Oración Comunitaria 11/01/2018
Ambientación. Espontanea
Canto: Señor, enséñanos a orar
Salmo 39
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito.
Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor,
y no acude a los idólatras,
que se extravían con engaños.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios;
entonces yo digo: «Aquí estoy».
«–Como está escrito en mi libro–
para hacer tu voluntad.
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas».
He proclamado tu justicia
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes.
Noticia: 2018, el año de la no violencia
Vivimos en conflicto. Conflictos personales y conflictos políticos y sociales. Forma parte de la naturaleza humana. Esta obviedad ha estimulado el pensamiento y las artes a lo largo de toda la historia. Del conflicto, los seres humanos hemos extraído las lecciones más amargas y las experiencias más sublimes, las guerras y los genocidios por un lado y la reconciliación y la paz por otro, el odio y el amor. La misma naturaleza humana ha resuelto de formas antagónicas los inevitables conflictos. El conflicto se torna destrucción insalvable o creativa oportunidad.
El pesimismo, propio de los que solo creen en sí mismos, parece imponerse. Basta con mirar la realidad del mundo actual: hambre, explotación, esclavitud, violencia, guerras…
El desaliento inundará el corazón de cualquiera que digiera, sin masticar, el relato dominante de los medios de comunicación de masas. No en vano ellos forman parte activa (e interesada) del conflicto. Pero hay otra historia, tan real como aquella, pero no tan visible (también por interés) como la que se nos impone a golpe de titulares. El optimismo es propio de los que creen en los demás. Ellos son los protagonistas imprescindibles de esas otras historias que se abren paso en medio de la desolación, que encienden una luz en la oscuridad y siembran jardines en el desierto. Historias de esperanza, brutales ejercicios de amor, que apenas encuentran hueco en la sección de curiosidades. Historias que tendemos a leer con las lentes de la incredulidad o la admiración piadosa que nos blinda ante cualquier posibilidad de imitación.
No podemos negar que los grandes males que vivimos en el presente nos hablan de una cultura de la violencia, y sin embargo, qué absurdo sería adscribirnos a tan penosa teoría sin hacer el esfuerzo necesario para comprobarla. Es más, el esfuerzo de comprobación nos aportará también razones para afirmar que existe una vigorosa cultura de la no violencia, una fascinante corriente de liberación, que redime al ser humano con su verdadera condición de ser social, de animal político. Esas dos culturas conviven en el mismo mundo, son reales y factibles. Por tanto cada persona puede libremente decidir empujar una o la otra. Es cuestión de voluntad. No se puede alegar ignorancia. No es posible ser neutral.
Hemos decidido dedicar un año a la no violencia. Queremos abrir un tiempo y multiplicar espacios para conocer, acoger y repensar la cultura de la no violencia. Este año recordamos que hace 25 años murió el chicano César Chávez, impulsor de un sindicalismo no violento capaz de enfrentarse a los grandes monopolios agrícolas en EE. UU. Su eslogan Sí se puede hoy es replicado en diferentes contextos que no deberían olvidar la filosofía y la praxis en la que nació. Recordamos también que hace 75 años, un pequeño grupo de estudiantes alemanes llamados La Rosa Blanca, rompió con el silencio cómplice y se enfrentó a Hitler con las únicas armas de su palabra. Recordamos 100 años del nacimiento de Mandela, símbolo de la resistencia anti apartheid, cuya trayectoria evoluciona de la defensa de la lucha armada al reconocimiento de la no violencia y la reconciliación como las claves de un futuro en paz. También recordamos que hace 50 años, M. L. King moría asesinado después de una vida entregada a la no violencia. Son solo cuatro entre las múltiples experiencias que han demostrado que la humanidad puede resolver los conflictos desde la lógica del amor.
La Campaña Noviolencia 2018 organiza cinco congresos e impulsa cientos de actividades en toda España con el objetivo de que sirvan de punto de encuentro entre todas las personas que deseen asumir la responsabilidad de impulsar la no violencia en nuestro país. Es urgente descubrir y atajar las causas de la violencia, desarrollar experiencias formativas protagonizadas por las nuevas generaciones, poner en marcha instrumentos de acción que utilicen medios que avancen los fines que persiguen, descubrir la dimensión política del amor.
Es necesario trasformar la realidad. De eso no hay duda. En el último siglo ya se ha demostrado que la no violencia es una respuesta de fondo a todos los problemas del ser humano. Merece la pena dedicar un año a pensarlo, a dialogar y a impulsar experiencias en esa dirección.
Evangelio: Marcos 2,13-17
En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del mar; toda la gente acudía a él y les enseñaba. Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice: «Sígueme». Se levantó y lo siguió. Sucedió que, mientras estaba él sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discípulos, pues eran ya muchos los que lo seguían. Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos: «¿Por qué come con publicanos y pecadores?» Jesús lo oyó y les dijo: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores».
Canto: en mi debilidad
Salida:
Aleluya, aleluya, aleluya. Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor, y yo las conozco, y ellas me siguen. Aleluya
Canto: sois la sal