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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 13/02/2020

ACOMPAÑAR EN LA SOLEDAD

Escuela de oración:
Un jueves más nos reunimos para orar. En esta ocasión lo hacemos en el marco de la semana del enfermo cuyo lema es «Acompañar en la soledad». Todos estamos llamados a acompañar gratuita y generosamente a quienes se sienten solos y necesitan de nuestro consuelo.
La disponibilidad de la Virgen María, que, con prontitud, acudió a casa de su prima Isabel es un modelo de la solicitud a cuantos necesiten de nuestra compañía por estar enfermos o a colaborar con cuantos cuidan habitualmente de ellos.
Que María, Madre, nos impulse en esta preciosa misión.
Vamos a orar con ellos y por ellos para que no pierdan la esperanza y la ilusión, diciendo juntos: Oh alto y glorioso Dios…

Canción: Nada te turbe.

1ª Lectura: Salmo 102, 1-2. 3-4. 6-7. 8 y 10
Bendice, alma mía, al Señor
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor
y no olvides sus beneficios.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura.
El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.

Canción: Da pacem cordium.

Noticia: Acompañar en la soledad.
En este año 2020 el Dicasterio para la Promoción Humana Integral de la Persona nos propone como tema para la Jornada Mundial del Enfermo del 11 de febrero: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré» (Mt 11, 28). Esto supone una particular invitación a poner nuestra mirada en quienes están cansados y agobiados por la enfermedad y llevarles el alivio de Cristo. Esto implica haber tenido esa experiencia del consuelo del Señor.
Hoy nos proponemos fijarnos en una de las causas de ese cansancio que piden ser aliviadas: la soledad.
1. Hay una soledad sana y necesaria. En la conciencia de sí el hombre aprende a conocerse y a escuchar la voz de Dios, que habla en el silencio. Dios habla en el silencio, pero hay que saberlo escuchar (cf. 1 Re 19, 11-13). Se trata, por tanto, de una soledad deseable y necesaria de cultivarla. En una medida importante aprender a vivir esta soledad nos prepara para la soledad no deseada.
2. Más de dos millones de personas mayores de 65 años viven solas y, frente a quienes lo hacen por decisión personal, muchas viven aisladas, sin protección e invisibles para la sociedad. Una de cada tres personas dice sentirse solas en nuestro mundo occidental. En una sociedad de la información y los meta datos, pueden darse situaciones particularmente dolorosas: hombres o mujeres que mueren solos en sus casas y tardamos semanas en descubrirlo. Y el número de personas que sufren la soledad no deja de crecer.
3. Es importante hacer una reflexión que nos permita descubrir las causas de las diferentes formas de soledad para encontrar el mejor medio de aliviarlas. Las maneras de hacerlo no serán las mismas. La soledad es una de las principales causas de exclusión social.
4. No se resuelve teniendo al lado a alguien a quien simplemente le cuento las cosas que me pueden preocupar o entristecer, sin que mi interlocutor se sienta involucrado. No necesito únicamente ser oído, sino escuchado, acogido. En este sentido sólo podremos aliviar la soledad en una relación que implique el don de uno mismo y la acogida del otro como un don. En una palabra, sólo el amor dado y recibido puede aliviar el sentimiento de soledad. Quien hace esta experiencia, quien acompaña así a quienes se sienten solos, descubre enseguida que quien acompaña es a su vez acompañado, enriquecido en humanidad.
5. La soledad es una auténtica fuente de sufrimiento. Cuando el hombre se siente solo, experimenta el infierno. El número de personas que se sienten solas sigue creciendo, al igual que el número de aquellos que están atrapados en el egoísmo, la tristeza, la violencia destructiva y la esclavitud al placer y dinero. Por otro lado, cuando el hombre siente que no está siendo abandonado, entonces puede enfrentarse a todo tipo de dificultades y fatigas.

Canción: Entra en mi noche Señor.

2ª Lectura: Lucas (1, 39-56)
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:
–«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá».
María dijo:
— «Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Canción: Bonum est confidere.

Peticiones y acciones de gracias.

Padrenuestro.

Despedida: Salgamos a la calle con los ojos bien abiertos y con la confianza de saber que Dios está con nosotros para que seamos sal y luz para todas aquellas personas que se encuentran solas. Con este propósito nos despedimos diciendo: Te adoramos Señor Jesucristo…

Canción: Sois la sal.