Oración Comunitaria 23/08/2018
Introducción
La auténtica contemplación Cristiana consiste en fijar la mirada en el amor De Dios, hasta llegar a ver, por gracia, toda la realidad con sus ojos. A eso venimos cada jueves, a escuchar su voz, su Palabra, para descubrir su inmenso amor a nosotros y a toda la creación, y desde ese amor, mirarlo todo, verlo todo con esa nueva perspectiva que nos saca de nosotros y nos abre al Todobondadoso y a toda su obra. Con Francisco comenzamos pidiendo Luz, Fe, Caridad, para descubrir que quiere Dios de nosotros. Oh alto...
Salmo 146
Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor reconstruye Jerusalén, reúne a los deportados de Israel,
él sana los corazones destrozados, venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas, a cada una la llama por su nombre.
Nuestro Señor es grande y poderoso, su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes, humilla hasta el polvo a los
salvados.
Entonad la acción de gracias al Señor, tocad la cítara para nuestro Dios,que cubre el cielo de nubes, preparando la lluvia para la tierra;
que hace brotar hierba en los montes, para los que sirven al hombre;
que da su alimento al ganado, y a las crías de cuervo que graznan.
No aprecia el vigor de los caballos, no estima los jarretes del hombre:
el Señor aprecia a su fieles, que confían en su misericordia.
Canto: la misericordia del Señor cada día cantaré (o laudate omnes gentes)
La hospitalidad, ¿virtud ‘políticamente incorrecta’?
'Ideal' - 2018-0. EDUARDO GARCÍA PEREGRÍN
En las actuales circunstancias en que cada día llegan a nuestras costas centenares de emigrantes, puede resultar ‘políticamente incorrecto’ considerar la hospitalidad como una virtud a ejercer. Somos conscientes de que el problema de la emigración ha adquirido un carácter mundial que trasciende el poder del Estado y exige una solución pensada y desarrollada por una instancia global, que implique a los propios países de procedencia. A pesar de su urgencia, esta instancia no ha sido creada. De hecho, hay potentes fuerzas interesadas en abortarla por no estar dispuestas a renunciar al poder que tienen sobre el resto de la humanidad.
Sin embargo, la hospitalidad ha sido considerada desde siempre como una virtud plenamente humana cuya función consiste en desinstalarnos y obligarnos, por lo menos, a pensar. Ya en el siglo I, el poeta clásico Publio Ovidio, en su obra ‘Las metamorfosis’, nos narra el mito de Baucis y Filemón revela las dimensiones más profundas del ser humano. En él se explica donde, cómo y quienes dan y reciben la hospitalidad, pero también se presentan las dimensiones que implica dicha hospitalidad: sensibilidad, compasión, acogida y oferta de todo lo que se es y se tiene.
Hoy día, nuestra sociedad globalizada presenta fuertes obstáculos frente a la hospitalidad debido básicamente a la falta del amor que debe dirigir la vida en la Tierra. No pretendo dar soluciones fáciles a un problema tan complejo, pero sí señalar algunas directrices de nuestro comportamiento, que ya estaban recogidas en el mito de Baucis y Filemón, considerado el mito de la hospitalidad por excelencia: acoger generosamente, escuchar con atención, dialogar en profundidad, renunciar a ciertos intereses particulares… de manera que se alcance una justicia mínima en todos los niveles y el reconocimiento de los derechos humanos de todos y, muy especialmente, de las mayorías empobrecidas y oprimidas de la humanidad. Por lo que luchan estas mayorías es por las condiciones de alimentación, trabajo, salud, vivienda y seguridad. Hasta que no se consigan unos niveles mínimos en estas condiciones, los derechos humanos nunca serán universales sino que seguirán siendo privilegio de unos cuantos. La globalización podemos situarla dentro del proceso evolutivo, una de cuyas características más importantes es la unión: mediante la unión se van creando nuevas realidades con propiedades que no estaban presentes en el estadio anterior (emergentismo). ....El hombre tiene, por tanto, la obligación vital de unirse a otros hombres y a toda la creación para continuarla. Toda globalización tiene su fundamento en el amor o, si queremos, en el Amor. Actualmente se acepta que todos somos interdependientes y no podemos vivir ni sobrevivir solos. Nuestro destino común ha sido globalizado. Estamos íntimamente vinculados unos a otros. Como co-creadores en un proceso evolutivo guiado por el Amor, frente al paradigma de la confrontación debemos pasar a la conciliación, a la convivencia y a la comunión. La hospitalidad es a la vez una utopía y una praxis. Como utopía, representa el anhelo de ser siempre acogido; como praxis, debe crear políticas que hagan viable esa acogida. En el mito de Baucis y Filemón y en la propia memoria de la humanidad está presente la conciencia de que al acoger a un extraño se está acogiendo al mismo Dios (Cf Mt. 25, 35). Detrás de los pobres vagabundos se escondían Hércules y Hermes. Los bondadosos ancianos acogedores fueron transfigurados en frondosos árboles que se entrelazaron en un amor que permanece para siempre. Solo practicando la hospitalidad, la humanidad alcanzará la comunión en el Amor, semejante al entrelazamiento de las copas del tilo y del roble en que fueron convertidos Baucis y Filemón. Esa es nuestra esperanza.
Canto: solo con tu amor
Lectura del santo evangelio según san Mateo 19,23-30
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «En verdad os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos». Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: «Entonces, ¿quién puede salvarse?» Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, pero Dios lo puede todo». Entonces dijo Pedro a Jesús: «Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?» Jesús les dijo: «En verdad os digo: cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos primeros».
Canto: hazme, Señor, pequeño y hermano
Padre nuestro…
Oración
Concédenos, Señor, que nos sea siempre anunciada la salvación, para que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos te sirvamos fielmente con santidad y justicia todos nuestros días. Queremos que nuestra vida sea un permanente testimonio de tu amor por todos, como lo fue la de San Francisco. Con el terminamos diciendo te adoramos...
Canto:Llevad la Buena Noticia