Oración Comunitaria 20/06/2013
Escuela de Oración: Actitud Aceptación.
Seguimos con la escuela de
oración del pasado jueves.
Según
Juliana de Norvick: Ésta es la voluntad
del Señor… que nuestras plegarias y
nuestra confianza sean igualmente grandes.
Nos gusta pensar que sabemos que
es bueno para nosotros. El derecho a hacernos cargo de nuestra vida es un rito
de paso del que no hay que renegar. “Es decisión suya –solemos decir. Ella será
quien vivirá las consecuencias”. Y es verdad.
El problema es que el deseo de controlar nuestra vida suele perjudicar nuestra vida espiritual en la misma medida en que realiza nuestra vida personal. Una cosa es pretender ordenar el futuro que hemos decidido nosotros y otra enteramente distinta pretender gobernar a Dios.
Pero el camino hacia la verdadera oración es la historia de un montón de intentos nuestros de hacer justamente esto último.
“He rezado durante meses .decimos., pero ello no ha impedido que él me dejara”
“He ayunado cada miércoles durante un año – musitamos-, pero ello no ha impedido que ella muriera y me dejara con cinco niños que criar”
“He ido a la Iglesia todos los domingos y he dado a la Iglesia un dinero que excedía mis posibilidades –nos lamentamos-, pero no he sido admitido en la facultad”.
Pero cuando echamos la vista atrás, vemos claramente que la vida que siguió al divorcio fue evidentemente mejor que la anterior. O que el segundo matrimonio fue al menos tan bueno como el primero. O que nunca habría sido tan feliz estudiando medicina como lo he sido estudiando psicología.
Teresa de Jesús lo expresaba del siguiente modo. “Se vierten más lágrimas por las oraciones respondidas que por las no respondidas”. A veces conseguimos lo que no queremos, y finalmente comprendemos que es mucho mejor que la opción que acariciábamos.
La oración es el don de ser capar de poner mi vida en manos de Dios y confiar en el camino que se abre ante mí, prescindiendo de lo que yo piense acerca de si o habría elegido o no.
Después de todo, si Dios está conmigo, ¿qué diferencia real supone, en último término, la manera de llegar adonde voy? Lo que cuenta nunca es lo que yo hago, sino aquello que soy por causa de lo que hago: lo cual, en última instancia, es la verdadera medida de la belleza de mi vida.
Así, con esta actitud y con Francisco, comenzamos cantando…”Oh Alto y Glorioso Dios”
SALMO (91) Alabanza Del Dios Creador
Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes,
sobre arpegios de cítaras.
Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.
Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.
Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos despreciarán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.
El justo crecerá como una palmera,
se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.
NOTICIA. Casas gratuitas para alojar a niños con cáncer LAURA PERAITA MADRID ABC (Andalucía) 19 de junio de 2013
Manuela Domínguez
conoce muy bien cómo cambia la vida cuando un hijo tiene una grave enfermedad.
Todo pasa a un segundo plano. Ella vivió su particular lucha cuando a
su pequeño le diagnosticaron un cáncer y tuvo que pasar largas jornadas
en el hospital. Durante ese tiempo se dio cuenta de que muchos padres
que llegaban de otras ciudades al hospital Niño Jesús de Madrid dormían
en una silla, llevaban la misma ropa durante días, apenas tenían un lugar
donde lavarse, mal comían... El hijo de Manuela falleció y hace 23
años que ella decidió formar parte de Asión, la Asociación de Padres de Niños
con Cáncer, de la que actualmente es coordinadora general. «Me empeñé
en facilitar la vida a los padres para que pudieran descansar y estar
en las mejores condiciones para cuidar de sus pequeños. A través de
tómbolas, loterías... y fondos propios logramos dinero suficiente
para hacernos con cuatro pisos».
Cuando llega a Madrid una familia con un niño enfermo, desde la red de la Federación Española de Padres de Niños con Cáncer avisan a Asión para organizar su estancia en uno de estos pisos. Manuela se siente orgullosa de lograr que estas familias puedan dormir en una cama, ducharse, lavarse la ropa, cocinar y comer decentemente... Y más aún porque la estancia es totalmente gratuita. Esta organización ha facilitado el alojamiento a más de mil familias. «Además, con estos pisos evitamos la hospitalización de muchos niños durante los tratamientos oncológicos». En ocasiones, sólo necesitan estar en el hospital unos minutos para tratamientos como la radioterapia o quimioterapia ambulatoria, y tras recibirlos pueden alojarse en los pisos que les ofrecemos, en vez de quedarse ingresados porque no tienen dónde ir. El año pasado evitaron 984 hospitalizaciones.
Ángel Bataller, gerente de la Fundación Infantil Ronald McDonald, asegura que lo que «pretendemos es crear un hogar fuera del hogar y dar la máxima normalidad a estas familias y, por ello, las casas que les ofrecemos están muy cerca de los hospitales para que se sientan cerca y no pierdan tiempo en desplazamientos. Además, —apunta— hemos visto cómo las familias que están unidas son más fuertes y la recuperación del niño enfermo es mayor y más rápida».
«No podemos solucionar el diagnóstico —explica Jesús María González, presidente de la Asociación de Padres de Niños con Cáncer de la Comunidad Valenciana (Aspanion)—, pero ponemos todos los medios posibles para que los padres puedan estar cerca del hospital y descansar porque tienen que convertirse en profesionales de su cuidado».
Al principio del diagnóstico se desplazan tanto el padre como la madre, pero después es ella la que suele dejar su trabajo para acompañar al pequeño mientras el padre regresa a su ciudad y rutina laboral. Buscar un piso supone un gasto muy importante y un tiempo que no tienen. «En estos pisos gratuitos recargan pilas porque deben estar en buenas condiciones —añade González—. Los hijos confían mucho en sus padres y deben verles fuertes».
El presidente de Aspanion asegura que al principio las madres no quieren separarse del lado de sus retoños, «pero los tratamientos son muy largos y necesitan descansar porque el desgaste emocional es muy grande y nadie puede aguantar las 24 horas en el hospital con la tensión y angustia».
Desde la Fundación Menudos Corazones aseguran que hay niños con cardiopatías que pasan muchos meses, incluso hasta un año entre el hospital, los tres pisos que ponen a disposición de las familias y las tres habitaciones de hotel que les ha cedido de la Cadena NH. «En Madrid hay cuatro hospitales públicos y dos privados con unidad de cirugía pediátrica —explica Montse Mireles, responsable de comunicación de esta fundación—. Hasta aquí mandan a muchas familias que vienen incluso de pueblos y se sienten perdidas en una gran ciudad. Tener un piso de estas características y que les facilitemos su estancia les supone un gran alivio. Hasta hace un año cubríamos el 50% de las demandas. Hoy, gracias a una campaña de Ikea, de Sephora y de donantes particulares cubrimos el 80%. Principalmente, este apoyo es un gran alivio emocional para las familias».
EVANGELIO (Mt 4, 26-34)
La parábola de la semilla que crece por sí sola
"El Reino de Dios se parece a un hombre que echa la semilla en
la tierra: Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va
creciendo, sin que él sepa cómo.
La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin
grano abundante en la espiga. Cuando el fruto está a punto, se mete la hoz, porque
ha llegado la siega”
Dijo también "¿Con
qué podremos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos?
Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña,
pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas, y echa ramas tan
grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas".
Y con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.
SALIDA:
Haznos señor semillas, que brotemos y demos fruto abundante para que seamos portadores de la buena noticia
Con Francisco terminamos diciendo: “Te adoramos”