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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 12/04/2007

ESCUELA DE ORACIÓN:

Recordamos el hecho inicial de la resurrección de Cristo, el primer momento de ese
día de la Pascua, el primer domingo. Pero resulta que ese día ya no se acaba.
Resulta que la Resurrección de Jesucristo no es cosa del pasado. Cristo resucitado
vive y está aquí. Y esto es lo que más nos alegra. Cristo está aquí recién
resucitado, como la primera tarde en que se hizo presente a sus discípulos en el
cenáculo. Tenemos que abrirnos a su presencia vivificadora y dejarnos contagiar de
su paz y su alegría.


Pero esta experiencia de fe en Cristo Resucitado no se consigue con nuestro
voluntarismo o nuestro esfuerzo. Tampoco lo conseguían los discípulos o las mujeres,
por mucho que corrieran en su busca o le lloraran. Es un don. Cristo era el que se
hacía presente o se dejaba encontrar. Todo era gracia. Y entonces todo era luz y
resurrección. Todo es don. Por eso hemos de orar. Vamos a pedir a Cristo Resucitado
que se haga aquí presente, que nos haga sentir su presencia. Vamos a pedir, desde
nuestra pobreza y nuestra confianza, que se digne alentar sobre nosotros su Espíritu
vivificante como hizo a los discípulos. Se lo pedimos con Francisco diciendo juntos:
Oh, alto y glorioso Dios


SALMO:

Salmo 102

¡BENDICE, ALMA MÍA, AL SEÑOR!


Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.

El perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
el rescata tu vida de la fosa,
y te colma de gracia y de ternura;
el sacia de bienes tus anhelos,
y como un águila
se renueva tu juventud.

El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo;
no nos trata como merecen
nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.

Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.
Como un padre
siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro.

Los días del hombre
duran lo que la hierba,
florecen como flor del campo,
que el viento la roza, y ya no existe,
su terreno no volverá a verla.

Pero la misericordia del Señor
dura siempre,
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza
y recitan y cumplen sus mandatos.

El Señor puso en el cielo su trono,
su soberanía gobierna el universo.
bendecid al Señor, ángeles suyos,
poderosos ejecutores de sus órdenes,
prontos a la voz de su palabra.

Bendecid al Señor, ejércitos suyos,
servidores que cumplís sus deseos.
Bendecid al Señor, todas sus obras,
en todo lugar de su imperio.

¡Bendice, alma mía, al Señor!


NOTICIA:

400 curas vascos se ofrecen como mediadores del proceso de paz
RD
Martes, 3 de abril 2007

Cerca de 400 sacerdotes vascos de las Diócesis de Baiona (Francia), Bilbao, Pamplona-Tudela, San Sebastián y Vitoria, han suscrito un documento en el que manifiestan su "preocupación" ante las dificultades y obstáculos en que se "encuentra actualmente el proceso de paz" y se muestran "convencidos" de que es posible y necesario impulsarlo con la colaboración y participación de todas las personas. Para ello, se ofrecen como "mediadores para impulsar el proceso de paz".
El texto, que fue presentado este martes en Baiona por el párroco de la Diócesis de esta localidad vasco-francesa, Mikel Epalza, señala el carácter "básicamente político" del conflicto, y dice compartir y solidarizarse con el "deseo ampliamente generalizado y manifestado de que se resuelva por las vías del diálogo y negociación entre todas las partes implicadas, sin exclusiones".
Por ello, estos curas vascos piden que, desde las diversas instancias políticas y sociales, se llegue a los acuerdos necesarios para lograr "una paz que no sólo consiste en la ausencia de toda violencia, sino sobre todo en la justicia y respeto de los derechos humanos tanto individuales como colectivos".
"Esperamos y urgimos a que sea el pueblo, toda la ciudadanía, la que democráticamente, desde el respeto a los diversos sentimientos y opciones políticas y culturales, decida con plena libertad lo que desea para nuestro Pueblo a fin de lograr, en un futuro lo más próximo posible, la paz que todos y todas deseamos", afirman.
Asimismo, los párrocos, desde su fidelidad al Evangelio, "que anuncia la paz mirando especialmente a quienes más sufren esta larga situación conflictiva y sus consecuencias", se ofrecen como "miembros de la Iglesia -hombres y mujeres, cada uno según su misión y responsabilidad- toda la colaboración y apoyo solidario intensificando nuestra común labor mediadora para impulsar la paz en Euskal Herria".
En declaraciones a Europa Press, el párroco de Astigarraga, Mikel Goenaga, uno de los impulsores de la carta, manifestó que la misiva estaba circulando entre los curas vascos desde hace un mes y que podría haber recabado más apoyos, pero la intención de darla a conocer antes de Semana Santa lo ha impedido. La premura a la hora de hacer público el documento se debe a que, según sus impulsores, "en este país la situación cambia de un día a otro y lo que hoy se firma, a los tres días no sirve".
Casi la mitad de los párrocos firmantes son guipuzcoanos, aunque el documento parte de una reflexión de sacerdotes alaveses y se creyó necesario que fuera conocida por sus compañeros de todas las Diócesis de Euskadi, Navarra y País Vasco francés. Los obispados de las diócesis han podido tener conocimiento del documento si sus sacerdotes les han informado, pero no han tenido protagonismo en la iniciativa.
Goenaga señaló que la intención a la hora de dar a conocer este texto era "dar una aportación que posibilitara y alimentara esa cierta esperanza que veíamos que estaba un poco frustrada, y que fuera un empuje más".
Los firmantes del texto representan "una cuarta o quinta parte del total de los curas existentes en las Diócesis de Euskal Herria", lo que, según Goenaga, "es un número significativo en torno a un documento, teniendo en cuenta la premura con la que se ha desarrollado la labor de darlo a conocer".
Al margen de este documento público, Mikel Goenaga destacó el ofrecimiento "como sacerdotes a posibles campos de actuación que pueda haber para facilitar el proceso de paz". En este sentido, citó aspectos como las víctimas "que es un tema a trabajar en pueblos y en parroquias".
Según dijo, "para cuestiones que van a aparecer en este proceso, vemos que la Iglesia tiene mucho que aportar en todo el tema de la reconciliación, de la verdad respecto a la lectura del mapa de sufrimiento que hay en este momento en las realidades de barrios y pueblos, en el tema de la memoria histórica, de la guerra civil para acá y la recuperación de muchas personas dañadas en este proceso".
En su opinión, hay "muchas cosas para trabajar, donde la Iglesia puede aportar dentro de su propio capital de mensaje". "Hay mucho que hacer en el contenido hacia una reconciliación que es inevitable dentro del contenido de la paz. Dentro de ésta, está el tema de la verdad, la justicia, la reparación, el reconocimiento mutuo, el respeto". "Es algo que tenemos que aportar entre todos, pero la Iglesia tiene un gran capital que hacer", insistió.


LECTURA DEL EVANGELIO:

Dos de los discípulos se dirigían a Emaús. Mientras conversaban, Jesús se les acercó y se puso a caminar a su lado. Jesús preguntó: ‘¿de qué venís hablando por el camino?’. Le dijeron: ‘Lo de Jesús de Nazaret, un profeta poderoso en hechos y palabras delante de Dios y de todo el pueblo. Nosotros teníamos la esperanza de que él fuese el libertador de Israel, pero ya han pasado tres dias. Sin embargo, algunas de las mujeres que estan con nosotros nos han asustado, pues fueron de madrugada al sepulcro y no encontraron su cuerpo; Jesús les dijo entonces: ‘¡qué faltos de comprensión sois y cuanto os cuesta creer todo lo que dijeron los profetas!¿Acaso no tenía que sufrir el Mesias estas cosas antes de ser glorificado?’. Luego se puso a explicarles todos los pasajes de las Escrituras que hablaban de él. Al llegar a donde se dirigían, Jesús hizo como si fuera a seguir adelante; pero ellos le obligaron a quedarse, diciendo: ‘Quedate con nosotros, porque ya es tarde y se está haciendo de noche’. Cuando estaban sentados a la mesa, tomó el pan y habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio. En ese momento se les abrieron los ojos y reconocieron a Jesús; pero él desapareció. Se dijeron el uno al otro: ‘¿No es cierto que el corazón nos ardía en el pecho mientras nos venía hablando por el camino y nos explicaba las Escrituras?’.

Lc 24, 13-35


ORACION FINAL:

Cristo ha resucitado. ¡Aleluya! Cristo nos hace resucitar ¡Aleluya!. Pero atiende,
Cristo te está pidiendo a ti que le resucites; que necesita de tu ayuda para
resucitar.

Por eso, acabamos alabándolo con Francisco diciendo: te adoramos...