• imagen del slider

Datos

Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 10/10/2019

Oración comunitaria, jueves 10 de octubre de 2019.

Escuela de oración:
Como cada jueves, nos reunimos en comunidad, para orar en torno a la palabra de Dios. En el comienzo del mes de octubre, mes misionero, todos y cada uno de nosotros, como cristianos tenemos una misión a realizar, ya sea en nuestro entorno familiar, de la comunidad, del trabajo. Aprovechemos para renovar nuestro testimonio de fe, abriendo nuestro corazón generando momentos de encuentro y diálogo en todas aquellas situaciones que se propicien en nuestro camino.
Para ello contamos con el Espíritu que siempre nos guía y alienta, y nos dejamos guiar por el fiel servidor del Evangelio como lo fue San Francisco. Con el comenzamos diciendo: Oh alto y glorioso Dios…

Canto: Señor, enséñanos a orar

Salmo: 1,1-7
Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche.
Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin.
No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
En el juicio los impíos no se levantarán,
ni los pecadores en la asamblea de los justos.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal.

Canto: Beati un domo Domini (felices en la casa del Señor)

Noticia: Trabajo decente, como Dios quiere
'Ideal' - 2019-10-02. CARMELO DONADO CAMPOS
Por quinto año consecutivo, las organizaciones que integramos la Iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) celebramos el pasado 7 de octubre la Jornada Mundial por el Trabajo Decente.
Las preguntas que lanzamos en este 7 de octubre son estas: ¿En qué se ha transformado hoy la dignidad del trabajo? ¿Qué precariedad laboral es la que sufrimos las hijas e hijos de Dios?
Cuando hablamos de precariedad laboral lo hacemos de vidas truncadas, vulnerables y violentadas; de personas explotadas y abusadas por contratos temporales y eventuales, con sueldos que no concuerdan con las horas realizadas, sin seguridad en el puesto de trabajo y sujetos a una flexibilidad que acaba quebrando la dimensión personal de las personas trabajadoras al imposibilitar una verdadera conciliación entre trabajo, familia, descanso, participación social y ocio. Seguimos constatando cómo el trabajo está lejos de ser un derecho que garantice la dignidad de la persona, mientras sigue aumentado el número de trabajadores y trabajadoras pobres.
Como organizaciones y movimientos de Iglesia encarnados en la realidad del trabajo, queremos ser buena noticia en nuestras casas y barrios, lugares de trabajo y centros de estudios. Y volver a recordar que «la política económica debe estar siempre al servicio del trabajo digno».
En palabras del papa Francisco, «cuando la sociedad está organizada de tal modo, que no todos tienen la posibilidad de trabajar, de estar unidos por la dignidad del trabajo, esa sociedad no va bien: ¡no es justa! Va contra el mismo Dios, que ha querido que nuestra dignidad comience desde aquí. La dignidad no nos la da el poder, el dinero, la cultura, ¡no! ¡La dignidad nos la da el trabajo!». Y un trabajo que sea realmente digno, porque hoy «tantos sistemas sociales, políticos y económicos han hecho una elección que significa explotar a la persona».
Sensibles a esta realidad, conscientes de la importancia de establecer puentes y mirando al mundo desde las periferias en las que estamos presentes, en esta Jornada Mundial reivindicamos que:
–Todos los poderes públicos se comprometan de forma activa en la construcción de un sistema económico, social y laboral justo, fraterno y sostenible que sitúe a la persona en el centro.
–El trabajo sea garante de dignidad y justicia, así como del desarrollo integral de la persona, de sus capacidades, dones y vocación, empezando por las personas más descartadas y excluidas.
–El trabajo sea fuente de reconocimiento social y personal, a través de la dignificación de los cuidados, con nuevos planteamientos de políticas sociales, de género y educativas en igualdad entre mujeres y hombres, sin olvidar el derecho a una conciliación real de la vida familiar y laboral.
–El trabajo es para la vida, por lo que es imprescindible que se realice en un entorno de seguridad y salud, con condiciones que garanticen la integridad física y psíquica de la persona, que favorezca el cuidado de la Casa Común y el equilibrio medioambiental.
Como Iglesia estamos llamados a estar alerta para denunciar, desde la ternura, la compasión y el estilo de vida de Jesús de Nazaret, la denigración que está sufriendo la persona y el trabajo.
Unimos nuestras fuerzas y compromisos como gesto profético, e invitamos a toda la Iglesia, a las comunidades, movimientos sociales y personas de buena voluntad a celebrar y reivindicar juntos esta jornada.

Canto: Solo con tu amor, Señor

Evangelio: Lc 11, 1-4.
Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos». Él les dijo: «Cuando oréis, decid: “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación”».

Canto: Confitemini Domino, quoniam bonus. Confitemini Domino, Allelluia.

Salida:
Dios nos da y regala su Palabra para que nosotros podamos dar frutos, si cada día conocemos más y mejor su Palabra, y la ponemos en práctica, con generosidad, de modo que sea el alimento del tesoro que llevamos en nuestras frágiles vasijas de barro, podremos ser como antorchas que puedan iluminar a otros en este caminar juntos.
Salgamos a la calle, al encuentro del otro, llevando a cabo la misión encomendada.

Con Francisco acabamos diciendo: te adoramos Señor Jesucristo...

Canto: Laudate Dominum, laudate Dominum, omnes gentes, alleluia