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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 14/04/2016

ESCUELA DE ORACIÓN: seguimos en clave pascual y con alegría y esperanza una tarde más nos ponemos en presencia del Cristo de San Damián para orar en comunidad y preguntarnos: “Señor, ¿qué quieres que haga?”
Y continuamos con la Carta de Pascua en este Año de la Misericordia: APASIONADOS COMO EL PADRE
2. Agradecer la misericordia de Dios es ser conscientes de las gracias recibidas, que nos llevan a admirar y amar al Buen Dios. Ser cristiano consiste fundamentalmente en tener un encuentro con Cristo, camino, verdad y vida del ser humano y de toda la creación. Dice San Ireneo que si al hombre la faltara completamente Dios dejaría de existir. La historia humana habla del Buen Dios que, en palabras de Francisco de Asís, se convierten en Alabanzas al Dios altísimo que se narran con este tono:
“Tú eres santo, Señor Dios único, que haces maravillas. Tú eres fuerte, tú eres grande, tú eres altísimo, tú eres rey omnipotente, tú, Padre santo, rey del cielo y de la tierra. Tú eres trino y uno, Señor Dios de dioses, tú eres el bien, todo el bien, el sumo bien, Señor Dios vivo y verda-dero. Tú eres amor, caridad; tú eres sabiduría, tú eres humildad, tú eres paciencia, tú eres be-lleza, tú eres mansedumbre, tú eres seguridad, tú eres quietud, tú eres gozo, tú eres nuestra es-peranza y alegría, tú eres justicia, tú eres templanza, tú eres toda nuestra riqueza a satisfacción. Tú eres belleza, tú eres mansedumbre; tú eres protector, tú eres custodio y defensor nuestro; tú eres fortaleza, tú eres refrigerio. Tú eres esperanza nuestra, tú eres fe nuestra, tú eres caridad nuestra, tú eres toda dulzura nuestra, tú eres vida eterna nuestra: Gran de y admirable Señor, Dios omnipotente, misericordioso Salvador”.
Con las palabras de Francisco comenzamos diciendo: “Oh Alto y Glorioso Dios...”

SALMO 32
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan su misericordia.
La misericordia del Señor llena la tierra
Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón, en su santo nombre confiamos.
La misericordia del Señor llena la tierra
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

NOTICIANiños y niñas de la calle, traficados o con problemas con la ley rehacen sus vidas gracias a la ayuda de los misioneros salesianos de Benín
“Una noche mi padre me dijo que nos íbamos a Nigeria. Cogimos el coche y cuando llegamos nos encontramos con una señora que le dio dinero. Cuando lo cogió, me dijo que lo esperara, que iba a comprar pan. Yo me quedé callado. Se fue, huyó y me dejó allí. Tuve miedo. Me decían que barriera la casa, que fregara los platos”, explica Rachidi, que tenía 11 años cuando su padre lo vendió a una mujer para que se encargara del trabajo doméstico. La vida de Rachidi se truncó. Fue explotado y maltratado. Un día, cuando la señora lo mandó a hacer un recado con su hija, aprovechó para fugarse. Entonces vivió en la calle, comiendo lo que encontraba y durmiendo en el mercado. “Una mujer me encontró y llamó a la policía”, cuenta Rachidi. Los agentes hablaron con el misionero salesiano Juan José Gómez, quien lo acogió en el centro Don Bosco de Porto Novo.
Miles de menores son traficados todos los años en África occidental, muchos de ellos son vendidos por sus propias familias por unos 30 euros y, en algunas ocasiones, con la promesa de que sus vidas van a mejorar al aprender un oficio. Pero la realidad es que estos niños son destinados a una vida de semiesclavitud, sometidos a todo tipo de abusos y vejaciones, trabajando de la mañana a la noche, lejos de sus familias y de sus países.
Los niños son vendidos o secuestrados para trabajar como siervos en casas, en granjas y plantaciones, en minas y canteras, en los mercados o son explotados sexualmente o utilizados como soldados. También son víctimas de las mafias que trafican con órganos o para sacrificios humanos.
Pobreza, falta de educación, desestructuración familiar, conflictos e inestabilidad, la impunidad de la que gozan los traficantes, la falta de medios de las autoridades, la falta de inscripción en los registros civiles o factores culturales como que a los niños no se les considere sujetos con derecho facilitan esta actividad.
El centro Don Bosco que dirigen los misioneros salesianos atiende a más de 200 víctimas de la trata de menores, muchos de ellos vendidos como esclavos por sus propios padres. Desde que se fundó en 1999 han pasado por él más de 15.000 menores.
Este centro es un lugar de sanación donde los menores que llegan son acogidos y ayudados hasta que pueden ser reunificados con sus familias. Los que no, encuentran en el Centro un nuevo hogar donde se les hace sentir en casa y se les acompañan mientras van a la escuela o hacen formación profesional.
Es gracias a un lento trabajo de rehabilitación que jóvenes como Rachidi pueden volver a encontrar la sonrisa. "Que estos chavales que han sufrido lo que han sufrido sean capaces de sonreír, de salir adelante, de encontrarse delante de su padre y abrazarlo o perdonarlo, de decirse el pasado es pasado y no se puede cambiar pero también hay un futuro hacia adelante que tenemos que caminar juntos buscando la justicia. Con eso me quedo, diciendo: si ellos son capaces de perdonar, si ellos son capaces de acoger y reconciliarse con su familia es el mejor ejemplo que podemos tener", reflexiona el director del centro.

EVANGELIO: MATEO, 18
Se acercaron los discípulos a Jesús y le dijeron:
- ¿Quién es el más grande en el reino de los cielos?
Él llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo:
- Os aseguro que si no os hacéis como los niños no entraréis en el reino de los cielos. El que se haga pequeño como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste, en mi nombre, a mí me acoge.
Al que sea ocasión de pecado para uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le ataran una piedra de molino al cuello y lo arrojaran al fondo del mar.
Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles en el cielo contemplan sin cesar el rostro de mi Padre celestial. Vuestro Padre celestial no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños.  

SALIDA
¡El Señor está vivo y quiere que lo busquemos entre los vivos! Después de este encuentro con Jesús resucitado y con los hermanos, nos toca a nosotros el anuncio de esta gran noticia, nos toca transformar e iluminar las situaciones de tristeza y desesperanza de nuestro día a día.

Con Francisco terminados diciendo: “ Te adoramos...”