Oración Comunitaria 19/04/2018
Entrada
Jesús resucitado nos «RE-CREA» cuando nos dejamos encontrar por él en la realidad de la vida cotidiana, en los Emaús de hoy y en los caminos en los que le invitamos a que se quede con nosotros para partir el pan. Re-vivir el rito gozoso de encender el cirio pascual es disipar las tinieblas del corazón y dejarnos iluminar, y poder ser luz que encienda la fe en otros corazones y llene de esperanza a nuestras comunidades para que vivamos el compromiso, en la caridad, de ser solidarios y fraternos en este mundo que tanto ha amado Dios y que tanto necesita de los frutos que se derivan de la Cruz salvadora; rearticulemos la Pastoral juvenil para dar respuestas a ese reto de la concordancia con nuestro carisma, estilo y comunión; resintonizar la pastoral familiar como una verdadera comunidad con una enorme importancia para el individuo, la sociedad y la Iglesia; reconocer nuestras propias limitaciones para pasar de una pastoral del “idealismo” a una pastoral de la realidad comunitaria; revalorizar la Palabra divina en la vida de la Iglesia, fuente de constante renovación, deseando al mismo tiempo que ella sea cada vez más el corazón de toda actividad eclesial (cfr Verbum Domini 1); redescubrir la misión de laicos y seglares que viven en el empeño de hacer conjuntamente la misión compartida que no facilite la fragmentación y el individualismo; reparar mi mirada, mis labios, mis ojos, mis oídos, mis manos…¡Quiero nacer de nuevo, quiero resucitar contigo!, ¡Quiero Señor vivir en ti y que tú vivas en mi!
Con Francisco,comenzamos diciendo: ¡Oh Alto y Glorioso Dios…!
SALMO 100
¡Cantad al Señor con alegría,
habitantes de toda la tierra!
Con alegría adorad al Señor;
¡con gritos de alegría venid a su presencia!
Reconoced que el Señor es Dios;
él nos hizo y somos suyos;
¡somos pueblo suyo y ovejas de su prado!
Venid a sus puertas, entrad en su templo
cantando himnos de alabanza y gratitud.
¡Dadle gracias, bendecid su nombre!
Porque el Señor es bueno;
su amor es eterno
y su fidelidad no tiene fin.
NOTICIA: El Papa quiere santos de clase media
Quienes piensen que la reforma del Papa se limita a la curia vaticana, se equivocan. Más que a cambios operativos, Francisco dedica sus energías a poner en marcha un cambio cultural que pasa por la implicación personal de cada uno. Un paso más en esa dirección es «Alegraos y regocijaos», una carta sobre la llamada a la santidad en el mundo actual.
Se trata de una «exhortación apostólica», un texto dirigido a los católicos. Es el quinto gran documento de su pontificado y arranca con un desmentido. «Para ser santos no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosas o religiosos», escribe el Papa. «Muchas ve-ces tenemos la tentación de pensar que la santidad está reservada solo a quienes tienen la posibilidad de tomar distancia de las ocupaciones ordinarias, para dedicar mucho tiempo a la oración. No es así. Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra», explica el Papa.
«¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cris-to lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador? Sé santo cumpliendo con honradez y com-petencia tu trabajo al servicio de los hermanos. ¿Eres padre, abuela o abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús. ¿Tienes autoridad? Sé santo lu-chando por el bien común y renunciando a tus intereses personales», propone.
En el documento, el Papa recoge la herencia de numerosas instituciones católicas, naci-das a lo largo del siglo XX, que ayudaron a la Iglesia a valorar el papel de los laicos, y a que la personas corrientes asumieran su propia responsabilidad.
La santidad que describe Francisco derrocha optimismo, cambia la vida de las personas, y está a la mano de cualquiera. Se construye a través de «pequeños gestos», desde no ser agresivos en internet, hasta escuchar con paciencia a los hijos, no dar importancia a los defectos de los demás, o tratar con humanidad a las personas.
«Cuando encuentro a una persona durmiendo a la intemperie, en una noche fría, puedo sentir que ese bulto es un imprevisto que me interrumpe, un delincuente ocioso, un es-torbo en mi camino, un aguijón molesto para mi conciencia, un problema que deben re-solver los políticos, y quizá hasta una basura que ensucia el espacio público. O puedo reaccionar desde la fe y la caridad, y reconocer en él a un ser humano con mi misma dignidad, a una criatura infinitamente amada por el Padre, a una imagen de Dios, a un hermano redimido por Jesucristo. ¡Eso es ser cristianos! ¿O acaso puede entenderse la santidad al margen de este reconocimiento vivo de la dignidad de todo ser humano?»
La propuesta de Francisco es emprender «un cambio real de vida», para que no sea «una existencia mediocre, aguada, licuada». «De otro modo, la santidad será solo palabras». Y, sin duda, este es un pontificado más de gestos que de palabras.
EVANGELIO: LUCAS 10, 1-9
Después de esto escogió también el Señor a otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde tenía que ir.
Les dijo: “Ciertamente la mies es mucha, pero los obreros son pocos. Por eso, pedidle al Dueño de la mies que mande obreros a recogerla. Andad y ved que os envío como a corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa ni monedero ni sandalias, y no os detengáis a saludar a nadie en el camino. Cuando entréis en una casa, saludad primero diciendo: ‘Paz a esta casa.’ Si en ella hay gente de paz, vuestro deseo de paz se cumplirá; si no, no se cumplirá. Y quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, pues el obrero tiene derecho a su salario. No andéis de casa en casa. Al llegar a un pueblo donde os reciban bien, comed lo que os ofrezcan; y sanad a los enfermos del lugar y decidles: ‘El reino de Dios ya está cerca de vosotros.’
ORACIÓN COMPARTIDA
PADRENUESTRO
SALIDA
Tú eres nuestro gran tesoro, Señor, tú despiertas en nosotros lo mejor de cada uno,tú manejas nuestras fragilidades y, con todas ellas,nos haces bienaventurados, felices, plenos, apasionadamente tuyos y resucitadores de cada pequeña muerte o adormecimiento que haya alrededor…Hoy, resucitados, Señor, cómplices de tu Reino, sentimos que el corazón se nos llena de risas y la boca de canciones. ¡Vamos juntos a contarlo y contagiarlo! CRISTO HA RESUCITADO y nosotros con El. Mari Patxi
Con Francisco,terminamos diciendo: “te adoramos..”