Oración Comunitaria 10/03/2016
ENTRADA
Hoy, Señor, venimos de nuevo a estar
contigo. Han ido pasando los días y en el horizonte ya aparece la cruz. Vengo,
Padre, a que me zarandees, para comprender, una vez más, que el Evangelio
merece la pena. Para asimilar que tu propuesta es la de poner toda la ternura
en juego, la de hacer respetar la dignidad de todas las personas, hombres o
mujeres. Precisamente, esta semana se celebraba el día de la Mujer. Por eso hoy
queremos que ilumines la necesidad de que todos reconozcamos la dignidad de tantas
mujeres que sufren en silencio, que trabajan o que son felices. Ayúdanos Padre
a comprender que para ti, todos somos iguales.
Con Francisco, comenzamos diciendo: “Oh alto y glorioso Dios…”
Canto: Entra en mi noche
PRIMERA
LECTURA Isaías
49, 8-15
Así dice el Señor: En tiempo de gracia te
he respondido, en día propicio te he auxiliado; te he defendido y constituido
alianza del pueblo; para restaurar el país, para repartir heredades devastadas,
para decir a los cautivos: Salid; a los que están en tinieblas: Venid a la luz;
aun por los caminos pastarán, tendrán praderas en todas las dunas; no pasarán
hambre ni sed, no les hará daño el viento ardiente ni el sol; porque los
conduce el que los compadece y los guía a manantiales de agua. Convertiré mis
montes en caminos y mis calzadas se nivelarán. Mirad, unos vienen de un país
remoto; mirad, otros del norte y del occidente, y aquellos del país de Siene. Exulta,
cielo; alégrate, tierra; rompen en aclamaciones, montañas, porque el Señor
consuela a su pueblo y se compadece de los desamparados.
Decía Sión: Me ha abandonado el Señor, mi
dueño me ha olvidado. ¿Puede una madre olvidarse de su criatura, dejar de
querer al hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré.
Canto: Tu ternura
NOTICIA
Judith se reúne con un grupo de más de
cincuenta mujeres venidas de cinco comunidades de los alrededores de Madgoro
(una zona rural del Chad) en la primera jornada de un encuentro que durará tres
días. “Es fundamental que las niñas vayan al colegio, que vayan al colegio, que
vayan al colegio… Necesitamos que toda la comunidad asuma esta misión como un
proyecto de todos; que los padres y madres no permitan que sus hijos/as
abandonen la escuela ni les asignen tareas que sean incompatibles con los
estudios, y que los líderes comunitarios y jefes tradicionales se comprometan
para que esto se cumpla”, dice Judith, que habla de la importancia de la
educación por experiencia propia.
Fue la única mujer de su comunidad en
terminar el ciclo de primaria y acceder a la secundaria, y gracias a ello ha
podido ser dueña de su vida. “Una niña que ha recibido educación podrá hacerse
cargo de todo; ir al hospital para una revisión del embarazo, o llevar por sí
misma el calendario de vacunación de sus hijos”. Cosas fundamentales en un país
como Chad, donde 9 de cada 100 niños no llega al primer año de vida.
Varias veces al año, Judith imparte
talleres a madres y jóvenes venidas de diversos lugares de la Región de Guéra. Son
espacios muy especiales para ellas, donde intercambian experiencias, idean
estrategias conjuntas para provocar cambios en sus comunidades y reciben
formación sobre temas que les preocupan pero que en su día a día no pueden
abordar por tradiciones culturales fuertemente arraigadas, como el matrimonio
precoz o la mutilación genital femenina, una práctica que afecta al 90% de las
mujeres en la región, aunque recientemente ha sido prohibida por la ley.
Según las estadísticas nacionales, 300.000
de los más de 350.000 menores en edad escolar que no van al colegio son niñas,
y el 86% de las mujeres chadianas son analfabetas (frente al 69% de los
hombres). Las mujeres que viven en entornos rurales son las que más sufren
estas desigualdades.
La cuestión de género nos sitúa
directamente en el corazón de los derechos humanos y de la justicia, y
encuentra en la educación una herramienta privilegiada de perpetuación o de
transformación. Al no poder estudiar las mujeres tienen menos posibilidades de
participar en la vida política y pública y de defender sus derechos. Judith
sabe que sin la participación de las mujeres de su región no será posible
mejorar las condiciones de vida de su población: promover el liderazgo y la
participación política y pública de las mujeres
supone una estrategia indispensable para el desarrollo humano
sostenible. La educación es la herramienta que ayuda a combatir estas prácticas
discriminatorias, para que poco a poco algunas de estas mujeres, como Judith,
pueden asumir responsabilidades en sus comunidades, ser lideres o participar
activamente en la vida pública y política.
Volvemos a Madgoro. Las mujeres emprenden
camino de regreso a sus comunidades, y Judith también vuelve a su casa. Sabe
que muchas de estas mujeres chocarán con sus difíciles realidades al volver a
sus comunidades y quizás no todas puedan poner en práctica lo compartido en el
encuentro de estos días. Pero habrá algunas que lo consigan y que como ella,
puedan ejercer sus derechos, y ocupar espacios de participación en sus
comunidades. Que esto ocurra depende en gran parte de nuestra implicación con
la defensa de los derechos de las mujeres.
Canto: Solo con tu amor / Sigue habiendo
EVANGELIO Marcos
8, 34-38
Y llamando a la gente con los discípulos,
les dijo: “El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, tome su cruz y me
siga. Pues el que se empeñe en salvar su vida, la perderá y el que la pierda
por mí y por el Evangelio, la salvará.
¿De qué le sirve a uno ganar todo el mundo
si pierde su vida y se destruye a sí mismo?, ¿qué podría dar para rescatarse a
si mismo? Yo os aseguro que si alguno se avergüenza de mí y de mis palabras
ante esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará de
él cuando venga con la gloria de su Padre”.
Canto: Más que el oro
PETICIONES Y PADRENUESTRO
SALIDA
Señor, hazme un instrumento de Tu Paz. Bendice a todas las mujeres que
trabajan cada día para llevar la paz a su comunidad, a sus casas y en sus
corazones. Dales la fuerza para continuar cambiando las espadas en arados.
· Donde hay odio, que
lleve yo el Amor. Oramos por todas las mujeres
que sufren discriminación de género, la desigualdad y el prejuicio. Ayúdanos a
ver y enfrentar la discriminación contra la mujer en cualquiera de sus formas.
· Donde haya ofensa, lleve
yo el Perdón. Reconforta a todas las mujeres que
sufren el dolor de la guerra, la violencia y el abuso. Que ellas puedan llegar
a ser instrumentos de su propia reconciliación y pacificación.
· Donde haya discordia,
lleve yo la Unión. Perdona a todas las mujeres y
hombres que han dejado que las diferencias alimenten el odio y la
discriminación. Que el ejemplo de su respeto por toda la creación nos ayude a
ver que todos somos responsables de nuestro mundo.
· Donde haya error, que
lleve yo la Verdad. Reconforta a todas las
mujeres que luchan en las tinieblas del abuso, de la pobreza y de la soledad.
Que podamos traerlas a la luz, para reconocer su dolor y tratar de eliminar la
carga de vergüenza o incomodidad.
· Donde haya duda, que
lleve yo la Fe. Oramos por todas las mujeres que
viven con el temor de sus maridos, su hermano, su padre... y las fuerzas que
controlan sus vidas. Ayúdalas a ser capaces de ser ellas mismas gracias a tu
amor eterno y la fe.
· Donde haya
desesperación, que lleve yo la Esperanza. Oramos
por todas las mujeres que viven en la desesperación, la pobreza, la violencia,
la trata, la esclavitud y el abuso. Que la luz de tu amor les lleve la
esperanza.
· Donde haya tristeza, que
yo lleve la alegría. Ayúdanos a ver la fuerza y
la bondad en cada mujer y cada hombre. Transforma nuestros corazones para que
celebren el amor y la gracia en todas las personas. Que podamos ser bendecidas
con el coraje de Clara de Asís y tantas otras mujeres santas de nuestro tiempo,
para seguir nuestro propio camino de amor por Ti y por nuestros hermanos y
hermanas...
Terminamos con Francisco, diciendo “Te adoramos, señor Jesucristo”.