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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 17/01/2019

ORACIÓN 17 ENERO 2019

ESCUELA DE ORACIÓN:
El cristiano, con sus palabras y obras, está llamado a presentar, como diluido, el sabor de quien hace nuevas todas las cosas, Jesucristo.
La sal es una sustancia, ordinariamente blanca, cristalina, de sabor propio, muy soluble en agua, que se emplea para sazonar y conservar alimentos. Partiendo de la realidad y de la función de este elemento, la cultura de Oriente Medio vincula la sal con ciertos valores, como la alianza, la solidaridad, la vida y la sabiduría. También la sal sirve para preservar de la corrupción, del hastío y de la tristeza que provoca caminar día tras día sin un horizonte de vida.
El término luz integra varios significados íntimamente ligados a la visibilidad y a la claridad. Nos planteamos cómo hemos de ser luz para los demás. La referencia «para que vean vuestras buenas obras» permite entender que esa luz ha de partir ante todo de nuestras acciones, obras de misericordia y justicia.
Abramos esta tarde ante este Cristo de San Damián todos nuestros sentidos para descubrir como el Señor quiere que seamos sal y luz en nuestro mundo.

Con Francisco, comenzamos diciendo todos juntos “Oh alto y glorioso Dios…”

Canto:

LIBRO DE ISAÍAS 58: 9-12
9 Entonces invocarás, y el SEÑOR responderá; clamarás, y El dirá: "Heme aquí." Si quitas de en medio de ti el yugo, el amenazar con el dedo y el hablar iniquidad,
10 y si te ofreces al hambriento, y sacias el deseo del afligido, entonces surgirá tu luz en las tinieblas, y tu oscuridad será como el mediodía.
11 Y el SEÑOR te guiará continuamente, saciará tu deseo en los lugares áridos y dará vigor a tus huesos; serás como huerto regado y como manantial cuyas aguas nunca faltan.
12 Y los tuyos reedificarán las ruinas antiguas; levantarás los cimientos de generaciones pasadas, y te llamarán reparador de brechas, restaurador de calles donde habitar.

Canto:

NOTICIA: Dichosos virus 'ABC - Alfa y Omega. Irene Guerrero
Es común en esta época coger algún catarro. «Un virus». Es algo que compartimos unos con otros con cierta normalidad y más o menos resignación, al no poder evitar el contagio.
Las prisas, el estrés, también podríamos considerarlos como otros virus de fácil multiplicación de los que no podemos escapar. Es una pena que cada vez tengamos menos tiempo de escucharnos y mirarnos a los ojos, de regalarnos un rato en medio de nuestra jornada, de hacernos preguntas sobre nosotros mismos, de reflexionar, de orar... En definitiva, menos tiempo para los encuentros verdaderos y profundos con uno mismo, con los demás y con Dios. La agenda se nos llena de virus.
Otro asunto son los virus informáticos, tan peligrosos y temidos, que en menos que canta un gallo se propagan sin poderlos controlar. Parece que estamos rodeados de ellos y parte de nuestra vida se nos va en combatirlos.
Hace unos días nos contagiaron a nosotras de otro virus, esta vez uno dichoso, que también los hay. Un grupo de scouts recién nacido en Zamora nos trajo la Luz de la Paz. Se trata de una iniciativa de los scouts y guías de Austria que empezó en 1989, encendiendo una pequeña lámpara en la basílica de la Natividad de Belén, que luego es repartida por todo el mundo, llegando a parroquias, hospitales, residencias, familias, comunidades.
Es sorprendente cómo una pequeña llama puede provocar un incendio de enormes proporciones, arrasando en un momento todo lo que encuentra a su paso. Pero más sorprendente es ver que la luz de la paz, encendida por la mano de un niño, contagie el deseo de orar por la paz y de construir un mundo más humano mientras traspasa fronteras y continentes.
Hasta este rincón de este hospital de campaña que es la Iglesia ha llegado ese fuego, que ahora custodiamos con alegría y esperanza, tratando de no ser inmunes a él sino de contagiarnos nosotras lo más posible y ser portadoras, desde esta retaguardia, del dichoso virus de paz que tanta falta nos hace a todos. *Monasterio de San José. Carmelitas Descalzas de Toro (Zamora)

Canto:

EVANGELIO Mateo 5, 13-16
En aquél tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».

Canto:

Peticiones y Padre Nuestro

SALIDA
Espíritu Santo, que yo sea sal de la tierra, que no me vuelva insípido en la vida de cada día, devuélveme el sabor de tu Palabra que he perdido por mis pecados. Ayúdame a ser luz del mundo, enciende mi vida con tu luz para que yo alumbre a todos los de mi casa.
Que al escuchar tu Palabra, me disponga a vivir con buenas obras. Amén