Oración Comunitaria 26/07/2018
ESCUELA DE ORACIÓN.
En el silencio de la tarde, la oración comunitaria es espacio de encuentro, de descanso, de fuente para renovar el agua. Reza, como nos dice Miguel Ángel Robles en ABC:
Rezar es decir rezaré por ti y, también, reza por mí. Y es, por tanto, lo contrario a la vanidad. Rezar es la aceptación de tus limitaciones. Es aprender a resignarse cuando lo que pudo ser no ha sido. Es vivir sin rencor, aprender a olvidar, aceptar la derrota con dignidad y celebrar el triunfo con humildad. Rezar es resignación cuando procede, pero también arrebato y pundonor cuando toca. Es buscar las fuerzas si no se tienen y confiar en que las cosas van a ser como deberían ser. Rezar es optimismo, no dar nada por perdido, luchar y resistir, como en la canción, erguido frente a todo, y es mi padre antes de morir. Rezar es fragilidad y entereza. Rezar es curar las heridas, restañar los arañazos, superar el daño que te han hecho. Pasar página y empezar de cero. Perdonar las ofensas y también pedir perdón. Y sobre todo tener gratitud. Rezar es dar las gracias por vivir y por lo que la vida te ha dado. Es despertarse con las ilusiones renovadas. Aferrarse desesperadamente a lo inmaterial. Acordarse de lo que de verdad importa, y relativizar todo lo demás. Es establecer las prioridades, poner en orden los papeles de tu mesa, buscar la trascendencia, pensar a lo grande.
Con Francisco comenzamos diciendo “Oh Alto y glorioso dios...”
SALMO 19,2-3.4-5:
El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.
Sin que hablen , sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.
NOTICIA: “Acompañar a los jóvenes en vacaciones” . Severino Calderón Martínez, ofm Grupo de San Francisco de Granada
Solo escuchar la palabra vacaciones nos produce una alegría manifiesta en los ojos, en el rostro, en las sonrisas…, «es un tiempo de descansar de la actividad habitual, sea en el mundo profesional, educativo o en los comienzos de los primeros trabajos…». Todo tiempo laboral produce desgaste, por lo que es preciso un tiempo de descanso y ocio, cambio de actividad y de lugar –si se puede.
Dejamos las responsabilidades cotidianas para disfrutar del ambiente y de los momentos de tiempo libre para estar con la familia, amistades o en solitario. El tema es que si todo esto se enriquece con actividades alternativas, el tiempo se convierte en algo denso porque se descansa de unas tareas y se cambia hacia otros mecanismos, en otros contextos, lugares, quehaceres… y muchos de esos proyectos se hacen al aire libre, en contacto con la naturaleza y ejercitando la ecología practica. Es la riqueza de los campamentos, actividades ecológicas y culturales, excursiones, talleres… servicios sociales, voluntariados, misiones ad gentes o inter gentes. Todo orientado a un crecimiento personal y comunitario, y con posibilidad de acompañar procesos de decrecimiento «para transformar la realidad personal, social y comunitaria… con el objetivo de avanzar hacia la mayoría de edad».
Programar actividades de esta índole y comprometerse en el acompañamiento es el mejor modo de regalar a otros lo que nosotros hemos recibido, para mejorar a los demás y crecer por dentro en todas las dimensiones de la persona… a través del desarrollo de la inteligencia emocional, pastoral y evangelizadora, social y comunitaria... Se favorecen las relaciones interpersonales, la comunicación, se educa en valores y en virtudes, además de aportar momentos divertidos tan necesarios en un mundo demasiado ajetreado –lleno de estrés y de prisas–. Nos cuesta abrir los ojos a la realidad de cada día, porque no descansamos de noche o lo hacemos mal por estar desajustados o «empastillados» que hace que nos bajen las defensas. Mirad qué hermoso es acompañar a los jóvenes en estos largos meses «sin escuela» para educar de otra manera a la convivencia, a la comunión, a la comunicación, a la fraternidad y a la libertad. Qué gran aporte el poder venir y seguir estos procesos para serenarnos todos, dialogar y conversar sin prisas ni pausas, disfrutando de los pequeños quehaceres con la mejor disposición. Para nuestros jóvenes es vital que las vacaciones sean tiempo de crecimiento intelectual y moral en las familias, grupos, movimientos, asociaciones, asambleas… en comunidad para ayudarnos en la comunicación más profunda del yo con el tú, y abierto al otro y a los otros.
A los adultos nos toca crear alternativas fiables para que los jóvenes no estén enredados o «wasapeados» y mirando la tele, que no sean internautas ni telespectadores, metidos en su mundo cerrado y egocéntrico… Nos toca a los educadores poner las vacaciones al servicio de los jóvenes, para que todos saquemos lo mejor de nosotros mismos y seamos instrumentos válidos
de generosidad y solidaridad, librados también de las noticias que nos inundan todo el año en las redes y emisoras. Lo importante es que todos participemos y aportemos lo mejor de cada uno desarrollando todas las potencialidades físicas, psíquicas, espirituales… con el fin de que toquemos la realidad y confrontemos con otros el proceso que nos toca vivir.
Acampar con jóvenes y hacer actividades alternativas a las que ofrece la sociedad de consumo, es presentar un horizonte esperanzador, acompañando procesos para dejarnos hacer por dentro, dejarnos hacer por el otro, por los otros y por el Gran Dador de todo bien recibido. Se trata de dejarnos transformar compartiendo con las familias, con los amigos, con los grupos, asociaciones... Este es el reto que estamos afrontando estos meses de verano; y ya vamos celebrando las bodas de plata de revitalización juvenil a través de la Asociación de San Francisco de Asís, dedicada al acompañamiento de los jóvenes, desde los valores y virtudes que hemos recibido de la minoridad franciscana.
EVANGELIO: Mt 11, 25-30
Exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»
SALIDA:
Ve, mira, acompaña. Suelta lastre, tira lo que te sobra, y busca lo que te falta.
Da gracias, proclama, acoge sin prisa, y busca la felizadad con pausa.
Llénate de la Palabra, abraza, nunca des la espalda.
Que en este tiempo, Dios se haga presente en el descanso del verano, en la mirada de la tranquilidad, en el trabajo del hermano, en el camino que juntos andamos, en la mochila de las risas, en la maleta de los viajes y los sueños, en la almohada de las consultas, en el acompañamiento de los hermanos.
Con Francisco terminamos diciendo: "Te adoramos ..."