Oración Comunitaria 14/01/2016
ORACIÓN 14 ENERO 2016
ESCUELA DE ORACIÓN: un jueves más, al término de un largo día, seguro ajetreado y con multitud de tareas aún por hacer, buscamos un tiempo para encontrarnos en comunidad y orar juntos. En esta tarde, tenemos presentes a tantos hermanos que han tenido que abandonar sus hogares, su tierra, migrando a otros lugares en los que no son bien acogidos. Recordando la jornada mundial de las migraciones que celebra la iglesia el próximo domingo día 17 de enero. Es el espíritu quien nos enseña a orar, pone en nuestras manos y bocas la palabra de Dios. Dios es amor. Y el amor es comunicación, diálogo, palabra cercana y entrañable. Sabemos que Dios habla en la Escritura y la liturgia, en el periódico y en el hermano, en el tráfico de la ciudad y en el secreto del propio corazón. Por eso tenemos que colaborar con el espíritu aprendiendo con nuestro esfuerzo, su lenguaje.
Por ello, nos unimos a Francisco, testigo fiel de la palabra de Dios, y comenzamos juntos diciendo: o alto y glorioso Dios…
SALMO: 19, 7-14.
Él sale de un extremo del cielo,
su órbita llega hasta el otro extremo,
y no hay nada que escape a su calor.
La ley del Señor es perfecta,
reconforta el alma;
el testimonio del Señor es verdadero,
da sabiduría al simple.
Los preceptos del Señor son rectos,
alegran el corazón;
los mandamientos del Señor son claros,
iluminan los ojos.
La palabra del Señor es pura,
permanece para siempre;
los juicios del Señor son la verdad,
enteramente justos.
Son más atrayentes que el oro,
que el oro más fino;
más dulces que la miel,
más que el jugo del panal.
También a mí me instruyen:
observarlos es muy provechoso.
Pero ¿quién advierte sus propios errores?
Purifícame de las faltas ocultas.
Presérvame, además, del orgullo,
para que no me domine:
entonces seré irreprochable
y me veré libre de ese gran pecado.
NOTICIA Los obispos piden no
marginar a los inmigrantes que no son refugiados
El presidente
de la Comisión Episcopal de Migraciones y obispo de Albacete, monseñor Ciriaco
Benavente, pidió ante «la tragedia humanitaria» de las migraciones que «no se
deje al margen a todas las personas que llegan a Europa sin el estatuto de
refugiados».
«Existe una
actitud pasiva ante la situación de muchas personas que no son refugiados y
están en peor situación. Muchos inmigrantes se preguntan: ¿quién se ocupa de
nosotros?», aseguró el prelado, durante la presentación de la campaña para la
Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, que la Iglesia celebra el
próximo 17 de enero.
Desde el
inicio de la crisis de los refugiados, España ha acogido a apenas 28 personas de
las 17.000 previstas en un principio por la Unión Europa. «Me chirriaba que
inmediatamente después de que se conociera este drama, casi todos los
ayuntamientos se declararan lugares de acogida sin darse cuenta de que tienen
mucho más cerca asentamientos con personas de las que no se preocupan», se
lamentó monseñor Benavente.
Independientemente
del estatus jurídico de los inmigrantes, el obispo de Albacete pidió «pensar en
la dignidad de cada persona» y gestionar la diversidad cultural de «manera que
se convierta en fuente de paz y no de conflicto». «La Iglesia aboga por un
encuentro de culturas en el que se enriquezcan mutuamente», recordó el prelado,
quien abogó por «transmitir mensajes positivos sobre la inmigración y no de
peligro y amenaza».
EVANGELIO: Jn 4, 27-42.
En
ese momento llegaron sus discípulos y quedaron sorprendidos al verlo hablar con
una mujer. Sin embargo, ninguno le preguntó: "¿Qué quieres de ella?"
o "¿Por qué hablas con ella?"
La mujer, dejando allí su cántaro, corrió a la
ciudad y dijo a la gente:
"Vengan a ver a un hombre que me ha dicho
todo lo que hice. ¿No será el Mesías?"
Salieron entonces de la ciudad y fueron a su
encuentro.
Mientras tanto, los discípulos le insistían a
Jesús, diciendo: "Come, Maestro".
Pero él les dijo: "Yo tengo para comer un
alimento que ustedes no conocen".
Los discípulos se preguntaban entre sí:
"¿Alguien le habrá traído de comer?"
Jesús les respondió:
"Mi comida es hacer la voluntad de aquel que me envió y llevar a cabo su obra. Vosotros decís que aún faltan cuatro meses para la cosecha.
Pero yo os digo:
Levantad los ojos y mirad los campos: ya están madurando para la siega. Ya el segador recibe su salario y recoge el grano para la Vida eterna; así el que siembra y el que cosecha comparten una misma alegría.
Porque en
esto se cumple el proverbio: "Uno siembra y otro cosecha". Yo os envié a cosechar donde vosotros no habéis trabajado; otros han trabajado, y vosotros recogéis el fruto de sus
esfuerzos".
Muchos samaritanos de esa ciudad habían creído
en él por la palabra de la mujer, que atestiguaba: "Me ha dicho todo lo
que hice".
Por eso, cuando los samaritanos se acercaron a
Jesús, le rogaban que se quedara con ellos, y él permaneció allí dos días.
Muchos más creyeron en él, a causa de su
palabra.
Y decían a la mujer: "Ya no creemos por lo
que tú has dicho; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es
verdaderamente el Salvador del mundo".
SALIDA: ahora, una vez más, nos toca salir fuera, al encuentro de la vida en toda su extensión. Llevamos la fuerza que nos ha dado la palabra, juntos podemos hacer realidad, la presencia del reino de Dios aquí en la tierra.
Con Francisco acabamos cantando: Te adoramos