienso?

El consumismo sigue imparable. Vivimos en una sociedad que favorece el consumo, comprar por comprar. De seguir así hará falta un planeta tres veces mayor que la tierra para satisfacer las necesidades de consumo de los países desarrollados.

Día a día nos convertimos en una generación de usar y tirar. La forma de consumir que existe en el planeta nos ha perjudicado a todos y todas. El consumismo se ha extendido en el mundo debido, entre otras cosas, a la creación de mayor riqueza y a la globalización. De igual forma, está el circulo vicioso del consumo que nos lleva a la creación de riqueza a costa de la sobre explotación del medio natural.
De acuerdo con uno de los últimos informes del Worldwatch Institute (uno de lo más prestigiosos centros de investigaciones medioambientales) por un lado están los más de 1.700 millones de habitantes del planeta conforman la categoría global de la "clase consumidora", y por otro se encuentran los 2.800 millones de personas que sobreviven con menos de dos dólares diarios.

Parece que nos estamos acabando el mundo. Los bosques, las tierras agrícolas, las selvas y los territorios vírgenes cada día se reducen cada vez más para dar espacio a la gente, las casas, los centros comerciales y las fábricas.

En los países occidentales los niveles de consumo llegan a cifras indescriptibles, como el hecho de que gastamos más en comida para mascotas que lo que se destinamos a luchar contra el hambre. De igual forma, el gasto anual en cosméticos en la región de Estados Unidos, Canadá y Europa asciende a 18.000 millones de dólares, una cifra que si se invirtiera en educación podría alfabetizar tres veces la población del planeta.

Comprar más no significa tener mejor calidad de vida, pero esa parece ser la tarea de la publicidad: convencernos y convertirse en nuestra guía de consumo. Día a día se el elevado número de mensajes que recibimos a través de la publicidad nos afirma que seremos más felices si consumimos los distintos productos que anuncian, pero pocas veces nos informan con transparencia sobre todos los componentes de esos mismos artículos. Otras veces nos intenta convencer de la necesidad que tenemos de tener y comprar más bienes.

La cultura del consumo nos ha enseñado que comprar es la fuente del bienestar, sin que nos deje espacios para pensar en las consecuencias que tiene el consumo excesivo de de bienes innecesarios, que día a día construye un mundo más injusto e insolidario. Los actuales niveles de consumo también son injustos para las generaciones posteriores, que se encontrarán con un medio ambiente castigado y sin recursos. Así que la próxima vez que vayamos a comprar algo, pensemos y luego compremos, porque consumir no es sólo una forma de actuar, sino también una forma de pensar y de sentir.


LECTURA DEL EVANGELIO:

Jesús gritó y dijo:

«El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado;y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado.Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas.Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo.

El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue: la Palabra que yo he hablado, ésa le juzgará el último día; porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar, y yo sé que su mandato es vida eterna. Por eso, lo que yo hablo lo hablo como el Padre me lo ha dicho a mí.»

Jn 12, 44-50