Oración Comunitaria 08/03/2018
ORACIÓN 8-3-2018
Al caer de la tarde nos sentamos delante de ti Padre, para orar en comunidad, y descansar nuestro ser en el regazo de tu palabra. Venimos AL ENCUENTRO CON LOS VALORES QUE JESÚS NOS PROPONE. Al sosiego de la escucha del canto y la oración compartida con los hermanos. Y de forma sencilla, como Francisco lo hacía te decimos…
Oh, Alto y………
Canto
Proverbios 14, 1-11
La mujer sabia edifica su casa; la necia, con sus manos la destruye.
El que va por buen camino teme al SEÑOR; el que va por mal camino lo desprecia.
De la boca del necio brota arrogancia; los labios del sabio son su propia protección.
Donde no hay bueyes el granero está vacío; con la fuerza del buey aumenta la cosecha.
El testigo verdadero jamás engaña; el testigo falso propaga mentiras.
El insolente busca sabiduría y no la halla; para el entendido, el conocimiento es cosa fácil.
Mantente a distancia del necio, pues en sus labios no hallarás conocimiento.
La sabiduría del prudente es discernir sus caminos, pero al necio lo engaña su propia necedad.
Los necios hacen mofa de sus propias faltas, pero los íntegros cuentan con el favor de Dios.
Cada corazón conoce sus propias amarguras, y ningún extraño comparte su alegría.
La casa del malvado será destruida, pero la morada del justo prosperar
Silencio y Canto
NOTICIA
Cuarenta años de vida religiosa dan para mucho. Y Cristina Antolín los ha vivido con intensidad. Después de más de tres décadas en África, esta monja cirujana ha regresado a Madrid para tomar las riendas de su orden religiosa, la Congregación Santo Domingo (más conocida como las Dominicas de Granada). Sus hermanas la eligieron el verano pasado como superiora general. «Me lo tomo como un paréntesis para abrir el corazón y que pueda entrar más gente», asegura esta mujer de espíritu inquieto y mirada bondadosa.
Su natural optimismo no le impide, sin embargo, echar la vista atrás de lo que ha sido sin du-da su gran sueño: curar a los niños enfermos en África. «La gran ilusión de mi vida era ser médico y cirujano, pero también misionera. Mi problema era que yo nunca había visto una monja médico. Gracias a Dios he podido compaginarlo todo», afirma esta religiosa, que gra-cias a su incansable empeño y el apoyo de la Fundación Recover consiguió construir en 2008 un hospital en la capital de Camerún.
El centro Hospitalario Dominicano San Martín de Porres, que la hermana Antolín ha dirigido durante casi una década, fue el primer y gran proyecto de la Fundación Recover, que desde entonces desarrolla y apoya la gestión de hospitales sin ánimo de lucro en distintos países africanos. Su objetivo es garantizar el acceso a la sanidad de la población, ya que la cobertu-ra sanitaria en África es cien por ciento de pago, la prevención es deficiente y el diagnóstico, tardío. Solo en 2016, 26 centros sanitarios y hospitalarios recibieron ayuda de esta fundación. «En el hospital de Yaundé empezamos con 10 pacientes y hoy atendemos a 350 personas al día. El número de pacientes ha crecido exponencialmente por el boca a oreja», comenta la hermana Antolín. Su centro, a diferencia de la sanidad africana, es mucho más accesible pa-ra la menguada economía de los ciudadanos camerunenses.
En sus tres décadas de ejercicio de la medicina, la hermana Antolín ha visto de todo, sobre todo el sufrimiento que siempre trae consigo la enfermedad. «Ver a un niño morir en la con-sulta porque sus padres lo han traído demasiado tarde pensando que el paludismo se le iba a pasar es terrible. Piensas que ese niño no tendría que haber muerto. Eso ha sido mucho más duro que estar secuestrada».
Antes de recalar en Camerún, esta religiosa sufrió en primera persona la guerra en República Democrática del Congo (RDC). En la Navidad de 1996 fue secuestrada por los militares junto a seis hermanas de su comunidad y otros 31 misioneros. «En aquel momento pensé que no saldría viva de allí. Teníamos pavor de que nos convirtieran en las mujeres de los militares», comenta. Después de varios días de secuestro, las hermanas y otros religiosos consiguieron escapar gracias a la ayuda de los pigmeos, que los mantuvieron a salvo durante 11 días en la sierra hasta que el Ministerio de Asuntos Exteriores de España consiguió sacarlos a salvo del país. Aquella dura experiencia, sin embargo, no ha sido tan traumática como «no poder salvar la vida a una persona por no tener los conocimientos necesarios o por la falta de un espe-cialista o anestesista que te pueda ayudar. Eso ha sido sin duda mucho más duro que la guerra».
Entre las nuevas obligaciones de la superiora general está la de visitar todas las comunidades de su congregación. Por ello, la religiosa acaba de regresar a Madrid de una visita a América Latina. «África era el sueño de mi vida pero esta nueva etapa no ha supuesto un corte porque siempre he estado al servicio a Dios y ahora me pide otras cosas», comenta. En América, la religiosa he co-nocido otras realidades. La peor parte se la lleva, sin duda, Venezuela. «Las hermanas preparan todos los días la olla solidaria. Piden a los padres en los colegios que les traigan comida para re-partirla por los barrios que no tienen».
Silencio y Canto
EVANGELIO JUAN 4, 7-15
Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.
Silencio y Canto
ORACION COMPARTIDA
PADRE NUESTRO
SALIDA
Que el calor de nuestra madre Maria nos acompañe en el camino cuaresmal de esta semana y nos sostenga en la transmisión de la buena noticia en nuestro encuentro con lo cotidiano.