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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 25/04/2019

ORACION 25 ABRIL 2019

Que el Señor resucitado nos conceda la Paz.
Al igual que el árbol para dar fruto requiere de una tierra debidamente preparada y de cuidados, así el cristiano -o el que busca adherirse al seguimiento de Jesús- necesita de una comunidad donde crecer y desarrollarse. Sin una comunidad cristiana, que respalde los procesos de crecimiento en la fe, se tienen pocas posibilidades de sobrevivir. Nos atrevemos a decir que donde no hay comunidad tampoco habrá referencias adónde acudir ni pertenencias a las que adherirse.
Según los Hechos de los Apóstoles, cristianos son los que comparten y coparticipan, y la comunidad cristiana de Jerusalén se ve idealizada en tres sumarios (Hch 2,42-47; 4,32-35; 5,12-16). Donde haya una comunidad con los rasgos que se nos describen en los Hechos, visualizaremos a los hermanos que “pensaban y sentían lo mismo, lo poseían todo en común y nadie consideraba como suyo propio nada de lo que tenían”; así los hermanos iban creciendo y se adherían al seguimiento de Jesucristo muerto y resucitado.

Con nuestro hermano Francisco, ejemplo de seguimiento del Señor, comenzamos diciendo juntos “oh Alto y Glorioso Dios...

Canto:

Salmo 16, 5-11
El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz, ¡tú decides mi suerte! Me ha tocado un lugar de delicias, estoy contento con mi herencia.
Bendeciré al Señor que me aconseja, ¡hasta de noche me instruye mi conciencia! Tengo siempre presente al Señor: él está a mi lado, nunca vacilaré. Por eso mi corazón se alegra, se regocijan mis entrañas y todo mi ser descansa seguro: porque no me entregarás a la Muerte ni dejarás que tu amigo vea el sepulcro.
Me harás conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia, de felicidad eterna a tu derecha

Silencio y Canto:

Noticia: 11 de Abril, Mama Maria. (ABC Alfa y Omega de Madrid)
Un día a la semana desde hace 60 años, sor María Concepta atraviesa el Río Ubangui, frontera natural entre el Congo y la República Centroafricana. Apenas 20 minutos de trayecto en canoa, los necesarios para recorrer la distancia que separa Bangui de Zongo, donde la Congregación de las Hijas de San José de Genoni cuida de un pequeño hospital en el que esta frágil y valiente religiosa ha ayudado a nacer a 33.776 niños. A falta de incubadoras, envuelve a los prematuros con trozos de algodón y los rodea con botellas de agua caliente. Así ha conseguido sacar adelante a pequeños de apenas 900 gramos. El día que toca hacer compra, sor María Concepta se sube a la canoa y la llena de medicinas y material de primera necesidad para sus enfermos, porque en Bangui la vida es más barata y se estira el presupuesto. Todo normal si no fuera porque sor Concepta tiene 85 años. Su vida se cruzó con la del Papa hace cuatro, cuando Francisco inauguró en Bangui el Jubileo de la Misericordia. El obispo de Bangassu, Juan José Aguirre, se la presentó justo al finalizar la Misa de despedida. Fue un encuentro rápido, en la misma sacristía, pero dejó huella en Francisco.
Aquel día sor Concepta no había viajado sola. Llevaba en brazos a una pequeña de tres años, vestida de blanco y rosa y con ojos abiertos como platos. Contó al Papa que vivía en el Congo y que se dedicaba a ayudar a nacer niños. Al comprobar que la pequeña le llamaba insistentemente «mamá», Francisco le preguntó por el motivo, y ella le explicó con sencillez que la niña había venido mal al nacer y su madre murió en el parto. La pequeña se quedó sola, no tenía familia y como su madre era tan buena, la misionera sintió que Dios le pedía que la adoptara para cuidar de ella. El Papa quedó impactado por este relato, y por la fuerza y entrega que transmitía sor Concepta. Lo reconoció días después, al regreso de su primer viaje a África, durante la audiencia general. En la conversación que mantuvo en el verano de 2018 con Fernando Prado, el Papa no se había olvidado de esta religiosa y le confesaba que, al ver tanta ternura concentrada en una mujer como aquella, que vivía con esa frescura tan impresionante su vida como religiosa, pensó en la fuerza de la vocación que había detrás de su conducta. Por eso no es de extrañar que en cuanto el Papa supo que sor Concepta estaba de paso en Roma quisiera realizar un gesto excepcional, reconociendo públicamente su vida de entrega. Y junto con ella, la de «todos los misioneros sacerdotes, religiosos y laicos, que esparcen las semillas del Reino de Dios en todas partes del mundo». Porque –dijo– «ustedes queman la vida sembrando la Palabra de Dios con tu testimonio. Y en este mundo ustedes no son noticia».
Hoy sor María Concepta se encuentra de nuevo en Congo. Allí todos la llaman «Mama María». No se plantea morir fuera de África y, mientras tenga fuerzas, seguirá ayudando a nacer a niños. Para ella su trabajo como comadrona es un acto sublime porque le conecta con el don de Dios que da la vida. En cada parto ella es la primera que coge entre sus manos esa nueva vida y se la entrega a su madre. Un instante divino y único. Como únicos e inalcanzables son tantos misioneros. Imposible llegar a entender su forma de amar extrema, ajena a titulares y agradecimientos.

Silencio y Canto:

Evangelio Jn 20,11-18
Pero María estaba fuera, llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó y miró dentro del sepulcro; y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. Y ellos le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Ella les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto. Al decir esto, se volvió y vio a Jesús que estaba allí, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú le has llevado, dime dónde le has puesto, y yo me lo llevaré. Jesús le dijo: ¡María! Ella, volviéndose, le dijo en hebreo: ¡Raboní! (que quiere decir, Maestro). Jesús le dijo: Suéltame porque todavía no he subido al Padre; pero ve a mis hermanos, y diles: “Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.” Fue María Magdalena y anunció a los discípulos: ¡He visto al Señor!, y que El le había dicho estas cosas.

Silencio y Canto

ORACION COMUNITARIA

PADRE NUESTRO

Canto

Salida
Salgamos al mundo y démosle la buena nueva.
El Señor ha resucitado y esta entre nosotros. Por eso nos sentimos felices, vivimos felices y transmitimos esa felicidad a todo lo que nos rodea. Seamos testigos de su mensaje y participemos de las decisiones que la sociedad nos pide este próximo fin de semana con la conciencia de llevar los valores del evangelio a nuestras vidas, en todos sus aspectos.

Con el hermano Francisco terminamos diciendo “te adoramos...