Oración Comunitaria 24/10/2019
ORACIÓN ESPÍRITU DE ASÍS 2019
Introducción
El 27 de octubre de 1986, hace ya 33 años, fue la primera celebración del
Espíritu de Asís siendo el escenario donde se congregaron por primera vez
en la historia y por invitación del Papa Juan Pablo II, los líderes de
las diversas Iglesias. Asís se convirtió en referencia obligada para cualquier
iniciativa de paz que se haga durante el año en otros lugares.
Este año, queremos recordar que, para conseguir la paz, tenemos que
ser capaces de vernos como hermanos. La figura humilde y alegre de San
Francisco, nos sirve de motivo inspirador por su sentido de fraternidad
universal.
Este año se ha elegido el lema DIFERENTES, PERO HERMANOS,
expresión tomada del discurso del papa Francisco a los Emiratos Árabes, que
nos ayuda a profundizar uno de los ejes centrales de la vida y la espiritualidad
de San Francisco.
¿Quién es mi hermano?
La respuesta a esta pregunta quizás la tengamos asumida
intelectualmente, aunque frecuentemente ponemos barreras con muchas
personas debido a nuestros propios prejuicios. Dios, que vive en el prójimo,
a la manera de San Francisco, nos hace superar nuestras ideas preconcebidas
que tienden a frenar nuestro ímpetu cristiano para abrazar ese “leproso” de
hoy – el que es diferente a nosotros: personas de otras ideologías, religiones
o de otra línea eclesial, gays, inmigrantes, sin techo…
Que todos somos hermanos nos los insistió Jesús de Nazaret con su
enseñanza y con su vida. Y nos lo repite continuamente el Magisterio de la
Iglesia como en la encíclica “Laudato si” (2015), que afirma que
la dignidad de cada hombre y mujer han sido creados a imagen y semejanza
de Dios y la fraternidad y la unión entre todos los seres humanos porque en
Jesucristo todos hemos sido hechos hijos de Dios. Por lo tanto, la dignidad
de cada persona no depende ni de su raza, ni de su orientación sexual, ni de
su credo, cultura o nación, ni de su condición física o intelectual.
La pregunta, ¿dónde está mi hermano?, nos exige un reconocimiento
del prójimo o del hermano como un TÚ en el cual me debo reconocer. Al
aceptar al hermano que llega a nuestras costas en patera, al musulmán, al
homosexual, a la mujer traficada, al inmigrante económico, al ateo, al que
manifiesta ser diferente a mi tradición, credo, cultura o condición social,
manifiesta la compasión cristiana ilustrada perfectamente en el abrazo de
San Francisco al leproso, “lo que antes me parecía amargo se transformó en
dulzura”.
CANTO
Salmo
PAZ (Arco iris, símbolo de paz)
Según la tradición bíblica, el arcoíris es un símbolo de la paz, un puente entre el cielo y
la tierra. En
tiempos de división y enfrentamiento, elevamos esta plegaria para pedir por nuestra
unidad, garantía
de la paz.
«Haznos uno, para así ser testigos de tu paz, un arcoíris de tu gloria».
Tú eres Aquel
de quien todos provenimos
por diferentes caminos.
A Ti, por diferentes caminos,
todos nos dirigimos.
Fortalece en nuestros corazones
aquello que nos une.
Tiende puentes sobre aquello que nos divide,
para que juntos nos gocemos en la diversidad.
Haznos uno, para así ser testigos de tu paz,
un arcoíris de tu gloria.
Amén.
CANTO: Danos la Paz
Noticia
DECÁLOGO DE ASÍS PARA LA PAZ
1. Nos comprometemos a proclamar nuestra firme convicción de que la violencia y el
terrorismo se oponen al auténtico espíritu religioso, y, condenando todo recurso a la
violencia y a la guerra en nombre de Dios o de la religión, nos comprometemos a hacer
todo lo posible por erradicar las causas del terrorismo.
2. Nos comprometemos a educar a las personas en el respeto y la estima recíprocos, a
fin de que se llegue a una convivencia pacífica y solidaria entre los miembros de etnias,
culturas y religiones diversas.
3. Nos comprometemos a promover la cultura del diálogo, para que aumenten la
comprensión y la confianza recíprocas entre las personas y entre los pueblos, pues
estas son las condiciones de una
paz auténtica.
4. Nos comprometemos a defender el derecho de toda persona humana a vivir una
existencia digna según su identidad cultural y a formar libremente su propia familia.
5. Nos comprometemos a dialogar con sinceridad y paciencia, sin considerar lo que nos
diferencia como un muro insuperable, sino, al contrario, reconociendo que la
confrontación con la diversidad
de los demás puede convertirse en ocasión de mayor comprensión recíproca.
6. Nos comprometemos a perdonarnos mutuamente los errores y los prejuicios del
pasado y del presente, y a sostenernos en el esfuerzo común por vencer el egoísmo y
el abuso, el odio y la violencia, y por aprender del pasado que la paz sin justicia no es
verdadera paz.
7. Nos comprometemos a estar al lado de quienes sufren la miseria y el abandono,
convirtiéndonos en voz de quienes no tienen voz y trabajando concretamente para
superar esas situaciones, con la convicción de que nadie puede ser feliz solo.
8. Nos comprometemos a hacer nuestro el grito de quienes no se resignan a la
violencia y al mal, y queremos contribuir con todas nuestras fuerzas a dar a la
humanidad de nuestro tiempo una esperanza real de justicia y de paz.
9. Nos comprometemos a apoyar cualquier iniciativa que promueva la amistad entre
los pueblos, convencidos de que el progreso tecnológico, cuando falta un
entendimiento sólido entre los pueblos, expone al mundo a riesgos crecientes de
destrucción y de muerte.
10. Nos comprometemos a solicitar a los responsables de las naciones que hagan todo
lo posible para que, tanto en el ámbito nacional como en el internacional, se construya
y se consolide un mundo de solidaridad y de paz fundado en la justicia.
De los varios discursos que pronunció el Papa Francisco durante su visita a Sudamérica,
queremos destacar estas palabras dirigidas a los representantes de la sociedad civil de
Paraguay el pasado 11 de julio. Un llamado al diálogo auténtico, que reconoce la
dignidad del otro.
“Me siento feliz por esta ocasión que me ofrece el Señor para escribir, en vuestra
querida tierra, una nueva página de la historia de las relaciones entre las religiones,
que confirma que somos hermanos, aunque seamos diferentes.
“La cultura del encuentro sabe reconocer que la diversidad no solo es buena: es
necesaria. La uniformidad nos anula, nos hace autómatas. La riqueza de la vida está en
la diversidad”.
CANTO
Evangelio (Leer desde el ambón) Del Evangelio de San Juan (9, 1-41)
Al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento.
Escupió en la tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego, y le
dijo:
–Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).
Él fue, se lavó, y volvió con vista. (…)
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. (Era sábado el día que Jesús hizo
barro y
le abrió los ojos). También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.
Él les contestó:
–Me puso barro en los ojos, me lavé y veo.
Algunos de los fariseos comentaban:
–Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.
Otros replicaban:
– ¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos? (…)
Algunos de los fariseos comentaban:
–Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado. (…)
–Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?
Y lo expulsaron. Oyó Jesús que le habían expulsado, lo encontró y le dijo:
– ¿Crees tú en el Hijo del hombre?
Él contestó:
– ¿Y quién es, Señor para que crea en él?
Jesús le dijo:
–Lo estás viendo: el que te está hablando ese es.
Él dijo:
–Creo, Señor.
Y se postró ante él.
Comentario post evangelio (Leer desde las mantas)
UNOS BUENOS SAMARITANOS (Otra forma de contar la parábola del buen samaritano)
En esto se levantó el opulento Primer Mundo y le preguntó para ponerlo a prueba:
- Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?
Él le dijo:
- ¿Qué es lo que está escrito en vuestros libros sagrados? ¿Qué es lo que dicen
vuestros líderes religiosos?
El Primer Mundo contestó:
- Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas
y con toda tu mente. Y a tu prójimo como a ti mismo.
Él le dijo:
- Bien contestado. Haz eso y tendrás vida. Pero el Primer mundo, queriendo
justificarse, preguntó a Jesús:
- ¿Y quién es mi prójimo?
Jesús le contestó:
- En una ocasión, 51 inmigrantes que huían de las guerras, el saqueo y las hambrunas
de sus pueblos, navegaban a la deriva en aguas internacionales entre Libia y Malta.
Iban en un frágil cayuco, sedientos y medio muertos. Aquella situación la vimos todos
por televisión.
Pero los gobiernos de los países mediterráneos, muy ocupados en el conflicto entre
israelíes y palestinos, dieron un rodeo encogiéndose de hombros.
Lo mismo hicieron los países de la Unión Europea, muy preocupados en enviar
material de guerra a Irak y Afganistán y en cómo controlar el precio del petróleo y
aumentar los beneficios bancarios.
Lo mismo hicieron los católicos, dieron un rodeo y pasaron de largo, pues estaban muy
preocupados por el aumento de la indiferencia religiosa y el laicismo y la enseñanza de
la religión en las escuelas. Incluso el mismo Estado Vaticano no se atrevió a tomar la
iniciativa de abrir sus puertas y acoger en sus lujosos aposentos tanta desesperanza.
Sin embargo, un pesquero español, el "Francisco y Catalina", que estaba
faenando por aquellas aguas para ganarse el pan de cada día, vio el cayuco, a la
tripulación, y se le conmovieron las entrañas, y los rescataron.
“No somos héroes, somos marineros, pero lo volveríamos a hacer, sin ninguna duda”;
dijeron al ser preguntados por los periodistas que querían convertir la compasión en
espectáculo.
Los subieron a cubierta, les vendaron las heridas y compartieron con ellos agua y
comida. Y apretujados aguantaron, entre el estupor y la indignación, la negativa de las
autoridades de Malta al desembarco en sus costas. Cada día que pasaba ponían de su
bolsillo los 6.000 euros de su jornada laboral...
¿Qué te parece? ¿Quién de todos ellos se hizo prójimo de aquellos náufragos
inmigrantes africanos?...
El Primer Mundo contestó:
- Los que tuvieron compasión de ellos.
Jesús le dijo:
- Pues anda y haz tú lo mismo.
CANTO: Quiero ser samaritano
Peticiones y Acciones de gracias
Salida
El ejemplo de San Francisco frente al leproso, a los ladrones, al sultán… nos insta
a relacionarnos con cada persona sin distinción alguna, desde una predisposición de
respeto, reconociendo su dignidad intrínseca como “hija de Dios”, buscando siempre
potenciar el encuentro, el dialogo y la reconciliación, creando las condiciones y caminos
de cambio tanto en nuestro interior como en la sociedad para derrumbar aquello que
nos separe de forma ideológica, religiosa, física o intelectual de los que consideramos
“diferentes”.
Oración de San Francisco por la paz
Señor, haz de mi un instrumento de tu paz.
Que allí donde hay odio, ponga yo amor.
Donde haya ofensa, perdón.
Donde haya discordia, ponga yo la unión.
Donde haya error, ponga verdad.
Donde haya duda, ponga yo la Fe.
Donde haya desesperación, ponga esperanza.
Donde haya tinieblas, ponga vuestra luz.
Donde hay tristeza, ponga yo alegría.
Oh Maestro,
que no me empeñe tanto
en ser consolado, como en consolar,
en ser comprendido, como en comprender,
en ser amado, como en amar.
Pues dando se recibe,
olvidando se encuentra,
perdonando, se es perdonado,
y muriendo se resucita a la vida eterna.
Amén
CANTO: Laudato si